El Día Desconocido de Diego Alejandro

“Quiquiriquí” cacareó el gallo, pero Diego Alejandro se quedó echado en su cama. No quiso levantarse.

Volvió a dormir, y soñaba que estaba navegando un velero cuando escuchó, “miau, miau”. Diego Alejandro pensó, ¡No hay gatos en un velero!

Diego Alejandro continuó durmiendo hasta que sintió presión en su cabeza. Primero, pensó que una gaviota estaba encima de su cabeza, pero entonces se dio cuenta, ¡es el gato!

Rápidamente, Diego Alejandro se levantó y estaba enojado. ¡Cómo se atrevió el gato a arruinar su sueño!

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Ahora, totalmente despierto, se preparó para el día. Entonces empezó el trabajo en la granja. 

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“Mu” mugieron las vacas. Diego Alejandro siempre ordeña las vacas primero.

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Enseguida, él siempre recoge los huevos. “Coc co co coc” dijeron las gallinas cuando él los tomó. 

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Finalmente, él siempre alimenta a los cerdos. “Oinc-oinc” gruñeron los cerdos hambrientos. 

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A Diego Alejandro no le gusta ayudar con los animales. Había trabajado en la granja desde que era muy joven. Cada día, él hacía sus quehaceres rutinarias, y entonces hacía tarea para escuela. 

El próximo día, Diego Alejandro se despertó a la misma hora que el gallo generalmente cacarea, pero oyó una voz extraña. “¡Son las seis de la mañana!” dijo la voz desconocida. 

Diego Alejandro estaba aterrorizado, pero volvió a dormir.

Otra vez, el gato interrumpió su sueño. Él dijo, “¡Gato malcriado! Es grosero caminar en las cabezas de personas.” Cuando se levantó, el gato contestó, “¡Qué bien! Es perezoso dormir toda la mañana. “

De repente, Diego Alejandro pensó en el pollo que su madre cocinó la noche anterior habría estado malo. Sin embargo, Diego Alejandro se preparó para el día, y fue a cuidar a sus animales. 

Como siempre, primero fue a ordeñar las vacas. Cuando Diego Alejandro se les acercó, dijeron, “¡Hola, Diego Alejandro!” Las vacas saltaron sobre él, y por eso, salió y fue a las gallinas.

Él alcanzó a agarrar un huevo cuando una gallina dijo, “¡Tenemos muchos huevos hoy, Diego Alejandro!” Inmediatamente, él dijo, “¡No quiero sus huevos!” y corrió a los cerdos.