Había una vez una perrita muy triste que lloraba todos los días todo el día, nadie su tristeza entendía...

La perrita se llamaba Perlana y siempre llevaba puesto una camisa hecha de una vieja sábana...

Perlana ocultaba bajo la camisa algo que la hacia sentir decaída...

Perlana tenía un pelaje diferente al de los demás perros, pues todo su cuerpo cubierto de lana estaba...

Perlana se avergonzaba y se escondía pues su pelaje tristeza traía...

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Perlana vivía en la calle, al igual que muchos otros animales más.
Todos los animales salían siempre a jugar bajo el sol, el zorro, el perro, el ratón, la gata, la cucaracha, la serpiente y el conejo, todos jugaban mientras Perlana trás se quedaba viendolos jugar tras los botes de basura...

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Un día, Perlana se colocó de nuevo tras los botes de basura, pero ningún animal llegó a jugar.
Perlana se preocupó, púes notó que al suelo algo blanco y brillante cubrió ...

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Con el paso de los días la capa de esa arena blanca y brillante crecia, y los animales aun no venían a jugar, por lo que Perlana se preocupó aún más..


Así que Perlana decidió ir en busca de los demás animales para saber porqué a jugar no volvían...

Perlana se llevó una gran sorpresa al encontrar a todos los animales de la calle bajo cartones, por lo que ella preguntó:
Porqué no han vuelto a jugar?
Porqué están todos bajo un cartón?
Porqué se ven tan mal?

A lo que los animales contestaron:
Esa arena blanca es fría cual hielo y no nos deja movernos, temblamos y temblamos, nos acercamos y acercamos, pero el frío nos está ganando.

Perlana se preocupó tanto al ver a los perros que decidió dejar de esconder su gran vergüenza y revelar su pelaje de lana, para así ayudar a los demás animales a recuperarse

Perlana tomó lana de su cuerpo y tan rápido como pudo y tejió abrigos y sábanas para los animales

Así, gracias a que Perlana tenía cuerpo de lana, pudo ayudar a los animales de la calle, lo que hizo que Perlana descubriera que muchas veces lo que creemos que es un "defecto", puede ser de gran ayuda e importancia en nuestra vida.
Y así Perlana nunca más tapó su cuerpo y vivió orgullosa para siempre

Fin