ESCRIBAS DE LA HISTORIA 6º B

Grey polka dot border

Integrantes: Victoria Capello, Julia Malatesta, Freya Gelhorn, Catalina Faulín y Renata Manzioni. Lema: Si necesitas tiempo para pensar, tómatelo antes de cometer un error.

En el momento del sacrificio se levantó una ola de treinta metros que azotó a la ciudad con rencor y el pez se fue. Cuando Admes llegó a la polis, todos lloraron la muerte de los tripulantes, en especial la de Alejandro, el cual había dado su vida, por su pueblo.

Un hechizo de mar - Dante Gabriel Rossetti (1877)

Ayer he visto a mi futura esposa con otro, no sé cómo se llama pero sé que no es tan fabuloso como yo. Supongo que es el que me contaron anteriormente. Me acerqué a un arbusto cerca de ellos para escuchar lo que decían. ¡Estaban hablando de mí! Mi futura esposa llamó “DYMAS” a la persona que estaba con ella, pero prefiero decirle “Rufián”. El hombre le dijo a Altaír, que si no quería casarse conmigo, se lo dijera a Lykaios y ella respondió:&nbsp; - No. Si se lo digo, empezará la guerra.&nbsp; Cuando escuché eso fui corriendo directamente hacia mi padre, a contarle lo sucedido. El rey Cálix apenas lo escuchó quedó con cara de asombro. Después de que se recuperó&nbsp;de ese momento tan horripilante, fue directo a decirle a su mensajero, que le mandara una carta al rey Lykaios y me dijo que yo la escribiera. La carta que escribí decía:&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Querido Lykaios: Hoy vi a su hija con un tal Dymas. Me pareció una horrible traición a su futuro esposo, estoy muy asombrado por su acción. Si usted decide traicionarme, tendrá un gran castigo. Anker &nbsp;&nbsp;&nbsp;

Hace dos días que envié la carta a Lykaios y, por ahora, no me ha contestado. Pero las palomas tardan mucho. Espero que en un futuro haya otra forma de mandar las cartas.&nbsp; Ya pasó una semana y todavía no me llegó nada. Fui a caminar un rato por el pueblo a ver si estaba todo bien, ya que como futuro rey tengo que saber lo que pasa por ahí. &nbsp;Cuando volví a casa, llegó una paloma del rey Lykaios, diciendo: Querido Anker: Lamento que mi hija haya sido tan cruel e irrespetuosa contigo, mandé a mis soldados para que&nbsp;vayan a las polis a buscar a ese tal Dymas y ahora entiendo por qué mi hija no apareció por dos días, ya que&nbsp;iba&nbsp;a buscar a esa repugnante persona, a la cual parecía que mi hija le tenía afecto. Nuevamente siento mucho lo incordial que ha sido.&nbsp; Nos veremos en otra ocasión.&nbsp; Saludo. Lykaios

Katsarida fue un monstruo que estuvo encerrado en una fosa, por cien años, en la antigua Grecia. Su nombre significa "cucaracha", en griego, y se llama así por su capacidad para atraer a todas las cucarachas que había a su alrededor. Claro, si él no quería que aparecieran, no lo hacían. Cuenta un mito, que él trabajaba para el imperio griego, era uno de los pocos seres monstruosos que ayudaba a los humanos. Un día, fueron a atacar a Esparta. Katsarida tenía miedo debido al salvajismo de los espartanos y le preguntó a uno de los líderes de guerra del ejército de su polis, si creía que él estaba preparado para enfrentar su temor. Entonces el líder le dijo: - Cuando tengas miedo, las cucarachas te ayudarán, recuerda que tienes el poder sobre ellas. El gran monstruo de casi tres metros de altura, con grandes músculos y alas de cucaracha, estaba tan seguro de que sobreviviría que dio el primer grito de guerra.

Apenas comencé a ser rey, mi objetivo fue hacer felìz a mi abuelo conquistando y tomando todo el territorio de cada polis.&nbsp; Mi primera meta fue secuestrar a la reina de Jenópolis, para casarme con ella y convertirme en el rey,&nbsp;también de ese lugar, para dominar una segunda polis.&nbsp;Con este plan podríamos dominar otras polis más fácilmente. Todo comenzó un domingo, cuando planeamos el secuestro. Convocamos a nuestros mejores soldados, todos tenían hambre de victoria y muchos se ofrecieron. Nuestro comandante era un gran guerrero, tenía mucha valentía y dirigía muy bien a los jóvenes. Pronto estuvieron listos para entrar al castillo.&nbsp; El lunes, por la noche fuimos montados a caballo. Fue una noche muy fría pero, en la madrugada del martes, llegamos al castillo de Jenópolis. Era un palacio enorme, dominante y llamativo. Había dos soldados cubriendo la entrada pero a esas horas ya estaban dormidos y entramos sin mucho problema. Pero, dentro del castillo, nos vieron y empezó la pelea. Duró unas cinco horas. Fue una batalla dura, espada contra espada, armadura contra armadura.&nbsp;Al fin y al cabo, vi un pasillo abierto, entré y me llevó a un pasadizo secreto que me dirigía adonde estaba la reina.&nbsp;Tuve que pelear con los guardias y los derroté.&nbsp;

Después forcejeé con la reina para que viniera conmigo y lo logré. Más tarde, mis hombres y yo&nbsp;fingimos la retirada para&nbsp;llevarnos a la reina y fue todo un éxito.&nbsp;Logramos conducirla a nuestro castillo en Lykápolis. Luego de eso, la obligué a casarse conmigo.&nbsp; Un sábado se llevó a cabo la boda del siglo. Fue un éxito, había un pastel gigante y le di a la reina un enorme ramo de flores. Eran exóticas y solo podían encontrarse en una isla desierta.&nbsp; Había una alfombra que nos llevaba adonde estaba el sacerdote para darle el beso a la novia.&nbsp;Mientras el religioso hablaba, miré alrededor: había sillas lujosas, comida perfecta, mucha gente importante. Todos nos felicitaban.&nbsp; Nos fuimos de viaje a otra polis. En realidad, era para conquistarla pero no lo logramos, ella nunca se dio cuenta. Yo estaba profundamente enamorado de la reina Aglaia. Esperaba que aquella diosa que me salvó la vida, en la batalla de Pilos, me guiara hasta su corazón. Sin embargo, empecé a percibir como si alguien me estuviera observando y, al mismo tiempo, comencé a sentir celos de un esclavo con quien mi esposa pasaba cada vez más tiempo. Yo creía que me estaban dirigiendo a algo en concreto, como una trampa, y, durante las noches,&nbsp; tenía pesadillas y no sabía qué hacer.&nbsp;

Me quedé impactado después de su carta, ¡no puedo creer lo que hizo! De ninguna manera me casaré con ella ya que me dejó muy herido y nunca olvidaré lo sucedido. Le conté a mi padre&nbsp;y me comentó que está de acuerdo. Entonces decidimos mandar otra carta diciendo que ya no quería casarme con Altaír. Pero Cálix no cumplió con mis deseos y escribió otra cosa: Querido Lykaios: Me interesaria saber por qué su hija rompió por completo nuestro acuerdo. Igualmente concuerdo contigo en que no podemos romper nuestra promesa. Tendrán que casarse igual, quieran o no. Espero tu respuesta.&nbsp; Cálix.&nbsp; Aunque no estoy conforme con lo que ha hecho mi padre, no puedo oponerme a su promesa. Así es que nos vamos a tener que casar. Unos meses después llegó el día y sería mentira decir que me sentía emocionado, pero ya no había vuelta atrás. Lo que sí es verdad es que estaba muy contento por el reino que iba a tener.

Cuando llegaron todos, empecé a sentirme nervioso ya que no conocía a la mayoría de las personas y no quería estar ahí. En el altar comencé a sentirme bastante emocionado, porque en poco tiempo iba a tener mis tres reinados: uno, de mi padre; el otro, de Lykaios y el otro, de Aglaia. Después de un rato llegó el tiempo de que Altaír llegara al altar. Todos los invitados empezaron a sentarse cada uno en sus asientos asignados. ¡Ya era el momento de que Altaír apareciera! ¡Estaba tardando bastante! En un momento alguien llegó&nbsp; corriendo y&nbsp; gritó: - ¡Alt... Alt... Altair se escapó!&nbsp;

Iba viendo cómo cada uno de mis retenes iba muriendo. De la nada me inundó el pánico… Mis guardias habían caído. Salí corriendo hacia el sótano cuando alguien me agarró la muñeca y me pegó en la cabeza. Eso es lo único que recuerdo de ese día.&nbsp; Luego de cinco años de mi secuestro, tuve una hija llamada Altaír. La amé desde el momento en que la vi, me pareció la niña más hermosa del mundo. Apenas cumplió un año le dije que jamás escuchara lo que su padre le dijera de mí. A sus trece, debía decidir con quién iba a desposarse. Nosotros, los padres de Altaír y los padres de Anker,&nbsp;decidimos que mi hija debería casarse con su hijo. Anker era un niño débil y cobarde. Nunca creí&nbsp;que tuviera lo suficiente para resguardarla. El día anterior al enlace de Altaír, ella me confesó que, en realidad, le gustaba Dymas.&nbsp; Me dijo que estaban viviendo un romance. Yo estaba estupefacta, claro que sabía que me estaba ocultando algo, pero no&nbsp; imaginé que fuera semejante cosa. Así que decidí poner a mi hija en marcha, no iba a dejar que fuera infeliz como yo lo fui toda mi vida. Partió al anochecer sin que nadie la viera, “Espero que no le suceda nada”, recuerdo que pensé esa noche.

El esclavo Dysthe es un hombre muy inteligente. Es una de las personas más importantes para mí porque fue él, quien&nbsp;me ayudó a aquerenciarme con el nuevo castillo y a mi rastrero marido, el rey Lykaios. Dysthe fue quien me enseñó que todas las personas merecen segundas oportunidades, aunque no lo creo. Al menos mi esposo, no. Hace un tiempo le conté al esclavo mi plan para deshacerme de mi cónyuge y así poder volver a ser reina. Cedió al plan,&nbsp;sin siquiera pensarlo...

Autores: Matías Gartenhaus, Freya Gelhorn, Julieta Sierra, Benjamín Luque, Federico Schwarz y Federico Hanono.

Hace mucho tiempo, en Grecia, Dymas se comprometió con Altaír. Luego tuvieron que escapar de Lykápolis debido a que su amor era clandestino.&nbsp; &nbsp;Dymas soñaba con explorar el mundo pero Altair no quería ya que sabía que estaba repleto de&nbsp;peligros y tenía miedo. Entonces ella le prohibió la salida al mundo exterior, debido a eso, Dymas decidió huir.&nbsp; Una noche, la luna que brillaba con el poder de los dioses,&nbsp;le dio la señal a Dymas de disiparse en las tinieblas y desaparecer. Con el resplandor del sol Altaír lo buscó como si fuese su joya más preciada, por todo el reino, pero lo dio por perdido.&nbsp;&nbsp; En su camino para descubrir el mundo y dejar atrás todo lo conocido Dymas se encontró con cosas muy extrañas, entre ellas,&nbsp;una cueva. Al comprender que esta estaba inhabitada decidió instalarse ahí hasta el ocaso.&nbsp;

A la mañana siguiente salió a explorar&nbsp;el bosque y&nbsp;se adentró en él. Horas más tarde vio una sombra, pero pensó que sería un animal que habitaba allí... &nbsp;En su camino de vuelta a la caverna, se encontró con un humano que tenía un&nbsp;hambre de león, entonces Dymas le cedió&nbsp;los frutos que él había recogido. Con el tiempo se hicieron amigos. Él y Cosmo salían todos los días a recoger comida para sobrevivir y, cuando tenían ganas de acción, realizaban una competencia de caza. Esta consistía en ir por caminos distintos y el primero que llegara con más alimento ganaba. Su amigo era el primero casi siempre.&nbsp;Esto&nbsp;mismo se había convertido en su rutina. Más que una competencia era un juego.&nbsp; Pero un día, mientras estaba en busca de su presa, Dymas se topó con un dragón rojo como un rubí y ardiente como el fuego. El héroe no tenía idea de lo que le iba a deparar el destino. Lo primero que se le ocurrió fue buscar a Cosmo y avisarle del peligro&nbsp;que corrían. Pero no lo encontró por ninguna parte.&nbsp; Con tal de defenderse&nbsp;Dymas enfrentó al dragón.

Cuando le contaron a Zeus todo lo ocurrido, él les explicó que los monstruos que habían encontrado eran muy comunes por su zona y que, si en algún momento sentían algún temblor en el piso, eran ellos causando un terremoto…&nbsp;

Había una vez un hombre común y corriente, llamado Atilio, que vivía en un pueblo de la antigua Grecia, muy poco poblado. Atilio tenía una manía muy extraña que consistía en no poder quedarse solo. Su obsesión causó molestias entre los vecinos ya que todos los días tocaba las puertas de&nbsp;la vecindad en busca de compañía y esto, a los pueblerinos, los fastidiaba un montón debido a que se estaban ocupando de su propia familia y de sus trabajos.&nbsp; Los vecinos preocupados se reunieron en asambleas para encontrar una solución a la soledad de Atilio.&nbsp; Dymas, el héroe griego, se enteró de estos actos y decidió pedirle consejo a Zeus. El dios del Olimpo le contó a Dymas que existía un ser celestial en el Monte Negro custodiado por un dragón de cuatro cabezas. El rumor corrió de boca en boca, cual antorcha de maratón, hasta los oídos del rey Lykaios.

Por Renata Manzioni Iglesias

Mi ser mitológico se llama “Shpurccko”. &nbsp;Su cuerpo era&nbsp;musculoso, grande, con pelo&nbsp;castaño. Estaba muy despeinado. Su&nbsp;color de ojos era castaño, tenía un tatuajes y, usualmente, vestía con un enterito de cuero que era como una cruz y con unos pantalones.&nbsp; &nbsp;Él solía vivir en un pueblo de Grecia llamado Calcata. &nbsp;Era el dios del zodíaco, con apariencia de hombre, de ser serpentino y de mamífero con cuernos. Fue abandonado por su padre a los quince años. Esto lo hizo sufrir mucho, sin embargo él&nbsp;no se paralizó y siguió para adelante. Lo crió su madre. Cinco años después de la muerte de su padre murió su madre. Esto lo impactó mucho, porque&nbsp;nunca imaginó que podía perder a su mamá.

La frase que su madre decía era: “ Hijo mío, sigue siempre adelante y nunca te rindas”. La angustia que le generó esta pérdida lo hizo conectarse con los planetas y ser el profundo pensador del cosmos.

Cuando ya estaba a escasos centímetros de distancia lograron distinguir que no solo era una criatura, sino que también tenía a alguien en el lomo. Aquella especie de animal tenía unas alas abiertas que podían alcanzar fácilmente los dos metros, además de tener un pico y unas garras parecidas a las de un halcón, poseía una cola y una melena de león y, por último, un cuerpo y una cabeza semejantes a las de un tigre.

A los niños les resultaba muy rara aquella imagen debido a que el muchacho que montaba espécimen tenía una mirada que no denotaba ni preocupación ni miedo sino tan solo diversión, mientras que&nbsp;ellos no podían estar más perturbados. Sin embargo al cabo de unos segundos el festivo, (si no les gusta podemos poner también alegre, encantador, jovial, regocijado, grato, agradable, entretenido, animado o movido) semblante del joven cambió a una mirada más seria. Parecía que estaba examinando a los niños para ver si estos merecían ser rescatados, como si en sus miradas encontrara algún indicio de algo sospechoso o malévolo por el cual merecieran caer. Mientras tanto los temblores seguían, si decidía no auxiliarlos, en un minuto serían papilla en el piso, a miles de millones de kilómetros de distancia.&nbsp; Por fin, para alivio de&nbsp;los chicos, hizo un vago movimiento para indicarles a ellos que se subieran en el bicho en el que él montaba. Pero a medida que iban acercándose su expresión volvió a cambiar, esta vez era como si acabara de comprender algo. Los jovencitos estaban casi cara a cara con aquella hermosa y al mismo tiempo atemorizante bestia, cuando de la nada aparecieron tres criaturas iguales a la primera. Tuvieron que echarse hacia atrás tan bruscamente que uno de los tres chicos cayó en caída libre, gritando y tambaleándose.

Eso hizo interrumpir mi modelaje a unas doncellas del pueblo. Todos los soldados de mi polis, empezaron a atacar, pero yo me quedé inmóvil. Mis amigos fueron para apoyarlos. En ese momento aproveché para salir y esconderme detrás de una fuente de agua.&nbsp; Cuando me case con la princesa Altaír, lo primero que voy a hacer es vender a ese tal Dysthe, el esclavo, que es raro y me cae mal. La verdad no sé qué tiene. ¡Se cree superior a mí! ¿Lo pueden creer? Yo, la verdad que no. ¿Cómo se atreve a tratarme así? Les voy a contar un poco más de él así no se pierden. Yo sospecho que Dysthe está enamorado de Altaír. Ese sinvergüenza, se cree que no me doy cuenta.&nbsp;Se acerca demasiado a mi futura esposa, aunque ella no le preste atención. ¡Es una falta de respeto hacia mi persona, que coquetee con ella enfrente mío! No es que me importe Altaír pero yo tengo un reino, mejor dicho, mi padre tiene un reino, y él es un esclavo. Lo odio porque es como si él&nbsp;conociera mis intenciones y pudiera leer mi mente. ¿Sabrá que soy un cobarde? ¿Que no voy a las batallas?&nbsp;

Desde hace un tiempo noté cierto afecto de mi futura esposa hacia un tal guerrero, dicen que es más guapo que yo pero… eso no lo creo, es imposible, yo soy el más bello de esta Tierra, no hay más sincero, perfecto y hermoso que yo. ¡Con razón el padre de Altaír me escogió para que me case con su hija, ya lo entiendo todo! Es, porque soy el más famoso y fabuloso de todo Ántex.&nbsp; Mis amigos dicen que tengo la autoestima por los cielos y puede ser cierto, pero ellos solo son envidiosos por no ser como yo. Son celosos por causa de mi belleza natural y porque soy príncipe y voy a tener el poder del reino, en un futuro no tan lejano. En cambio, esos inútiles hediondos no lo tendrán jamás.&nbsp;

Tampoco puedo tomar decisiones importantes, como las que toma mi padre que, a veces, me parecen muy injustas como, por ejemplo, que deje que el reino compre gente, esclavos, y los trate como animales, como si no tuvieran sentimientos. Mi padre era un gran guerrero, por lo que tenía mucha autoridad, aunque casi fue vencido por un pueblo griego. Él obligó a mi madre a casarse con él y la raptó para ser el rey de la ciudad vecina de Jenópolis. Mi madre era la princesa de esa polis hasta que su padre murió y se convirtió en la reina. Poco después fue secuestrada por mi padre y entonces&nbsp;también fue la monarca de Lykápolis. Mi mamá me contó que, desde que llegó al castillo, estuvo planeando su fuga para cuando yo tuviera la edad suficiente. Me dijo que un día escaparíamos con Dysthe, para que yo pudiera casarme con Dymas . &nbsp;Eso me alegró mucho, ya que yo nunca me sentí cómoda con mi padre, porque jamás me deja hacer lo que quiero. Yo estando enamorada de Dymas, no quiero casarme con&nbsp;Anker, quien no está interesado en mí, solo quiere las tierras de mi padre y sus ejércitos. Además no se comporta de buena manera con nuestro esclavo llamado Dysthe que es muy educado y es muy importante para mi familia.

Está con nosotros desde que yo soy muy pequeña.&nbsp; Él para mí es como un medio hermano o como un mejor amigo.&nbsp; No sé qué haría si él se fuera.&nbsp; El día anterior a mi boda con Anker, después de mucho pensarlo y, cuando faltaban quince minutos para la medianoche,&nbsp; decidí escapar. Primero confirmé que no hubiera nadie despierto, luego tomé un caballo en el establo y me marché. Atravesé los límites del reino y, por fin, llegué a la&nbsp; polis de Dymas.&nbsp;

Tercera misión: Escribir mitos "griegos".

Narciso - Michelangelo Merisi da Caravaggio&nbsp;

Allí descubrió a un hombre que le enseñó todo sobre un dragón inmortal que solo un ser humano digno, en algún momento, podría cruzarse si estaba en su destino. En ese momento, su vida cambiaría por completo: se convertiría en άνθρωπος δράκος (dragón humano)

Por Agustina Vázquez y Sofía Minck

Es una serpiente (Basilisco) con cara de Lord Voldemort, alas de dragón, orejas de duende (Dobby), manos de araña gigante (Aragog).

Aclaración del autor: El nombre lo busqué en un&nbsp;diccionario de español a griego pero lo inventé yo.

Puede escuchar a su presa a cinco kilómetros de distancia. Puede volar más rápido que un águila. Con su “nariz” lanza un veneno que te puede matar en menos de media hora. Puede avanzar dos kilómetros por hora con su cuerpo de serpiente. Si te mira a los ojos te convierte en piedra. Si te sonríe, despide un olor venenoso que te convierte en uno más de su ejército de esclavos.

Autobiografía del rey Lykaios

Autores: Lisandro Jailián, Facundo García Greco, Nicolás Escofet, Nicolás Botana, Lucas Yankelevich Bloch y Matías Gartenhaus.

Comentario de los escribas: El rey Lykaios era muy ambicioso, lo único que quería era más territorio y riquezas. Tenía muchos amigos pero, a la vez, muchos enemigos. Eso no lo favorecía. Desde muy pequeño le enseñaron a luchar, por lo tanto, era un gran guerrero.&nbsp;&nbsp;

Yo, el rey Lykaios, peleé en muchas batallas pero ninguna fue tan imponente como la batalla de Pilos. Cualquiera de los dos bandos&nbsp;podía llevarse la victoria. Estuve al borde de la muerte, pero repentinamente un dios me salvó. Estaba rodeado de espartanos cuando, la figura de una mujer descendió del cielo y cubrió de niebla el campo de batalla. Así logré escapar. Tristemente estas fueron las consecuencias de la batalla: cuatro mil muertos y diez mil heridos. Yo siempre fui muy ambicioso porque mi abuelo me motivaba a serlo. Él decía que Lykápolis tenía que ser la polis más fuerte de todas y para eso debía gobernar todo el mundo. No iba a ser una tarea fácil pero pensaba seguir el legado de mi abuelo. Todo empezó cuando mi papá, el&nbsp;antiguo rey de Lykápolis, murió. Yo era el hermano menor de tres, eso significaba que el trono le pertenecía a mi hermano mayor.&nbsp; Una noche antes de que el heredero al trono se convirtiera en el legítimo monarca, durante el funeral&nbsp;de mi&nbsp;padre, vi&nbsp;mi oportunidad: cuando lo observé distraído eché una gota de veneno en su copa y a mi otro hermano lo maté con una puñalada en la espalda, mientras lloraba por la muerte de mi padre. Hasta el día&nbsp;de hoy nadie sabe cómo murieron.

Durante el trayecto me golpearon y, por esa razón, estuve inconsciente hasta que logramos alcanzar nuestro destino. Cuando llegué al mercado de Jenopolis, me sentí triste por cómo veía a mi papá. En los años que estuve allí la pasé muy mal. Vi a mi padre morir , a mis amigos sufrir y tuve que comer a base de basura. Un día, me di cuenta de que el consejero del rey me estaba observando. No sé por qué le llamé la atención ya que yo no era fuerte y por eso nadie me valoraba, era de bajo precio. Según lo que&nbsp;pienso,&nbsp;fui un obsequio para el rey ya que me regalaron. Si la vida en el barco era calamitosa, en el palacio era paupérrima: nos obligaban a hacer cosas horribles como limpiar el trono.

Yo tuve la suerte de ser uno de los favoritos del rey debido a mi alto intelecto. Los otros no tuvieron la misma suerte y eran azotados a cada momento y hasta parecía que los guardias lo disfrutaban por la cantidad de veces que lo hacían . Sinceramente me sentía mal por las condiciones inhumanas que teníamos, iguales para todos los que estábamos allí. Pero había una cosa que me hacía sentir, por lo menos, un poco mejor: que la gente dijera que yo era importante para&nbsp;el rey. Como yo soy una persona que se da cuenta de las cosas ,&nbsp;observé que la reina Aglaia&nbsp;no estaba muy feliz con el monarca. ¿La razón? Ella estaba secuestrada. A nadie le gusta eso. Por esta razón nos empezamos a encontrar a escondidas para idear un plan, un plan de un asesinato. El del rey. Esta idea me la había explicado ella y realmente me estaba empezando a interesar. Además,&nbsp;me había&nbsp;dicho que tenía que ser durante la fiesta en la que solo las mujeres podían estar. Era un muy buen proyecto que consistía en un envenenamiento a escondidas, el cual salió a la perfección dándole a la reina el poder absoluto del trono. Desde que la reina Aglaia ascendió al poder, viví los días más felices de mi vida: era casi como una hermana para mí, ya no era un esclavo, era casi un rey.

La lucha se desarrolló a orillas del mar, en el que había muchos caracoles y peces pero Dymas notó que algo no estaba bien ya que él estaba luchando con todas sus fuerzas y el dragón parecía que no podía lastimarlo. El héroe creía que el comportamiento de la criatura iba a ser&nbsp;distinta, mucho más violenta. Mientras tanto, Poseidón los estaba observando pues el combate se estaba acercando a Atlantis, su hogar. El dios quiso proteger a su pueblo, de intrusos, así que creó una ola para cambiar el rumbo de la batalla.&nbsp; Era una monstruosidad, una imponente ola, capaz de derribar a cientos de personas y ciudades. El dragón se dio cuenta de que no había esperanza de vivir, por eso, sintió el deber de salvar a Dymas.

Fue, en ese momento, cuando extendió sus poderosas alas y, sujetándolo con sus garras, lo llevó hacia el Olimpo. Zeus, enfurecido porque el dragón lo había desafiado llevando a Dymas a sus dominios, lanzó un rayo que derribó a la bestia. Atenea corrió a salvar a su hijo y lo separó de la bestia. Mientras iba cayendo hacia el mar, el dragón se transformó en un humano. Fue entonces cuando Dymas se dio cuenta de que era Cosmo y observó, extrañado, su cuerpo: los pies tenían escamas, la columna, una cresta y partes del tronco estaban ligeramente enrojecidas como las del dragón. Comprendió que la criatura con la que había estado luchando era su amigo Cosmo, que se había sacrificado para salvarlo. El pueblo griego supo que, esa majestuosa ola, era el primer tsunami de la Tierra.

ESCRIBAS DE LA HISTORIA

Arte: Reconocer en las pinturas de Ingrés y Caravaggio, la simbología de los mitos leídos. ESI: El rol de la mujer en la Antigua Grecia. Mitos griegos leídos: Perseo y las gorgonas Ulises y las sirenas El concurso de tejido (Aracne) Las cuatro tareas (Psique y Eros) Narciso y Eco Edipo y la esfinge

Psique abriendo la caja de oro (1903) - John William Waterhouse

La deidad la observaba y despreciaba, la mujer arruinaba las vibras hermosas que había en el bosque. Algún día cumpliría su misión, la que le había prometido a su madre, eliminar a todas las personas que trajeran tristeza a la preciosa vida que le brindaban&nbsp;los dioses a cada individuo. La próxima primavera lo haría. Pasó un año más y Eufrósine esperó en el bosque, ahí estaba Clementa.&nbsp; - Hola - dijo - ¡Qué hermoso prado lleno de brotes!&nbsp; La receptora del mensaje no dijo palabra, ni tenía la intención. Se estaba largando, cuando la deidad habló:&nbsp; - Espera. Y ahí fue cuando el cuerpo de Clementa se convirtió simplemente en un insecto desconocido…. No lo identificó. Solo observó sus alas, tan pequeñas... - Eres una libélula. Solo sales cuando las nubes están a punto de llorar, cuando todos están dentro de sus casas. Así no contagiarás tu horripilante tristeza a nadie. Dicen, que todas las personas que traían tristeza a la vida, jamás fueron vistas de nuevo.

Estudiando, estudiando y conectándose con su dolor, se dio cuenta de que, cuando su papá desapareció y murió y cuando su mamá también falleció, los planetas estaban&nbsp;en la misma fórmula zodiacal.&nbsp; &nbsp;Él creó los nombres de los signos Géminis, Escorpio, Cáncer, etc. &nbsp;Siempre llevaba&nbsp;un hacha con los signos zodiacales para proteger a los planetas que habitan en nuestro universo. Entendió que aunque sus padres no estén con él, viven en el cosmos, por toda la eternidad, junto en su corazón. Hay que “seguir siempre para adelante”.

De día, Achaikos es un hombre normal pero de noche se convierte en un dragón. Pero no en cualquiera sino en "el rey dragón". La transformación dura más o menos una milésima de segundo. Es decir que, en menos de un abrir y cerrar de ojos, pasa de ser un hombre común al más grande y feroz dragón. Cuando se convierte, tiene una irrompible piel color roja y los dientes más fuertes jamás vistos. Unos ojos amarillos que si los mirás, te queman. Puede lanzar cualquier tipo de materia y en cualquier estado.&nbsp; Esta es la historia de cómo se convirtió en dragón: Achaikos nació en Grecia pero, a los treinta y ocho años, se fue a un alejado lugar.

Diseño de tapa: Roy Plessen, Facundo García Greco, Nicolás Escofet, Serena Rendelstein, Carola Szuldman

Autobiografía de la reina Aglaia

Autoras: Victoria Capello, Julia Malatesta, Freya Gelhorn, Catalina Faulín y Renata Manzioni Iglesias.

Mi padre era rey. Me dijo que no le había gustado tenerme, que todos esperaban&nbsp;un varón. Nunca había sido lo que se dice afable. Constantemente me hizo desvalorizarme, me hacía sentir como si no fuese nada, simplemente una mujer, como decía él. No sé por qué lo admiraba, creo que únicamente porque me había criado. Respecto de mi madre, nunca la conocí. Mi papá me dijo que ella era la mujer más preciosa del mundo y que yo no había salido a ella, no era una líder nata. Cuando mi padre falleció, tomé el trono, me convertí en reina. Todos estaban muy tristes, pensaban que yo, por ser mujer, no podría gobernar tan bien como él. Me sentía menospreciada. En unos años, todos verían que merecía ocupar ese puesto.

Era un martes a la mañana, cuando me desperté porque sentía mucho alboroto. Miré por la ventana y lo vi. Era el rey Lykaios,&nbsp; lo recordaba, me había estado observando los últimos meses. Un guardia me tomó por sorpresa diciéndome que estaba intentando entrar al castillo. Estaba pasmada. Claro, ya entendía por qué me había estado observando… 

A través de este proyecto, los chicos de Sexto Grado se adentraron en la mitología griega. Leyeron muchas historias, investigaron acerca de los principales dioses, conocieron las aventuras de héroes como Odiseo o Perseo, "viajaron en el tiempo, a una polis", para ayudar a personajes del año 10.000 a.C a escribir sus autobiografías. Crearon nuevos seres mitológicos, analizaron el rol de la mujer en la Antigua Grecia y elaboraron originales mitos en los que aplicaron los conceptos de escritura trabajados hasta la fecha y las características que transforman una narración en un mito, en este caso, "griego". ¡Ojalá disfruten de la lectura de este libro virtual tanto como nosotros nos deleitamos con su producción! Nora Anllo

Autores: Victoria Capello, Catalina Faulín, Lucas Yankelevich Bloch, Simón Föhrig, Lisandro Jailián y Nicolás Botana.

Clementa era una joven muy triste, siempre rondaba por todos lados dejando un poco de su tristeza en todos los sitios por los que pasaba. Ella percibía que la gente se estaba cansando, pero la razón de su depresión se debía a una pérdida: la de sus hijos, un hecho que destruiría a cualquier madre. Apenas se enteraron, todos se sintieron muy apenados por ella. Con el tiempo, la gente se dio cuenta de que sus niños eran realmente todo lo que tenía. La princesa Altaír era su fiel amiga, aunque fuera cinco años más joven. Siempre le llevaba un ramo de flores en el aniversario de la muerte de sus hijos. Pese a que Clementa no se lo pudiera decir, debido a su falta de habla por la tragedia que marcó su vida, Altaír era de lo más considerada.

Se habían conocido a través de&nbsp;Dymas que era amigo de Clementa y esposo de Altaír, él las presentó y desde entonces fueron inseparables. Todos recordaban muy bien el funeral, tan acongojante…. La madre de los niños muertos no derramó ni un poco de agua que viniera de lo profundo de su corazón , no lo podía asimilar y creía que todo eso era un sueño. Cada semana iba a llevarles nuevas flores, confites multicolores encontrados en el prado primaveral, las cuales atraían a las abejas para tomar su néctar.&nbsp; Luego de seis años todos habían superado el tema, excepto Clementa, la pobre mamá que perdió a sus criaturas de temprana edad. Las burlas jamás faltaban. En los bosques todos los niños se reían de ella e incluso algunos le tenían miedo y extendían el falso rumor de que había ahogado a sus hijos. Sus salidas las hacía en la época floreciente en el bosque. La ponía alegre por un rato hasta recordar todos los horribles rumores sobre ella. Recogía las peonías y las margaritas para ponerlas en su cuarto, las flores favoritas de sus hijos. Lo que no veía Clementa era que, cuando iba al bosque, Eufrósine, la diosa de la alegría, no muy caritativa, la veía recoger flores y llorar año tras año.

Por Nico Botana y Benjamín Luque

Su nombre es Ninfas y su apellido Nickben. Su poder: rasguñar y lanzar una llama de fuego mientras araña a su enemigo. Su vivienda está en Puyuhuapi, un bosque encantado.&nbsp;

Emociones: Él es alguien solitario y cuando alguna persona lo ve, se pone muy agresivo porque cuando era chico lo maltrataron.

Integrantes: Sofía Minck, Sara Mitre, Serena Rendelstein y Agustina Vázquez. Lema: La felicidad está en la libertad y la libertad, en el coraje.&nbsp;

Integrantes: Roy Plessen, Federico Schwarz, Miguel Sánchez Bekinschtein, Iván Yachecen y Joaquín Schvartzman Laya.&nbsp; Lema: Anclados en el tiempo pero navegando libremente.

Todos los guerreros fueron corriendo al bosque para atacar los campamentos espartanos. De pronto el líder de guerra que inspiró a tal monstruo anunció la retirada: los espartanos eran más que ellos y estaban mejor armados. Katsarida estaba tan inspirado y seguro por las palabras del hombre que siguió luchando, a pesar de que todos retrocedieron. Al llegar a uno de los campamentos, se llevó una gran sorpresa: eran casi tres mil hombres armados con intenciones de matar al pobre gigante. Los espartanos atraparon a Katsarida y lo tomaron como esclavo. El gigante musculoso tenía miedo y atrajo a las cucarachas. Katsarida estaba intentando romper las cadenas y rebelarse, pero los espartanos tuvieron una gran idea: planearon hacer un trato. Este consistía en que si Katsarida liberaba una peste de cucarachas sobre el imperio griego, lo liberarían. Para Katsarida sería difícil hacerlo porque una gran parte del imperio moriría pero el monstruo solo deseaba que alguien en especifico muriera: él buscaba venganza contra el líder de guerra que le había dicho que todo estaría bien porque de no ser por sus poderes y por la fabulosa idea de los espartanos, él estaría muerto.&nbsp;&nbsp;

Cuando abrió camino rumbo al imperio griego, convocó a sus cucarachas y les dio la orden de que fueran a atacar. Para cuando Katsarida llegó a Grecia, presenció gritos y muerte. El gigante fue muy enojado a apuñalar al líder de guerra y, por suerte, nadie lo vio. &nbsp;Ya había cumplido con su parte del trato, entonces le dijo al general espartano que su parte ya estaba hecha y ahora faltaba la de ellos.&nbsp; Cuando&nbsp;liberaron a Katsarida, él fue directamente al bosque más cercano a Grecia, para ver el caos que él mismo había provocado. Estaba anocheciendo, encendió una fogata y se durmió. Al amanecer, despertó en un agujero que estaba alrededor de la muralla del Imperio, caminó por horas y se dio cuenta de que estaba en una fosa. Más tarde, fue el emperador griego a visitarlo, le dijo que su única fuente de alimentación serían los cadáveres de los ciudadanos o prisioneros muertos y que si tenía sed, habría un charco en algún lugar de la fosa. Desde entonces los griegos lo llamaron "el gigante traidor".&nbsp; Katsarida jamás intentó escapar, no se perdonaba la masacre de las cucarachas al pueblo griego, sentía que debía morir. Al pasar cien años, cuando murió de hambre y peste, el nuevo emperador, al escuchar la historia del gigante traidor, ordenó a sus guardias que llevaran cucarachas para que se comieran su cadáver.

Tocaron esa cosa insólita&nbsp;que los sostenía. Ellos no sabían muy bien qué era, pero parecían nubes. Aguantaba su peso sin la menor muestra de debilidad. Los tres se miraron extrañados y se dieron cuenta, por las miradas de sus amigos, que en sus expresiones había una mezcla de emoción y miedo. Aunque tenían, querían y necesitaban pensar en un plan para poder salir de aquel lugar, sus mentes andaban más lento de lo normal. Los tres se levantaron, lo único que podían imaginar era huir. Cuando miraron hacia atrás había un profundo vacío. Tenían que ser sigilosos para que la bestia, que había caído detrás de ellos, no los viera. Determinaron que quedarse inmóviles, hasta que se les ocurriera una idea de cómo salir, era la mejor opción. Poco a poco empezaron a sentir pequeños temblores que aumentaban con cada minuto que pasaba. Cuando la convulsión llegó a tal punto que les costaba quedarse de pie, observaron desesperados&nbsp;para todos lados. Dado el sitio , o mejor dicho la altura en que se encontraban, era angustioso pensar qué podía pasar si no hallaban un bulto en el que pudieran sostenerse. Pronto se dieron cuenta de que el único lugar del que podían agarrarse era el monstruo que tenían en frente.

Ya sin muchas, o más bien, ninguna ilusión trataron de convencerse de que debido a que el tamaño y los músculos de la bestia eran descomunales, esta no iba a sentir a tres niños como ellos, pero todo fue en vano, porque ahora el miedo que sentían era más grande que cualquier aventura o emoción. El primero que subió fue el niño que hacía apenas una horas se había caído por aquel túnel, el segundo que se montó en el lomo fue el chico que antes iba guiando la expedición por aquel bosque y por último, la niña. No sabían qué hacer, a pesar de estar firmemente agarrados, el terremoto iba en aumento. Ya abrumados empezaron a pedir ayuda a gritos, a pesar de que sabían que era riesgoso debido a que los podía oír el bicho, pero este no mostró señales de haberlo percibido. Por otro lado tampoco supusieron que alguien los pudiera escuchar, así que no se armaron de falsas esperanzas lo que era un tanto difícil ya que se veían atascados en una nube y eso era en lo único en lo que podían apoyar su confianza. Pero para su asombro y fe a lo lejos, observaron como una figura que,&nbsp;poco a poco, paso a paso, se acercaba hasta ellos. No era fácil distinguir qué o quién era, pero parecía algo nunca visto por los humanos , ya que nunca se mencionó en ningún libro.

Segunda misión: Ayudar a un personaje de esa época a escribir su autobiografía. El desafío: que los personajes de todas las autobiografías estén relacionados.

Integrantes: Lisandro Jailián, Facundo García Greco, Nicolás Escofet, Nicolás Botana, Lucas Yankelevich Bloch y Matías Gartenhaus. Lema:&nbsp;El verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás.&nbsp;

Integrantes:&nbsp;&nbsp;Emma Rojas, María Agustina Santiago, Carola Szuldman y Julieta Sierra. Lema: Nosotras predecimos el futuro.

Autores: Sara Mitre, Alan Goldstein, Miguel Sánchez Bekinschtein, Renata Manzioni Iglesias y Julia Malatesta.

Tres niños estaban paseando en el bosque mixto de los montes Pindo, cuando, imprevistamente, empezó a llover abundantemente. Después de un tiempo que pareció eterno, el monte estaba casi inundado. De pronto, apareció una figura borrosa, no sabían qué era pero&nbsp;tenían fe de que fuera inofensiva. Empezó a correr hacia ellos y, cuando&nbsp;llegó, se postró en sus rodillas delanteras y los&nbsp;chicos ,desesperados, se montaron en su lomo. Apenas se subieron empezó a galopar fuertemente. Ellos no sabían a dónde iban pero, por lo menos, se escapaban del bosque.&nbsp; Una vez que salieron de la lluvia, se dieron cuenta de que era un ciervo, estaban sorprendidos porque nunca llegaron a pensar que el animal podía ser tan fuerte como para sostenerlos.&nbsp;

Una vez que bajaron no sabían a dónde ir, ya que no entendían nada de lo que había pasado. - Tengo frío- decía uno.&nbsp; - Qué miedo- decía otro. - Estoy aburrido- decía el tercero. Siguieron montando al venado por mucho tiempo, no había nada a la vista. Ni un pueblo, ni una señal de vida, más que ellos mismos. A la brevedad, los niños se sentaron junto a un árbol porque estaban cansados. Sin embargo, lo que no sabían era que ese no era un árbol normal, este tenía una cueva,a la que los niños no querían entrar porque les parecía peligrosa.&nbsp; Mientras esperaban a que se les ocurriera una idea para poder irse de ese sitio, empezaron a escuchar ruidos raros. Eran como rugidos de león, pero mucho más fuertes. Como eran curiosos, fueron hacia ese lugar. Lógicamente no podía ser algo bueno ya que habían escuchado esos sonidos tan peculiares.&nbsp; Caminando hacia ese estrépito, se dieron cuenta de que lo que estaba sucediendo era mucho más arriesgado de lo que aparentaba. Se asomaron por un hoyo pequeño y vieron una bestia terriblemente grande. Cuando decidieron que querían volver, ya era tarde.&nbsp; La fiera tenía un cuerpo enorme, tres cabezas con un cuerno en cada una y unas alas descomunales. Los había visto.

Lykaios,el rey envidioso, decidió tomar ventaja y esperar a que Dymas venciera al dragón para arrebatarle la criatura. Cuando el héroe llegó a su objetivo, venció a la bestia sin dificultad y se llevó al animal pero, con lo que no contaba, era que Lykaios lo estaba esperando.&nbsp; Ambos tuvieron una pelea feroz y mortal en la que se pensaba que ganaría Lykaios, pero Dymas dio vuelta la situación y Lykaios, muy malherido, se rindió.&nbsp; El héroe entró triunfal al pueblo con el animal en brazos y con todos esperándolo ansiosos. Atilio, asustado con los gritos de afuera, salió a ver qué ocurría y automáticamente se encariñó con el pequeño cachorro de perro.&nbsp; Atilio y su perro fueron inseparables desde entonces.&nbsp;El perro fue el mejor amigo que él haya podido tener. Fue leal, cariñoso, fiel&nbsp;y siempre dispuesto a dar y recibir amor.&nbsp; A partir de entonces los perros habitan el mundo de los humanos entregando amor sin límites a sus amos.&nbsp;&nbsp;

Thulden, Theodoor van Thulden - El descubrimiento de la púrpura (1636-1638)

Autores: Serena Rendelstein, Nicolás Escofet, Roy Plessen, Carola Szuldman.

Había una vez, un rey llamado Ajax. Tenía una esposa y una hija. Los tres vivían en un castillo muy grande. Él había elaborado un plan durante mucho tiempo para robar una rosa mágica que tenía el poder de devolver a las personas, de la muerte. Había llegado el momento de ejecutar su plan.&nbsp; Benjamín Philippe era un importante sacerdote. La flor estaba en su casa, a las afueras del pueblo. &nbsp;Para llegar a ella, Ajax tenía que pasar por bastantes dificultades, ya que la rosa estaba custodiada.&nbsp; Dymas, el héroe griego, se enteró de lo que quería hacer Ajax. Por esa razón eligió perseguirlo durante varios días. Cuando descubrió que había decidido&nbsp;ejecutar el plan, reunió a unos cuantos dioses para frenarlo. Ellos eran Atenea, Zeus y Eros.&nbsp;

Ajax había encontrado un animal mitológico para distraer al que quisiera atraparlo y lo dejó en el medio del camino. La bestia era un halcón enorme, con serpientes en las patas para defenderse. &nbsp;Dymas no tenía pensado que Ajax tuviera acceso a un animal así de anómalo. Mientras tanto, Ajax estaba combatiendo contra arenas movedizas que se veían bastante peligrosas.&nbsp; Los dioses intentaban domar al animal aunque era bastante complicado lograrlo. Atenea estaba herida, muy herida, por lo tanto, Zeus decidió quedarse con ella y abandonar la batalla. Solo quedaban Dymas y Eros. El dios del amor tuvo un accidente, no estaba acostumbrado a luchar, no sabía cómo defenderse. El animal&nbsp;agarró del cuello al dios y lo tiró por el barranco. El héroe griego, Dymas, quedó solo. Como él no tenía ningún poder, no sabía cómo llegar antes que Ajax, a la rosa. Cuando ya no podía controlar la situación, sintió como si una roca hubiese caído sobre su cabeza. Era un huevo de halcón de piedra. Quiso conocer el plan que tenían&nbsp;los dioses, hasta que entendió que querían que él distrajera a la bestia para que ellos pudieran llegar a la estancia de Benjamín Phillipe. Ellos sabían que en el lugar había un atajo que solo permitía que los dioses pudieran llegar y decidieron tomarlo.&nbsp;

LOS SECUACES GRIEGOS

Integrantes: Alan Goldstein,&nbsp;Benjamín Luque, Iván Jacubovich,&nbsp;Federico Hanono, Simón Föhrig. Lema: Nunca podríamos aprender a ser valientes y pacientes si solamente hubiese alegría en el mundo.

Los otros dos se miraron horrorizados pero no podían hacer nada. Además ellos dos se salvaron por los pelos de descender hacia el suelo, en picada, a cuatrocientos kilómetros por hora. El muchacho del animal hizo una especie de silbido y uno de los gipogrufus (es el nombre de la especie del animal que estaba allí) batió sus alas, y se lanzó en busca del niño caído. Unos momentos más tarde estaban los tres amigos abrazados fuertemente. Cuando, por fin, el muchacho carraspeó, se acordaron del lugar donde estaban y se separaron un poco sonrojados. Tres gipogrufus se separaron del cuarto y cada niño se subió en uno. Era una sensación de vértigo pero al mismo tiempo de eureka, porque después de todo ya se iban, no sabían a dónde pero se alejaban del monstruo y de aquellos extraños temblores...&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Mientras volaban sentían un miedo terrible, no podían creer lo que estaba pasando ni cómo habían llegado allí. El joven que los estaba ayudando iba guiando el camino. Estuvieron un largo rato igual hasta que empezaron a ver cómo se asomaban grandes y raras construcciones. Estaban a punto de entrar a ese grandioso mundo, cuando vieron que un muchacho con poderes estaba enfrentándose a la misma fiera que habían visto antes. En unos minutos, la bestia había caído. Los niños quedaron paralizados pero el muchacho los tranquilizó aunque fuera un hombre frío.

- ¿Quién eres? - le preguntó la niña al guerrero. - Soy Dymas - respondió él. Los chicos estaban asombrados y felices de poder haber salido de ese caos. Sin embargo, tampoco sabían a dónde los iban a llevar. En el camino, los niños le contaron al héroe todo lo que les había pasado. Él estaba sorprendido, no entendía cómo ellos con tan poca edad podían haber pasado por todo eso.&nbsp; Al rato empezaron a escuchar ruidos raros, como los de la otra vez. Ya no podían más del miedo hasta que Dymas se dio vuelta. Nadie lo entendía excepto el héroe. Los tres fueron rápidamente a preguntarle qué era ese sonido. Él les respondió que los perseguía un monstruo, el Scrunstaban. Todos empezaron a ver que el bicho como que se los quería comer y empezaron a correr velozmente, hasta que, en un momento, la bestia atrapó a Dymas. Empezaron a luchar muy bruscamente. Los meones solo querían estar refugiados. Estuvieron días, horas, minutos peleando pero el héroe triunfó. Más tarde, se tomaron el tiempo para curar a Dymas y, una vez sano, emprendieron su viaje de vuelta. Cuando les dijeron que hasta allí llegaba su viaje, estaban en una especie de ciudad enorme, con construcciones increíbles y llena de gente. La persona que les dio la bienvenida era el mismísimo Zeus, el dios del cielo. Los chicos se quedaron paralizados, no sabían qué decir ni cómo reaccionar ante esta repentina presencia del dios.&nbsp;

Contenidos trabajados a lo largo de este proyecto

Prácticas del lenguaje: La narración: ficcional y no ficcional, literaria y no literaria. Características y estructura. La autobiografía y el mito. Pronombres personales. Escritura en primera y en tercera persona. Marco narrativo: clasificación de personajes, espacio y tiempo. Momentos de la narración: introducción, nudo y desenlace. Secuencia narrativa y núcleos narrativos. Tipos de narrador: personaje, testigo y omnisciente. Recursos estilísticos: imágenes sensoriales, metáfora y comparación. Mecanismos de cohesión: Elipsis, reemplazo pronominal, uso de conectores, sustitución (paráfrasis y sinonimia), palabras generalizadoras (hiperónimos), hipónimos y cohipónimos. Uso del diccionario: acepciones, etimología y abreviaturas. Prefijos y sufijos. Reglas de acentuación: monosílabos, hiatos, agudas, graves y esdrújulas. TIC: Uso de documentos de Google, trabajo sobre documentos compartidos, presentaciones de Google. Uso del diccionario de la RAE y de Wordreference (diccionario de sinónimos).

Autores: Roy Plessen, Federico Schwarz, Miguel Sánchez Bekinschtein, Iván Yachecen y Joaquín Schvartzman Laya.&nbsp;

Mi nombre es Dymas. Combatí en numerosas batallas contra otras polis. La gente me ha convertido en un héroe de Grecia por mi desempeño en duros combates. Muchos piensan que soy un semidiós, hijo de un dios y un mortal, debido a mi descomunal fuerza e increíble habilidad en los deportes. Todos hablan de mi destreza o de mi vigor, pero nadie se fija en mis sentimientos, que obviamente existen. Soy una persona muy sentimental. Detrás de esta imagen de guerrero invencible también hay lugar para el amor.

Para ganar algunos combates en los que participé, hice cosas que a varios les sorprenderán mucho, y hasta pensarán que podrían llegar a ser recursos mágicos o sobrenaturales. Debido a eso sospechan que soy hijo de un dios; eso es algo que hasta ahora yo solo sé. Y digo hasta ahora porque se los voy a contar. Sí, soy hijo de una diosa, de Atenea, de ahí viene la fuerza y la habilidad tan increíble que poseo. En la batalla de Tesalia, un grupo de guerreros me rodeó con sus escudos y sus lanzas. El círculo se fue achicando. De un salto, escapé de allí. Los enemigos se sorprendieron y quedaron con la guardia baja. Entonces aproveché la oportunidad y escapé para invocar a Atenea. Ella me ayudó dándome armas mágicas: una lanza dorada y un escudo. Con estas derroté a mis adversarios .&nbsp; &nbsp;Volviendo a mis sentimientos, debo reconocer que estoy enamorado de Altaír, la hija del rey Lykaios y de la reina Aglaia. Por eso estoy celoso del príncipe Anker, que se va a casar con ella porque sus padres lo decidieron.&nbsp;Anker, por lo que sé que la gente piensa, es un guerrero tan valeroso como yo, aunque conozco su secreto: lo que hace es escabullirse en medio de la batalla para no pelear y luego contar increíbles hazañas como si las hubiera hecho.

Yo empecé a sentirme mareado, me dolía la cabeza. Después de eso no me acuerdo nada más. Desperté en mi habitación. Me dijeron que me había desmayado.&nbsp; Al instante todos los guardias salieron y empezaron a buscarla. En ese momento me sentí mal porque los reinos que debería haber tenido se habían ido y no sabía si volverían alguna vez… &nbsp;

Autores: Alan Goldstein,&nbsp;Benjamín Luque, Iván Jacubovich,&nbsp;Federico Hanono, Simón Föhrig.

Yo fui tomado como esclavo cuando era joven, tenía quince años. Era educado, de&nbsp;buena familia y con mucho conocimiento cuando me atraparon. &nbsp;Mi padre me estaba enseñando a prender fuego con ramas y yesca , entonces llegaron. Eran hombres altos con caballos, lanzas y escudos, nos agarraron a todos y nos dijeron que los siguiéramos. Llegamos a un barco enorme;&nbsp;parecía de unos tres elefantes de largo. Viajábamos en condiciones inhumanas. Nos obligaban a trabajar en el navío y la falta de higiene ocasionaba abundante cantidad de&nbsp;enfermedades. Después de unos tres meses de&nbsp;viaje tocamos tierra.

Primera misión: Prepararse para viajar en el tiempo. Conformar un grupo, elegir el nombre, símbolo y lema que los representará. Presentarse a cumplir con la misión, de manera tal que puedan integrarse con los habitantes de la polis, sin despertar sospechas. Nadie puede saber que vienen del futuro.

Era un caluroso día de verano. El gran Admes y su valerosa tripulación iban por el Mediterráneo. El mar estaba tranquilo y los marineros empezaron una fiesta. De pronto, la mar se hizo monstruo y una ola de más de quince metros los azotó, tenía la fuerza de mil barcos. La tripulación no tuvo otra opción que entregarse a la fuerza de Gaia. Luego de un tiempo que, además de infinito cobró algunas vidas, llegó la salvación. Era un barco de Abeto Macedonio y tenía fuerte olor a pescado. - Cuando oímos que el gran Admes y su tripulación habían caído en la corriente de Hades, lo primero que se nos ocurrió fue venir a rescatarte - contó Alejandro. - Muchas gracias, caballeros, ¿pero podrían explicar eso de la corriente de Hades? - preguntó curioso el valeroso hombre. Le explicaron que había una bestia milenaria debajo de esas aguas. Un pez. A partir de ese momento empezó una compaña liderada por Alejandro que pasaría a llamarse Alejando el Grande y con Admes como figura.

Consistía en juntar armas y marinos para enfrentar al gran pez.&nbsp; La noche antes de que el barco zarpara, Alejandro tuvo una visión: eran él y Admes. Estaban solos frente a una monstruosa criatura, tenía escamas plateadas y unos ojos penetrantes. En un momento de la pelea, el pez desarmó a Admes y lo tiró al agua, en ese instante de desesperación intentó agarrarse de algo, pero no pudo y la corriente lo llevó lejos, a algún lugar mejor tal vez.&nbsp; Alejandro se despertó sobresaltado, estaba bañado en sudor frío cuando una misteriosa sombra entró en la habitación. - Tienes que detener a Admes o no vivirá - dijo una voz penetrante de ultratumba. Era Hades. - Ehh, perdón, señor, pero debemos derrotar a ese pez para liberar a nuestra ciudad - respondió titubeando Alejandro- Además usted no es nadie y nosotros somos cientos - dijo ahora con un tono más fuerte y decidido. - Tú y tus compañeros no serán más que comida de pez si no se detienen y juegan con cosas que creen comprender y dominar- y se volteó. - No, porque tenemos al gran Admes que nos cuidará y dígame quién es usted o lo llamaré a él mismo ya. En ese instante, Hades estaba saliendo de la casa, se sacó la capucha negra que traía dejando al descubierto unos cuernos en llamas.

El día que me dijeron que mi reina estaba embarazada me sentí muy feliz. Con el tiempo me llegó la noticia de que la monarca del reino vecino también estaba encinta. Entonces me puse a pensar que podría sacarle provecho a esa situación. Inmediatamente le mandé una carta al rey proponiéndole que hiciéramos un trato que consistía en que nuestros hijos cuando tuvieran la edad conveniente, se casaran, y así formar una alianza.&nbsp; Hace unos años recibí como regalo a un esclavo llamado Dysthe. Era inteligente y tenía una gran educación. Pero con el tiempo, empezó a acercarse cada vez más a mi esposa Aglaia. No sabía bien qué tramaban y yo pensaba que ningún esclavo merecía hablar con los magníficos reyes, de hecho parecía que era el&nbsp;favorito de la reina. Comencé a vigilarlos.&nbsp; Cierto día,&nbsp;la reina tuvo un comportamiento muy raro en la cena, no tenía apetito, se la veía apurada. En medio de la comida,&nbsp;tuve que retirarme por unos minutos y, cuando volví, ya no estaba. Al rato subí a la habitación para acostarme y me dormí. Me desperté exaltado, tuve un sueño muy perturbador, estaba en el castillo y un ejército, conducido por el esclavo Dyste, intentaba destruirlo.&nbsp;

Autoras: Emma Rojas, María Agustina Santiago, Carola Szuldman y Julieta Sierra.

Soy la hija de la reina &nbsp;Aglaia y del rey Lykaios. Desde niña sé que mi destino es casarme con el príncipe Anker, porque mi padre y el suyo así lo acordaron. Yo soy feliz, pero me siento molesta cuando recuerdo que no tengo derechos de elegir. Por ejemplo, &nbsp;no puedo escoger con quién&nbsp; quiero casarme cuando, en realidad,&nbsp; yo quiero contraer matrimonio con Dymas. &nbsp;Fue en una competición donde lo conocí, era el ganador de los torneos y me enamoré de él inmediatamente. Es un héroe griego por sus triunfos y valentía. Muchos creen que es un semidiós, porque es capaz de luchar contra doce hombres a la vez.&nbsp;

Luego de una semana y un largo viaje logró llegar a destino. El efecto del dardo tranquilizante solo duraba algunos días por lo que el monstruo se despertó antes de llegar al lugar en donde ocurriría el combate.&nbsp; La bestia comenzó a mover su cuerpo de un lado para el otro, a Dymas esto lo perjudicó ya que el monstruo podría huir y si esto sucedía no podría encontrarlo nuevamente. Dymas no resistió más y la bolsa se le resbaló de las manos. Bálordobb se liberó, su piel era escamosa y fría como el hielo y, en ese momento, ¡comenzó el combate!&nbsp; El enorme monstruo atacó en primer lugar con su disparo de veneno, pero Dymas ágilmente lo esquivó y, acto seguido, contraatacó con su lazo. La horrorosa criatura se defendió con su sonrisa nauseabunda, pero el joven ya estaba preparado y se colocó un gancho en la nariz. Cuando el héroe ya se encontraba sin fuerzas para continuar recordó que Bálordobb tenía una única y extraña debilidad: la sensibilidad en sus oídos. Con muy pocas fuerzas, el luchador se acercó a la bestia y le sopló en el oído acabando con su repugnante enemigo.&nbsp; Todo el pueblo festejó y aplaudió al campeón de la lucha al que luego de la victoria decidieron nombrarlo “el mejor luchador de la historia”.

Autores: Agustina Vázquez, María Agustina Santiago, Sofía Minck, Emma Rojas, Joaquín Schvartzman Laya, Iván Yachecen.

Dymas era un luchador y el único monstruo que le podía hacer frente era Bálordobb. El joven frecuentemente lo estaba buscando&nbsp;pero como la criatura podía escuchar desde mucha distancia, siempre huía en cuanto se percataba de que el héroe estaba intentando encontrarlo. Hasta que Dymas, un día, ideó un plan. Este consistía en ir a buscar a Bálordobb a donde vivía, pero tenía que ir con un calzado suficientemente suave como para que Bálordobb no lo escuchara.&nbsp;&nbsp; El único problema era que no tenía el dinero suficiente para comprar los zapatos que necesitaba. Entonces se le ocurrió una idea: se acordó de que tenía, en el castillo, una valiosa amiga: Altaír. Aún no sabía que algún día sería su esposa.&nbsp;

Fue al palacio muy discretamente para que nadie lo viera y le pidió el calzado. Cuando lo tuvo en su poder, lo escondió en su camisa y salió caminando disimuladamente. Ya tenía todo lo necesario para ir a buscar a Bálordobb.&nbsp; &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Partió esa misma noche ventosa, porque la bestia tenía oídos tan sensibles que hasta el viento podía dañarlos. Como eran zapatos confeccionados con la seda más suave, nunca lo escucharía. Su cueva estaba situada en la punta de una montaña, para que nadie se acercara a su hogar.&nbsp; El viaje fue largo, los zapatos eran muy cómodos para estar en una casa, pero para un viaje, no.&nbsp; Después de una semana al fin llegó, ahí estaba Bálordobb, una serpiente con la cara de “El Innombrable”, alas de dragón, orejas de elfo doméstico y manos de araña gigante. Dymas no se sintió en absoluto intimidado por la bestia, porque era un guerrero experto. Se acercó por detrás pero Bálordobb lo vio y le disparó con su veneno mortal. Por suerte Dymas ya había sido advertido de que el monstruo arrojaba una sustancia peligrosa, por lo que lo esquivó hábilmente. Como el héroe tenía un dardo tranquilizante se lo disparó a Bálordobb y este se desmayó. Metió al monstruo en una bolsa gigante como una montaña. Su objetivo era combatir con la bestia frente a los habitantes de su polis.&nbsp;

Al ver esto Alejandro se desmayó y siguió durmiendo toda la noche. Al día siguiente salieron a la mar. El viaje fue corto y agitado. Alejandro estuvo siempre nervioso por su charla con el dios. Cuando por fin llegaron a la corriente, lo que los atacó no fue una ola sino una criatura de colosales dimensiones. Los tiró del barco, pero estaban cerca de una roca grande que sobresalía majestuosamente del mar. Allí fueron los que quedaban; los otros, a la inmensidad de una de las olas consecuentes al primer ataque. La batalla en la piedra fue épica y, además del daño causado al pez en la cola, no había más por su lado por más que hubieran peleado como Dymas. En cambio entre los sobrevivientes había habido muchas bajas, solo quedaban Admes y Alejandro. En ese momento, Alejandro supo qué iba a pasar, entonces, tomó una decisión drástica. Cuando el pez le sacó el arma, Alejandro hizo un sacrificio: le pidió a Hades que, a cambio de su vida, salvara la de Admes. En ese instante, todo se oscureció y Alejandro recordó: recordó el tsunami de su infancia, el abandono de su padre, el amor de su madre, la llegada de Admes y el barco de esclavos que él manejaba y que iba desde África.

Gracias a los humanos, ellos se extinguieron.&nbsp;

El Lenfin Civil es un ser mitológico con cuerpo de león y cara de delfín. Habitaba en las profundidades del mar Mediterráneo. Era capaz de comer a cinco humanos a la vez. Claro, si lo molestaban. Cuenta la leyenda que una vez, con su cuerpo de león, salió del mar y empezó a caminar por la polis, en Lykápolis. Se hacían eventos con este animal: cada persona buscaba uno, los ponían a luchar y apostaban.

Miraron para todos lados pero no había escapatoria, excepto… la perforación en el árbol que había detrás de ellos. Sin dudarlo más, se metieron adentro. Estaba todo muy oscuro debido a que no tenían con qué iluminarse y ya era de noche. No sabían qué hacer y decidieron investigar la cueva con mucho valor. Cuando se adentraron tanto que no se llegaba a ver la salida, vieron una bifurcación: por el lado izquierdo seguía la cueva y por el derecho, salían hacia un monte. Estaban tan fatigados de seguir por aquella gruta que decidieron enfilar hacia la arboleda.&nbsp;&nbsp;&nbsp; Pasada una hora interminable, los chicos proseguían avanzando. A medida que recorrían la selva, el camino era más y más raro. Hasta que el que iba más adelante vio algo extraño, fuera de lo normal.

Se paró en seco, haciendo tropezar a los dos de atrás. Los niños, alarmados por el repentino golpe, vieron una luz. Ya que no tenían otra salida empezaron a acercarse y muy sigilosamente fueron avanzando paso a paso, atentos a cualquier ruido. Al último niño, que era el más asustado, le temblaban las piernas y le costaba controlarse. Cuando por fin llegaron a estar tan solo a un árbol de distancia de aquella misteriosa luz, pudieron ver, aterrorizados, que estaba dentro de un profundo agujero y se asomaron a mirar. Ninguno pensaba entrar, claro está. Pero vieron que el muchacho más miedoso estaba a punto de caerse, hasta que, de pronto,&nbsp;tropezó con una piedra y cayó al hoyo. Instintivamente los otros dos intentaron agarrarlo pero no pudieron. No iban a dejar a su amigo ahí, así que decidieron lanzarse también. Cuando cayeron los últimos dos niños, empezaron a buscar a su amigo, lo encontraron enseguida. Lo extraordinario era que, en el impacto de la caída, no sintieron ni un mínimo dolor. Miraron al suelo, para ver dónde estaban, a ver si&nbsp;estaban en tierra, pero no, estaban parados sobre una sustancia extrañísima.

Autoras: Sofía Minck, Sara Mitre, Serena Rendelstein y Agustina Vázquez.

Una vez, él en una batalla&nbsp;estaba escapándose por los arbustos, rápidamente, como un puma. Con lo cual yo lo&nbsp;vi, me miró y me dijo:&nbsp; -¿Qué estás viendo? Me estoy escondiendo con mi lanza, para&nbsp;atacar a alguien cuando pase.&nbsp; Pero luego lo vi correr a toda velocidad hacia el bosque. Con quien me llevo bien es con el esclavo Dysthe, que lo mira mal a Anker porque, como ya dije, supone que es cobarde, no pelea en las batallas y luego dice que luchó muchísimo. Nadie sabe si tengo un punto débil ya que gano tanto en las batallas, como en las competencias deportivas y fui capaz hasta de luchar y derrotar a doce hombres al mismo tiempo. ¿Tendré alguna debilidad?

Yo soy el Príncipe Anker y estoy destinado a casarme con la princesa Altaír. Lykaios, el padre de Altaír, y Cálix, mi padre, hicieron un pacto antes de que nosotros naciéramos: si un hijo era hombre y el otro, mujer los harían casarse.&nbsp; También soy un guerrero excepcional ya que estoy en batallas. Puede ser que no sea el mejor, pero… bueno, ¿a quién engaño? Me asusto con una mosca pero cuento anécdotas de mí mismo como si fuera un guerrero fantástico. Por ejemplo, yo estaba presumiendo mi nuevo traje, según mis amigos, cuando de repente llegaron un montón de soldados del reino de Óntles.

Dymas debería quedarse fuera ya que no era un dios. Ajax no tenía idea de lo que estaba pasando así que pensó que ya estaba a punto de lograr su objetivo. Creyó que nadie le iba a impedir llegar al lugar pero, en un momento inesperado, vio que Zeus y Atenea estaban por delante de él. Raramente también estaban Dymas y Eros. Zeus y Atenea no tenían ni la menor idea de cómo lo habían logrado hasta que Dymas les contó: Eros había podido recomponerse y presentía que algo le iba a pasar. En ese momento, se encontró con Dymas. Como Eros estaba muy lastimado tras la caída, no podía usar sus alas por ende decidieron ir por el agua, en una canoa, para llegar rápidamente. &nbsp;Ahora se tendrían que ocupar de Ajax y de la rosa.&nbsp;Al prestar tanta atención a lo que Eros y Dymas relataban, los dioses no se dieron cuenta de que Ajax se había adelantado.&nbsp;Deberían tener que usar todas sus fuerzas para alcanzar al rey, él no podía llegar a la rosa.&nbsp; Entonces Zeus, voló como un tornado y gritó:&nbsp; - Ajax,&nbsp;tú has desafiado a los dioses. Por esa razón&nbsp;recibirás un castigo. De ahora en adelante,&nbsp;podrás siempre cerca de tu querida rosa pero no podrás usar su poder ya que serás una fabricante de miel. Así, apareció la primera abeja de la Tierra.&nbsp;

Segunda misión (optativa): Crear nuevos seres mitológicos: explicar sus características y poderes.

Edipo y la esfinge - Jean Auguste Dominique Ingres (1808)

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