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El animal del bosqueLoading...
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Por Adina DiPolo y Elena Morini
Un día, una chica llamada Clara estaba mirando por su ventana al bosque y vio un animal muy peludo. Curiosa, salió para ver que era. Allí, Clara vio al animal mirándola atentamente.
-“¿Qué eres, animal peludo?” Le preguntó. El animal respondió con un rugido. Clara estaba muy confundida. Le preguntó otra vez. El animal, sin responder, tomó unos pasos hacia ella.
-“¿Qué eres, animal peludo?” Le dijo a Clara. Clara lo miró con una expresión sorprendida.
-“Entonces...¿me entiendes?” Clara le preguntó ahora.
El animal se rió. Rugiendo como un león, corrió en círculos alrededor de Clara. Entonces, Clara también se rió, y probó a agarrarlo. Cuando lo agarró, ladró como un perro.
Después de un rato de jugar, Clara le habló otra vez.
-“Yo soy Clara.” Le dijo, señalándose a ella misma mientras lo decía. El animal la miró curiosamente.
-“CLA-RA.” Gritó el animal cuando la había entendido. Clara pensaba que ese animal necesitaba un nombre, entonces decidió llamarlo Mullido.
-“¿Qué eres, animal peludo?” Le preguntó. El animal respondió con un rugido. Clara estaba muy confundida. Le preguntó otra vez. El animal, sin responder, tomó unos pasos hacia ella.
-“¿Qué eres, animal peludo?” Le dijo a Clara. Clara lo miró con una expresión sorprendida.
-“Entonces...¿me entiendes?” Clara le preguntó ahora.
El animal se rió. Rugiendo como un león, corrió en círculos alrededor de Clara. Entonces, Clara también se rió, y probó a agarrarlo. Cuando lo agarró, ladró como un perro.
Después de un rato de jugar, Clara le habló otra vez.
-“Yo soy Clara.” Le dijo, señalándose a ella misma mientras lo decía. El animal la miró curiosamente.
-“CLA-RA.” Gritó el animal cuando la había entendido. Clara pensaba que ese animal necesitaba un nombre, entonces decidió llamarlo Mullido.
Clara volvió a su casa para traer comida porque ella había decidido que quería quedarse con Mullido.
En ese momento apareció un cazador que buscaba a Mullido por su pelaje. El cazador era el mejor amigo de Clara.
Mullido lo vio, y, con un salto muy alto, esquivó una bala disparada por el cazador.
-“¡Para!” Le dijo Clara desesperadamente, corriendo hacia el cazador.
-“No puedo parar. ¡Este animal ha robado chocolate del supermercado!” Eduardo, el amigo de Clara, le respondió.
-“¿Qué? ¡Mullido no haría eso!” Clara le insistió, sorprendida.
-“¡Ay, Clara! Tú no sabes lo que haría un animal loco como él.”
En ese momento, Mullido fue a Clara y Eduardo.
-“CLA-RA. CHO-CO-LA-TE.” Mullido le dijo a Clara, caminando hacia un árbol.
Clara siguió a Mullido, y en el árbol había un agujero. ¡Dentro del agujero, había un búho, y con el búho, una barra de chocolate!
Mullido rugió triunfantemente.
En ese momento apareció un cazador que buscaba a Mullido por su pelaje. El cazador era el mejor amigo de Clara.
Mullido lo vio, y, con un salto muy alto, esquivó una bala disparada por el cazador.
-“¡Para!” Le dijo Clara desesperadamente, corriendo hacia el cazador.
-“No puedo parar. ¡Este animal ha robado chocolate del supermercado!” Eduardo, el amigo de Clara, le respondió.
-“¿Qué? ¡Mullido no haría eso!” Clara le insistió, sorprendida.
-“¡Ay, Clara! Tú no sabes lo que haría un animal loco como él.”
En ese momento, Mullido fue a Clara y Eduardo.
-“CLA-RA. CHO-CO-LA-TE.” Mullido le dijo a Clara, caminando hacia un árbol.
Clara siguió a Mullido, y en el árbol había un agujero. ¡Dentro del agujero, había un búho, y con el búho, una barra de chocolate!
Mullido rugió triunfantemente.
Llegó la policía y arrestó al búho. ¡Estaría en la cárcel por varios años!
-“¡Sí! ¡Te lo dije!” dijo Clara. Mullido miró a Clara. Mullido se sintió feliz.
Eduardo se sintió perplejo, y palmeó a Mullido en la cabeza.
-“Bien hecho, detective.” Le dijo y, con un abrazo a Clara, se fue.
-“¡Sí! ¡Te lo dije!” dijo Clara. Mullido miró a Clara. Mullido se sintió feliz.
Eduardo se sintió perplejo, y palmeó a Mullido en la cabeza.
-“Bien hecho, detective.” Le dijo y, con un abrazo a Clara, se fue.
-“Bueno, Mullido. La pregunta del millón: ¿Te quieres quedar conmigo?” Clara le preguntó.
-“¡Sí, Cla-ra!, sí, Cla-ra!” Mullido respondió en una voz gruesa. Clara sonrió.
-“Gracias, Mullido. Y si alguien nos pregunta, sos un simple perro.” Clara murmuró en la oreja de Mullido.
Volviendo a casa, fueron a comer unas galletitas.
Había sido un día genial.
-“¡Sí, Cla-ra!, sí, Cla-ra!” Mullido respondió en una voz gruesa. Clara sonrió.
-“Gracias, Mullido. Y si alguien nos pregunta, sos un simple perro.” Clara murmuró en la oreja de Mullido.
Volviendo a casa, fueron a comer unas galletitas.
Había sido un día genial.
¡FIN!
Las
Autoras
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