Cuentos de las mascotas de nuestros/as profes.

Edurne Perez

Cuando llegaron a su casa, el Erizo estaba muy asustado, ya que era un entorno desconocido para él. No comía ni se movía de su cama y todo era porque estaba muy asustado. Cuando pasaron unos días, el erizo empezó a coger confianza y a jugar por toda la casa y poco a poco se fue recuperando.

Érase una vez una niña que se llamaba Olga. Un día iba con su madre dando un paseo por el campo, ya que a ella le encantaba estar en contacto con la naturaleza y dar paseos con su madre. Cuando, de repente, vio un erizo herido.

Olga se lo quería llevar a su casa, pero su madre le explicó que los erizos hay que dejarlos en su hábitat, pero que de todas formas iban ha hacer lo que dijera el veterinario. Después de explicarle eso a Olga, se lo llevaron al veterinario y les dijo que él no solía decirle esto a la gente pero que el erizo esta muy grave y necesitaba que lo curaran todos los días. Así que se lo llevaron a su casa.