PAGINAS EN BLANCO
Ese día me desperté con un solo objetivo: saber la causa de la desaparición de mi abuelo. Se había esfumado hace un año y nunca supimos por qué. Sin embargo, siempre tuve la sensación de que mi familia me ocultaba algo. Nunca me dejaron ir a su casa después de su muerte y yo no recibí ninguna explicación acerca del motivo. Pero últimamente mi cabeza daba vueltas y vueltas y la intriga me consumía.
Después de escaparme de mi casa, me dirigí hacia el hogar de una de las personas que más había amado en mi vida. Al entrar, todo seguía igual excepto el polvo que cubría cada superficie de aquel lugar tan vacío. La policía nunca encontró pistas del trágico hecho y no se supo nada más acerca de su existencia. Me dirigí hacia la biblioteca en busca de algún dato relevante que hubiesen pasado por alto.
Era su lugar favorito en el mundo y la mayor parte de su tiempo lo pasaba allí. Me transmitió ese amor hacia la literatura y me introdujo en el maravilloso mundo de la lectura. Nos pasábamos horas y horas leyendo cantidades de libros y no nos dábamos cuenta del paso del tiempo. Al entrar, un escalofrío invadió mi cuerpo y la nostalgia se apoderó de mí. El lugar que antes había sido nuestro refugio y paraíso, se había convertido en una simple y fría biblioteca que había acumulado suciedad con el pasar de los meses.
Lo extraño fue ver que un e-book se encontraba sobre la mesa. Digo extraño porque mi abuelo nunca leía desde plataformas digitales. Era de esos que creía que la magia y la autenticidad de los libros se encontraba en el pasar de las hojas de papel.
Después de escaparme de mi casa, me dirigí hacia el hogar de una de las personas que más había amado en mi vida. Al entrar, todo seguía igual excepto el polvo que cubría cada superficie de aquel lugar tan vacío. La policía nunca encontró pistas del trágico hecho y no se supo nada más acerca de su existencia. Me dirigí hacia la biblioteca en busca de algún dato relevante que hubiesen pasado por alto.
Era su lugar favorito en el mundo y la mayor parte de su tiempo lo pasaba allí. Me transmitió ese amor hacia la literatura y me introdujo en el maravilloso mundo de la lectura. Nos pasábamos horas y horas leyendo cantidades de libros y no nos dábamos cuenta del paso del tiempo. Al entrar, un escalofrío invadió mi cuerpo y la nostalgia se apoderó de mí. El lugar que antes había sido nuestro refugio y paraíso, se había convertido en una simple y fría biblioteca que había acumulado suciedad con el pasar de los meses.
Lo extraño fue ver que un e-book se encontraba sobre la mesa. Digo extraño porque mi abuelo nunca leía desde plataformas digitales. Era de esos que creía que la magia y la autenticidad de los libros se encontraba en el pasar de las hojas de papel.
Lo tomé con intriga, con el objetivo de visualizar por qué se encontraba allí. Al instante de encenderlo, me encontré que las páginas estaban en blanco. Unos segundos después, mi aspecto físico ya no adoptaba forma de cuerpo humano sino el de letras y pixeles... ¿Cómo era esto posible?
De repente, descubrí algo que me perturbó : estaba escribiendo o siendo escrita, y todo lo que pensaba yacía en las páginas en blanco. No solo me di cuenta del temor que sentían mis palabras, sino que además había podido conocer qué había sucedido con mi abuelo, es decir la razón de su desaparición.
Mis palabras manifestaban dolor y sufrimiento pero decidí ignorarlo y pensar en una solución. Era un hecho que nunca había imaginado posible, sin embargo estaba ocurriendo y me ocurría a mí. Pensé, durante un largo momento, posibles soluciones ante este hecho tan sobrenatural. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue hackear el e-book para obtener funciones, como las de un celular o tablet. Usé los trucos que mi primo me enseñó, descargué aplicaciones y traté de contactarme con mi familia pidiendo ayuda...
De repente, descubrí algo que me perturbó : estaba escribiendo o siendo escrita, y todo lo que pensaba yacía en las páginas en blanco. No solo me di cuenta del temor que sentían mis palabras, sino que además había podido conocer qué había sucedido con mi abuelo, es decir la razón de su desaparición.
Mis palabras manifestaban dolor y sufrimiento pero decidí ignorarlo y pensar en una solución. Era un hecho que nunca había imaginado posible, sin embargo estaba ocurriendo y me ocurría a mí. Pensé, durante un largo momento, posibles soluciones ante este hecho tan sobrenatural. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue hackear el e-book para obtener funciones, como las de un celular o tablet. Usé los trucos que mi primo me enseñó, descargué aplicaciones y traté de contactarme con mi familia pidiendo ayuda...
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No hubo respuesta. Se me ocurrió entonces intentar comunicarme con Luca, mi primo, quien tenía bastante conocimiento cuando de tecnología se trataba.
Nuevamente no había respuesta. Empecé a desesperarme demasiado y mis palabras parecían estar siendo torturadas una y otra vez.
Comencé a pensar en mi abuelo y en lo que debió sufrir. Me puse a analizar la situación, descubriendo que si él había pasado por lo mismo que estaba pasando yo, entonces había alguna posibilidad que esté vivo. Y eso también podía significar que yo no estaría sola. Pero ya me había rendido. Nunca más podría saber si seguía con vida, y por ende, nunca más volvería a reencontrarme con él.
Después de unos instantes de pensar y pensar, llegué a la conclusión que las páginas estaban en blanco por una razón: cada persona que abriera ese dispositivo, quedaría atrapada allí para escribir su propia historia. Como lo hizo mi abuelo y como lo estaba haciendo yo. En mi cuerpo, mejor dicho en mis palabras, reinaba el miedo y el dolor. Eran cada vez más cortas y espaciadas, como suspiros de alguien que se estaba quedando sin aire. Era muy joven y le tenía miedo a morir. Sin embargo, si has llegado hasta aquí, ERES UN ASESINO.
Comencé a pensar en mi abuelo y en lo que debió sufrir. Me puse a analizar la situación, descubriendo que si él había pasado por lo mismo que estaba pasando yo, entonces había alguna posibilidad que esté vivo. Y eso también podía significar que yo no estaría sola. Pero ya me había rendido. Nunca más podría saber si seguía con vida, y por ende, nunca más volvería a reencontrarme con él.
Después de unos instantes de pensar y pensar, llegué a la conclusión que las páginas estaban en blanco por una razón: cada persona que abriera ese dispositivo, quedaría atrapada allí para escribir su propia historia. Como lo hizo mi abuelo y como lo estaba haciendo yo. En mi cuerpo, mejor dicho en mis palabras, reinaba el miedo y el dolor. Eran cada vez más cortas y espaciadas, como suspiros de alguien que se estaba quedando sin aire. Era muy joven y le tenía miedo a morir. Sin embargo, si has llegado hasta aquí, ERES UN ASESINO.
ME HAS MATADO