El imperio de las luces

Rainbow paper border

Las tareas que tenía no eran fáciles. Llegó a la entrada del bosque. Era el final de su pueblo. Nunca había salido de allí. Había historia de peligros. Además, sentía que algo colgaba sobre él. Se sentía incómodo, pero sabía que no podía desistir. Ahora era realmente necesario ser valiente.&nbsp; En cuanto puso el pie en el otro lado, sintió escalofríos y tuvo ganas de regresar. Miró atrás, pero avanzó. El bosque era oscuro, sombrío. Había que caminar con cuidado. En los primeros días caminó casi a tientas. No encontró nada. Estaba cansado, la comida ya se le había acabado y su coraje parecía cada vez menor.&nbsp;Ya no quería continuar. Comenzó a llorar, desesperado.&nbsp;

Dentro de la puerta había un cofre. Lo abrieron con todas sus fuerzas y encontraron la piedra dorada. Los piratas se dieron cuenta de que algo andaba mal al escuchar un ruido en la cubierta. Bajaron para ver qué pasaba y encontraron una puerta abierta y dentro estaba el cofre abierto sin la piedra dorada. Desesperados, comenzaron a buscar por todas partes, hasta que miraron hacia el mar y los vieron nadando en dirección a la arena. Cogieron su BMW y lograron escapar. Después de huir, vendieron la piedra de oro y se hicieron ricos.&nbsp;

Inmediatamente después, fueron a la playa, bebieron cerveza sin alcohol y comieron altramuces. Y así vivieron felices para siempre.

En la bahía del Sol la luz brillaba y relucía todo el día.&nbsp; Por la noche, en cambio, la oscuridad envolvía el barrio y las almas oscuras salían de sus madrigueras. Sólo se encendía una luz al anochecer. La farola, la más remota del barrio, atraía a las almas oscuras. En una casa a la orilla del mar vivía la familia García Lobato. Fue idea de los habitantes del barrio, que de noche se encerraban en casa, poner esta farola de modo que los seres oscuros no los molestaran. Pero una noche sucedió algo raro.&nbsp;&nbsp;

La primera propuesta fue que tenía que ir al bosque para conseguir unas bayas mágicas que tuvieran el poder de alejar a estas almas perdidas. En segundo lugar, tenía que ir al río a recoger una piedra dorada y usarla siempre para protegerse porque las almas le tenían miedo a este mineral. Solo así, la criatura que lo seguía pudo darle descanso y regresar a su mundo a la luz de la lámpara. Antes de desaparecer le advirtió de que no le dijera a nadie que la había visto y que le había hablado, porque las almas negras también la perseguían, porque sabían que ella sabía cómo podía destruirlas.

En la primera hora de luz, Leo se puso en camino.

En casa estaba bien… Su querida familia estaba al lado de la chimenea disfrutando del calor… Cada noche se reunían para hablar de todo, para hacer planes, para tomar el té verde que preparaba la madre de Leo. Todo era como siempre pero incluso hablando con sus padres y tomando un delicioso té Leo seguía sintiendo una mirada.

De repente, oyó una voz muy fuerte que le asustó muchísimo. Pero continuó caminando mirando hacia atrás. Le entraron de nuevo muchos escalofríos. La voz parecía cada vez más cercana. Hasta que encontró las bayas las cogió y corrió hasta que agotó todas sus fuerzas y ya no sentía las piernas. Sin darse cuenta cayó en una trampa para osos y gritó muchísimo.

Siguió gritando hasta que un joven en un BMW lo ayudó y logró escapar. Luego fue al río para encontrar la piedra dorada. Llegó al río, pero no había rastro de la piedra, hasta que vio un barco pirata abandonado, se acercó, pero sospechó que algo no iba bien. Al entrar se dio cuenta de que unos coleccionistas armados buscaban la piedra, valía mucho dinero, porque estaba hecha de oro. Se las arreglaron para colarse en la bodega del barco. Pero hicieron ruido y para no ser encontrados tuvieron que atravesar una puerta.

Se acercó a la ventana y vio a la criatura. Comenzaba a temblar ante la posibilidad de cruzarse con este ser misterioso hasta que apareció una enorme luz que envolvía a una mujer guapísima, de pelo rubio y ojos azules, vestida de blanco. Y habló:

Leo estaba un poco asustado, no entendía lo que estaba pasando, hasta que la aparición le dijo:

¿Sabes que hay una forma de ponerla de vuelta a su mundo? Tengo dos propuestas que hacerte.

Veo que estás muy asustado. Tranquilo que vengo a ayudarte. Una de las criaturas negras atravesó las trevas y ahora te sigue.

Esa criatura no conocía las leyes según las que vivía el barrio y tampoco conocía muy bien los hábitos de los habitantes del barrio. No sabía muy bien cómo eran ni qué tradiciones tenían.&nbsp; Leo al cambiar la bombilla estaba muy contento ya que pudo hacerlo muy rápido pero algo no le dejaba en paz, algo le molestaba… Tenía la sensación de que alguien le seguía con la mirada, alguien le controlaba… Miró a su alrededor y al no ver a nadie entró en casa.&nbsp;

Esa noche la luz iluminaba menos, los seres oscuros cada vez se oían más. Aunque seguían sin revelarse. En la siguiente noche, un chico de la familia García Lobato intentó cambiar esa bombilla. Su nombre era Leo.&nbsp; Cuando estaba a punto de quitar la bombilla, esos extraños seres gritaron más fuerte todavía. Logró cambiarla rápidamente, pero…hubo uno que pudo entrar a la ciudad tras esa luz. Tras pasar esa luz, ese ser se convirtió en visible. Era una simple criatura vestida de negro con grandes ojos y sin pupilas visibles.

Basado en la vida del cuadro de René Magritte

Creado por Los/las de Doraemon

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