El duelo Sesión 1-2-3

Se trata del duelo que realizamos antes de que alguien se muera. El duelo anticipatorio es un duelo callado, en general no verbalizado. Esta forma de duelo es igual de importante que el duelo después de que alguien desaparece, incluso más importante. Para el duelo anticipatorio también, la persona pasa por las cinco etapas del duelo descritas por la psiquiatra Elizabeth Kubler-Ross. En el taller "El duelo", les contaré más acerca de esta autora. El duelo anticipatorio no cancela el duelo después de la muerte, pero permite que la sanación llegue. Se trata de un preludio.

1- La negación 2- La ira 3-La negociación 4-La depresión 5- La aceptación

Las cinco etapas son herramientas que nos permiten identificar lo que estamos sintiendo. Las cinco etapas, sin embargo, no son etapas sistemáticas ubicadas en una línea de tiempo vertical. No se presentan en un orden cronológico forzosamente.

El mundo interno del duelo está compuesto por: 1- La singularidad del duelo 2- El alivio 3- El descanso emocional 4- El arrepentimiento 5-El llanto 6- Ángeles 7- Sueños 8- Memorias 9- Una historia 10- La culpa 11- El enojo 12- Otras pérdidas 13- Unas ideas acerca de la vida 14- El aislamiento 15- Secretos 16- El castigo 17- El control 18- La fantasía 19- La fuerza 20- La vida después de la vida

El duelo se caracteriza por ser singular. Cada quien tiene y hace su propio duelo. Se trata de un dolor tan profundo que nos acompaña una sensación permanente de estar "dormidos", "sin sensaciones", "numb", "entumecidos" al mismo tiempo que se siente un dolor difícil de describir. El vacío y la tristeza están presentes. Es imposible no recordar la fecha. La memoria está marcada por el acontecimiento. Parece ser que los relojes siguen avanzando mientras el de uno se ha detenido. Existe mucha singularidad. Cada quien realiza el duelo como puede, de manera única. En esta fase, nos damos cuenta que todo ha cambiado y que no podemos seguir pretendiendo que la vida sigue igual.

"El duelo" Taller con Mélanie Berthaud

Sesiones por separado: 7 a 9 pm Miércoles 9/06; Miércoles 23/06; Miércoles 7/07; miércoles 14/07

La etapa de la negación es muy importante, aunque parezca inverosímil, irracional, a veces incluso nos puede generar vergüenza. Se trata de un mecanismo de protección de la psique. Esta etapa está acompañada de manera recurrente por preguntas: ¿Es cierto? , ¿Realmente sucedió? De lo que se trata en realidad es aprender a vivir con la pérdida de la persona, sin olvidar la persona. En nuestra mente, la persona no desaparece. Sigue presente. Es muy común que la persona que pasa por la etapa de la negación tenga la necesidad de contar de manera muy repetitiva los acontecimientos del deceso de la persona.

Aprender a vivir con la pérdida implica pasar por esta primera etapa de la negación. Necesitamos cuestionar nuestra realidad, describir los hechos, para que, paulatinamente, la mente pueda procesar el trauma y aceptar las cosas como son.

Ver a la depresión como a un visitante. Alguien que nos presta una visita, lo queramos o no. Permitir que la depresión sea nuestra invitada por un tiempo, ofrecerle una silla, darle alimentos, tratarla de la manera más adecuada como una invitada. En vez de cerrarle la puerta en la cara porque pensamos que no es bienvenida. Dialogar con ella, con el fin de explorar nuestra pérdida en su integralidad. Si permitimos que la depresión llegue y nos enseñe lo que tiene que enseñarnos, entonces se irá cuando haya cumplido con su propósito en nuestra pérdida. Seguramente, esta visitante regresará de vez en cuando y de manera recurrente. Pero así son las etapas del duelo.

"The only way around the storm is through it".

La negación puede concernir a una persona que se está muriendo, pero también una persona que inicia un proceso de duelo, porque está perdiendo, o ya perdió, a una persona amada. La negación nos paraliza. La expresión correspondiente que verbaliza de manera interna es "¡No lo puedo creer!" Es la razón por la cual, muchas veces, ver el cuerpo de la persona amada permite sobrellevar la etapa de la negación. Por otra parte, cuando, durante el inicio del duelo, una parte de la mente busca hacernos creer que la muerte del ser amado no ha sucedido, podemos identificar que nos encontramos en la etapa de la negación.

La etapa de la negación se caracteriza por la sensación de que la vida no tiene sentido y que el mundo no es un lugar donde se pueda seguir viviendo. La etapa de la negación nos permite, literalmente, sobrevivir el shock de la muerte del ser amado. Kubler-Ross dice: "Hay gracia en la etapa de negación. Es la manera mediante la cual la naturaleza deja entrar sólo lo que podemos soportar." (On grief and grieving, 2004)

Kubler-Ross señala cómo la sociedad busca evacuar la depresión de nuestras vivencias. En caso de depresión clínica, se requiere el uso de fármacos, por un tiempo, cuando la depresión se alarga o llega a ser tan aguda que las personas pueden atentar contra sus vidas. La tristeza es un estado natural de la pérdida, pero cuando la depresión se vuelve demasiado profunda, es necesario a veces unir los esfuerzos de la terapia junto con el uso de antidepresivos. En general, las personas quienes acompañan a las personas atravesando una depresión tratan de alegrarlas y tratan de demostrarles que hay aspectos positivos en sus vidas. Sin embargo, esta recomendación refleja sólo su necesidad y su dificultad de tolerar una cara triste y larga por muchos meses.

Una persona triste por un duelo agradece siempre a quién se pueda sentar a su lado para acompañarlo/la, sin decirle que no deba sentir esta tristeza. La depresión por duelo tiene una virtud: nos hace más lentos, nos obliga a observar la realidad, sin la presencia de la persona o de la situación por la cual estamos haciendo el duelo. Nos lleva a explorar nuestras profundidades. Por eso, es importante atravesar esta tristeza y explicar a las personas alrededor nuestro que este momento es importante para la integridad emocional de uno.

Se trata del regreso al presente. La depresión se siente como si fuera a durar para siempre. La depresión en este caso no debe de abordarse como una enfermedad mental. Es la expresión de una tristeza inmensa. Nos preguntamos "¿Por qué seguir solo/ sola?" La vida parece no tener sentido. Sensación de pesadez, de imposibilidad de seguir con el día a día y las actividades, sensación de vacío... ¿Por qué comer? ¿Por qué dejar de comer? Nada tiene importancia en esta etapa.

Nuevamente, el entorno quiere ayudarnos a salir de esta etapa: "Resolver". La primera pregunta que debemos hacernos: ¿Esta situación es deprimente, triste? ¡Lo es! La respuesta entonces es perfectamente normal. Sin embargo, la sociedad nos pide que nos tratemos. Sin embargo, Kubler-Ross insiste que la depresión del duelo es una etapa perfectamente sana y normal. Nuevamente, es un proceso de adaptación a un elemento que no podemos procesar. Es una etapa de sanación: no es necesario correr para salir de esta etapa, por más difícil que sea. Se trata, más bien, de encontrar maneras de procesar esta etapa de depresión.

A veces creemos que la aceptación significa estar bien con la idea de la pérdida. No es así y nunca sucederá. La fase de la aceptación consiste en aceptar que la persona/ situación no está más, aceptar que esta situación de ausencia es nuestra nueva realidad. Nuestra nueva norma: es la realidad permanente, aunque no nos guste. Esta fase es la fase que permite que la sanación y la curación se lleven a cabo finalmente. Sanar: recordar, recoger memorias , reorganizar. En ese momento, intentamos vivir en esta nueva norma, sin la presencia del ser querido.

En esta fase, nos damos cuenta que todo ha cambiado y que no podemos seguir pretendiendo que la vida sigue igual. Por esta razón, hablamos de REORGANIZAR nuestra vida. - Reorganizar papeles. - A veces retomamos ciertas tareas, a veces las encargamos a alguien más. Esta reorganización se hace más difícil mientras nuestra identidad estaba ligada a la identidad del ser amado. Sin embargo, con esta última fase, aprendemos a descubrir quienes somos y también, quién era el ser amado. Aprendemos a vivir con quien perdimos, en una nueva relación. Reintegramos los pedazos que fueron desgarrados.

A veces, sentimos alivio cuando se muere el ser cercano, porque su sufrimiento se acabó. El declive de una persona amada es muy doloroso. El sentimiento de alivio es difícil de reconocer. Concierne la persona que estaba sufriendo y también concierne a las personas quienes acompañaban a la persona que muere. El alivio es la calma después de la tempestad.

El duelo implica una serie de múltiples altibajos muy rápidos y cambios de humor que ni uno entiende. Ese ir y venir es perfectamente normal. Nos distraemos con el trabajo, muy seguido. Aquí es importante tener cuidado con el nivel de trabajo que estamos dispuestos a soportar, en especial el multi-tasking.

Es fundamental conocer nuestros límites respecto de estas inestabilidades emocionales. Colocar nuestro bienestar emocional primero será una necesidad. A veces eso implica cancelar compromisos, alejarse de ciertas amistades. El proceso tiene múltiples caras: investigar que es lo que nos ayuda a descansar y hacer descansar nuestras emociones, sea películas, música, paseos, cambio de paisaje, o simplemente no hacer nada. Aquí es importante no empezar relaciones que involucren muchos altibajos emocionales. Ser cuidadosos en este tema. Las emociones, así como el cuerpo, deben repararse.

La existencia de la culpa significa que uno ha amado y uno ha perdido. Si permitimos que la ira se manifieste, entonces encontraremos más sentimientos que se encuentran "tapados" por la ira. Sin embargo, uno tiene la sensación de que si se entrega a la ira, la ira nunca se acabará. Esto no es correcto. La ira se transforma. Es de suma importancia no permitir que nadie juzgue la ira ni que uno mismo la quiera juzgar o reprimir.

El taller "El duelo" se llevará a cabo en cuatro momentos. Cada sesión es independiente de la anterior, aunque, por supuesto, exista una relación entre el contenido de cada sesión. Sesión del 26 de mayo , de 7pm a 9 pm Sesión del 9 de junio, de 7pm a 9 pm Sesión del 23 de junio, de 7 pm a 9 pm Sesión del 7 de julio, de 7 pm a 9 pm. Por Zoom. Reservación en la página www.vinyasayogajustinetime.com

En este taller, estaremos abordando este tema bajo sus múltiples costados y podrás participar tantas veces como quieras, con tus preguntas o tus testimonios. No será grabado y pediremos mucho respeto a los y las participantes por el material compartido entre nosotrxs. Son sólo 10 participantes.

Recuento de "desgarres"/ Traumas: 1- 2- 3- 4- 5- 6-

Recuento de "desgarres"/ Traumas: 7- 8- 9- 10- 11- 12-

La negociación tiene dos rostros. 1) Antes de la pérdida, cuando se acerca la muerte, hacemos promesas: "Si sobrevive, yo haré ....", "si sobrevive, nunca me pelearé más..." 2) Una vez la pérdida consumada, la negociación se manifiesta como si quisiéramos demostrar algo. Por ejemplo: -Dedicar nuestra vida a una causa, para restaurar simbólicamente la pérdida de nuestro ser querido. "Si tan sólo"... -Realizar un trabajo específico para encontrar la cura de la enfermedad. "¿Qué pasaría si??...

La culpa también se presenta en esta etapa de negociación: se instaura un diálogo mediante el cual pensamos en lo que pudimos haber hecho para evitar lo que pasó. También es probable que queramos negociar también con el dolor, en el sentido que en esta etapa, somos capaces de hacer cualquier cosa para no sentir el dolor. La negociación es otra etapa para escapar del dolor, para distraerse de la dura realidad de una vida sin la persona. En otros casos también, la negociación nos permite mover de una etapa del duelo a otra: nos permite pensar que podemos restaurar el orden en el caos que ha tomado nuestra vida. Es posible que la negociación se presente bajo ideas irracionales: "nos veremos en el paraíso", ... "terminaremos nuestra vida juntos" ...

También es común que las personas juzguen nuestra ira "desproporcionada", "inapropiada", "exagerada", "fuera de lugar". Las personas que emiten este tipo de juicios deberán de lidiar con su problema para manejar la ira de uno. En algún momento, ellos también conocerán el duelo. Nuestro trabajo, en esta etapa, es honrar nuestra ira, encontrar un lugar solitario y dejarla expresarse. El sentimiento experimentado en esta etapa toma múltiples formas y da una estructura a la sensación de pérdida profunda: 1-Completamente perdido/a (naufrago total) 2- Cero conexión con nada. 3- Enojo con absolutamente todo: con alguien que no fue a la ceremonia, con alguien que está muy ausente , etc...

La ira: un puente en el mar abierto. La ira: algo al cual agarrarse. En general, nos dedicamos a suprimir la ira, en vez de sentirla. Es fundamental. Ejemplos: -Hablar de la ira con nuestro terapeuta, nuestros amigos, nuestra familia. -Es imprescindible, en esta etapa, expresar nuestra ira, sin lastimarnos ni lastimar a nadie más. -Ejercicios para expresar lo que sentimos en lo más profundo. La ira nos puede aislar de nuestros seres cercanos, justo cuando más los necesitamos. Es posible, también, experimentar un sentimiento de culpa. La culpa es ira volteada hacia uno mismo.

La aceptación implica hacer el recuento de todo lo que se ha perdido. La aceptación no es la serenidad, ni es la paz. La aceptación todavía contiene mucho dolor. Se trata de un proceso, no tiene un fin real. La fase de la aceptación es un largo viaje. Sucede a lo largo de muchos años. La aceptación es una lucha. Este proceso mediante el cual retiramos nuestra energía de manera progresiva del lugar de la pérdida, para invertirlo en el lugar de la vida. Mientras la aceptación se va dando, estamos teniendo, poco a poco, más días buenos que malos. A veces, sentimos que estamos traicionando a las personas que hemos perdido.

Sin embargo, al aceptar que la vida está ocupando un papel más activo: -Formamos nuevas relaciones. -Recuperamos las relaciones que habíamos dejado de lado. - Nos interesamos en nuevos proyectos. -Escuchamos nuestras necesidades. -Nos autorizamos a evolucionar. -Empezamos a invertir en nuestro "self-care".

A veces creemos que la aceptación significa estar bien con la idea de la pérdida. No es así y nunca sucederá. La fase de la aceptación consiste en aceptar que la persona/ situación no está más, aceptar que esta situación de ausencia es nuestra nueva realidad. Nuestra nueva norma: es la realidad permanente, aunque no nos guste. esta fase es la fase que permite que la sanación y la curación se lleven a cabo finalmente. Sanar: recordar, recoger memorias , reorganizar. En ese momento, intentamos vivir en esta nueva norma, sin la presencia del ser querido. En esta fase, nos damos cuenta que todo ha cambiado y que no podemos seguir pretendiendo que la vida sigue igual.

Por esta razón, hablamos de REORGANIZAR nuestra vida. - Reorganizar papeles. - A veces retomamos ciertas tareas, a veces las encargamos a alguien más. Esta reorganización se hace más difícil mientras nuestra identidad estaba ligada a la identidad del ser amado. Sin embargo, con esta última fase, aprendemos a descubrir quienes somos y también, quién era el ser amado. Aprendemos a vivir con quien perdimos, en una nueva relación. Reintegramos los pedazos que fueron desgarrados.

Cuando estamos atravesando la depresión por duelo, existen muchas actividades que no tenemos la fuerza de realizar, y eso puede durar mucho tiempo: Levantarse de la cama Concentrarse Estar relajadx Interesarse por algo. Escuchar al otro. En esta etapa, nos preguntamos si esto durará toda la vida. Nos sentimos solos, independientemente de quienes nos rodean. Nos preguntamos si sentiremos de nuevo las cosas.

Es importante, en esta etapa, no negar la ira y el enojo y aceptarlo. Mirarlo bajo todos sus costados y pedir a nuestro entorno que entienda que estamos pasando por esta etapa y que toleren. Verbalizarlo. La buena noticia es que la ira es una emoción que estamos acostumbradxs a procesar en la vida cotidiana. Nuestra gestión emocional: La ira tapa otras emociones y otros sentimientos. Es muy común que elijamos la ira mientras nos hacemos capaces de lidiar con las otras emociones. La ira es una etapa necesaria. Mientras sintamos la ira de manera plena, podremos aprender a atender las demás emociones....Habrá tiempo para atenderlas.

La ira es muy cansada, nos consume mucha energía. Sin embargo, más vale ocuparse de ella y mirarla en los ojos y absorberla de la manera más presente cuando surge la primera vez. La ira volverá, y muchas veces, y bajo muchas formas distintas. Es fundamental respetar el proceso de la ira en las personas quienes lo están viviendo y no forzar que vayan más rápido. La consecuencia es: la alienación. Si pedimos a las personas que sientan de manera distinta, que se obliguen a procesar rápido, entonces no aceptamos a las personas en el lugar en el que se encuentran y tampoco las aceptamos como son. La sociedad en la cual vivimos le teme a la ira. Es muy común que nos sintamos abandonadxs y aisladxs cuando pasamos por la etapa de la ira.

Los arrepentimientos son muy comunes, respecto de quienes se van o respecto de quienes se quedan. 

El enojo no debe en absoluto ser lógico ni válido. La ira llega cuando se tiene la sensación y el sentimiento que seremos capaces de sobrevivir lo que sea. Seguimos en el camino de la sanación. ¿Cómo se manifiesta el enojo, la ira? De manera recurrente, la dimensión del tiempo está presente en la producción del enojo. Ejemplos: Enojo por no haber previsto esto que pasó, enojo porque, cuando pasó, ya era demasiado tarde, enojo con los médicos, enojo con el ser querido quien no se cuidó, enojo con quien se fue y nos dejó (por la muerte o la separación, sin dejarnos una explicación que encontremos válida) …

Aflora entonces el sentimiento que no era el momento, que no debía de pasar en ese momento, que no era tiempo. La ira abre la larga lista de emociones que acompañan el proceso del duelo: tristeza, pánico, dolor, soledad. La ira hacia uno mismo también, sobre todo en lo que concierne la muerte de un ser querido, toma la forma de la comprensión que existe una diferencia entre la voluntad de salvar una persona y la capacidad de hacerlo (querer/ poder). La ira se manifiesta recurrentemente de la siguiente manera discursivamente: "Estoy enojadx de tener que vivir en un mundo donde no está él / ella, donde no puedo encontrar a la persona que amo y necesito en ninguna parte...".

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