Nunca me planteé la idea de lo complicado que es adaptarse a una nueva vida iniciada desde cero, habiendo dejado todo lo vivido atrás. Hasta que apareció Hassam en clase, un chico de Argelia con el que tuve complicidad desde el primer momento.
Fui la única en hablarle el primer día de clase, y no me arrepiento de nada, todo lo que he aprendido gracias a él me ha hecho ver el mundo de una forma completamente diferente. Hassam no dominaba mucho el español pero siempre nos entendíamos, yo me esforzaba por enseñarle algunas palabras poco a poco para hacerle más fácil entender al resto del mundo también. Cuando cogimos confianza todo fue sobre ruedas, le veía muy feliz con la nueva vida que tenía aunque a veces nostálgico, cuando me hablaba de lo que había dejado atrás, de toda su familia y amigos que formaban parte de su vida, pero ya no estaban.
Fui la única en hablarle el primer día de clase, y no me arrepiento de nada, todo lo que he aprendido gracias a él me ha hecho ver el mundo de una forma completamente diferente. Hassam no dominaba mucho el español pero siempre nos entendíamos, yo me esforzaba por enseñarle algunas palabras poco a poco para hacerle más fácil entender al resto del mundo también. Cuando cogimos confianza todo fue sobre ruedas, le veía muy feliz con la nueva vida que tenía aunque a veces nostálgico, cuando me hablaba de lo que había dejado atrás, de toda su familia y amigos que formaban parte de su vida, pero ya no estaban.
Yo siempre intente hacerle sentir como en casa, dentro de lo que podía hablaba con mis compañeros para hacerles ver que el rechazo que tenían hacia él era solo un prejuicio que debían quitarse de encima, que todas las críticas y palabras racistas que se escuchaban a su alrededor no le hacían nada bien a el. Una de las historias que más me marcó fue su viaje a España, con lo poco que había traído, lo que se le quedaba atrás y la frialdad que ha de tener para poder empezar una vida desde cero. Las condiciones en las que vivía en Argelia eran pésimas, tras una guerra de intereses políticos la ciudad había quedado en escombros con una carga de pesimismo en el aire en la que era imposible vivir, le tocó elegir entre quedarse o irse, así de fácil y difícil a la vez, fácil porque mirando a su alrededor yo lo tendría claro, pero pensándolo bien me sería imposible desprenderme de mi familia y salir de la casa en la que me crié.
Cuando les hable a mis padres de Hassam me prohibieron estar con él, ese día lloré de rabia, le propuse y casi le obligue, a que esa misma tarde comiera en mi casa, iba a hacer cambiar de opinión a mis padres, por que estaba segura de que si le conocían le iban a adorar, solo tenía buenas intenciones y quería tener un futuro que en su país le sería simplemente imposible. Mis padres se sorprendieron al verme con él en casa, fuimos a la cocina y nos sentamos en la mesa, al no tener otra opción, aceptaron mi decisión y se dieron cuenta de que mis intenciones eran buenas, que quería hacer ver a la gente, una por una si hacía falta, que los estereotipos hacia las personas que vienen de fuera son simplemente eso, ideas impuestas por la sociedad. A partir de ese día Hassam comía casi siempre en mi casa, era aceptado e incluso bienvenido por mis padres.
Al final del año teníamos un grupo de amigos con el que siempre salíamos y nuestros compañeros de clase terminaron de aceptándole y dándose cuenta de que quitando todos los estereotipos y la barrera que nos ponemos al conocer a alguien diferente podemos descubrir, aprender y enriquecernos con nuevos pensamientos y que como a mi, te puede cambiar la vida aportándote nuevos puntos de vista.
Al final del año teníamos un grupo de amigos con el que siempre salíamos y nuestros compañeros de clase terminaron de aceptándole y dándose cuenta de que quitando todos los estereotipos y la barrera que nos ponemos al conocer a alguien diferente podemos descubrir, aprender y enriquecernos con nuevos pensamientos y que como a mi, te puede cambiar la vida aportándote nuevos puntos de vista.
