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Las enseñanzas del anciano

Había una vez, en un barrio muy concurrido, un grupo de jóvenes rebeldes que se dedicaba al vandalismo y tenían reputación de ser chicos de mal vivir.
Constantemente eran reprendidos por los vecinos, pero nunca los escuchaban.
Ellos vivían en una casa abandonada que se encontraba contigua a la de un pobre anciano cuya vida era muy deplorable.
El grupo tenía la costumbre de fastidiar al anciano pintando su casa con grafiti y echando tierra a su acera.
Constantemente eran reprendidos por los vecinos, pero nunca los escuchaban.
Ellos vivían en una casa abandonada que se encontraba contigua a la de un pobre anciano cuya vida era muy deplorable.
El grupo tenía la costumbre de fastidiar al anciano pintando su casa con grafiti y echando tierra a su acera.
En una ocasión, el anciano, como todas las veces, barría su acera. Entonces, aquel conjunto de vándalos volvió a molestarlo como siempre echándole tierra y escombros para que no acabara jamás. Pero esta vez no era como las otras, pues el anciano se dirigió a los jóvenes, y con un tono amable, les advirtió:
-Vosotros que tanto perturbáis mi tranquilidad retrasando mi trabajo, os advierto que llegará el día en el que alguien los estorbe igual que ustedes a mí.
Los jóvenes, lejos de escucharlo, se burlaron del anciano y se fueron a su guarida.
-Vosotros que tanto perturbáis mi tranquilidad retrasando mi trabajo, os advierto que llegará el día en el que alguien los estorbe igual que ustedes a mí.
Los jóvenes, lejos de escucharlo, se burlaron del anciano y se fueron a su guarida.
De repente, un miembro de la banda escuchó rumores sobre otra pandilla que provocaba terror en las calles. Tiempo después los dos grupos se encontraron y mostraron mutua rivalidad. No sorprendía a nadie que ambas se enfrentaran entre sí en repetidas ocasiones, perdiendo en todo el escuadrón principal por la experiencia de pelea del otro grupo.
Sin embargo, hubo una contienda en especial, en la cual la primera pandilla resultó muy herida, y tuvieron que huir de la segunda banda. Pasaron por la casa del anciano, el cual observó la situación y les ofreció acogimiento. Ellos al principio se negaron, pero al ver cómo el segundo equipo estaba tras sus pies tuvieron que aceptar.
Sin embargo, hubo una contienda en especial, en la cual la primera pandilla resultó muy herida, y tuvieron que huir de la segunda banda. Pasaron por la casa del anciano, el cual observó la situación y les ofreció acogimiento. Ellos al principio se negaron, pero al ver cómo el segundo equipo estaba tras sus pies tuvieron que aceptar.
Los muchachos estaban asustados, querían agradecerle al anciano, pero su ego no se los permitía. El anciano notó que los jóvenes estaban aterrorizados, a lo que les dijo:
-Yo os advertí que este día llegaría, pues el karma existe y ajusticia a las personas de malas acciones.
Entonces, ellos, avergonzados, reflexionaron y se dieron cuenta de sus malas acciones y el líder de la banda se acercó al anciano y le dijo:
-Señor, creo que habló por todos al decir que lo sentimos mucho y estamos muy arrepentidos de nuestro mal accionar.
A lo que el anciano respondió:
-Vosotros sois muy jóvenes y a veces realizan acciones inconscientemente, sin embargo, todos tienen una oportunidad para redimirse.
-Yo os advertí que este día llegaría, pues el karma existe y ajusticia a las personas de malas acciones.
Entonces, ellos, avergonzados, reflexionaron y se dieron cuenta de sus malas acciones y el líder de la banda se acercó al anciano y le dijo:
-Señor, creo que habló por todos al decir que lo sentimos mucho y estamos muy arrepentidos de nuestro mal accionar.
A lo que el anciano respondió:
-Vosotros sois muy jóvenes y a veces realizan acciones inconscientemente, sin embargo, todos tienen una oportunidad para redimirse.
Después de esto, a los jóvenes se les ocurrió una idea para poder hacer una buena acción...
A la mañana siguiente, en compañía del anciano, fueron a hablar con la policía y les explicaron la situación. Los policías se pusieron a buscar a la segunda cuadrilla y, con ayuda del grupo de jóvenes, los encontraron y los capturaron.
Desde ese momento los jóvenes aprendieron que todas sus acciones tenían consecuencias, dejaron de lado sus malos hábitos y aprendieron el valor de la generosidad, la bondad y la amabilidad.
Finalmente, se transformaron en un grupo de amigos que ayudaban a los necesitados, y lograron entablar una amistad con el anciano.
A la mañana siguiente, en compañía del anciano, fueron a hablar con la policía y les explicaron la situación. Los policías se pusieron a buscar a la segunda cuadrilla y, con ayuda del grupo de jóvenes, los encontraron y los capturaron.
Desde ese momento los jóvenes aprendieron que todas sus acciones tenían consecuencias, dejaron de lado sus malos hábitos y aprendieron el valor de la generosidad, la bondad y la amabilidad.
Finalmente, se transformaron en un grupo de amigos que ayudaban a los necesitados, y lograron entablar una amistad con el anciano.