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LAS LÁGRIMAS DE SHIVALoading...



1. El bacilo de Koch
En cierta ocasión, hace ya mucho tiempo, vi un fantasma.
Sí, un espectro, una aparición, un espíritu; lo puedes llamar como quieras,
el caso es que lo vi. Ocurrió el mismo año en que el hombre llegó a la Luna
y, aunque hubo momentos en los que pasé mucho miedo, esta historia no es lo que suele llamarse una novela de terror.
Todo comenzó con un enigma: el misterio de un objeto muy valioso
que estuvo perdido durante siete décadas. Las Lágrimas de Shiva, así se
llamaba ese objeto extraviado. A su alrededor tuvieron lugar venganzas
cruzadas, y amores prohibidos, y extrañas desapariciones. Hubo un
fantasma, sí, y un viejo secreto oculto en las sombras, pero también hubo
mucho más.
En cierta ocasión, hace ya mucho tiempo, vi un fantasma.
Sí, un espectro, una aparición, un espíritu; lo puedes llamar como quieras,
el caso es que lo vi. Ocurrió el mismo año en que el hombre llegó a la Luna
y, aunque hubo momentos en los que pasé mucho miedo, esta historia no es lo que suele llamarse una novela de terror.
Todo comenzó con un enigma: el misterio de un objeto muy valioso
que estuvo perdido durante siete décadas. Las Lágrimas de Shiva, así se
llamaba ese objeto extraviado. A su alrededor tuvieron lugar venganzas
cruzadas, y amores prohibidos, y extrañas desapariciones. Hubo un
fantasma, sí, y un viejo secreto oculto en las sombras, pero también hubo
mucho más.
A veces, sin saber muy bien cómo ni por qué, suceden cosas que nos
cambian por dentro y nos hacen ver el mundo de otra forma. Con
frecuencia, se trata de sucesos triviales, acontecimiento a los que, cuando
se producen, apenas concedemos algún valor, pero que a la larga acaban
adquiriendo una inesperada trascendencia. Eso fue lo que ocurrió cuando
mi padre cayó enfermo.
Un ser microscópico, el bacilo descubierto por un alemán llamado
Robert Koch, desencadenó la cadena de sucesos que acabarían
conduciendo a aquel verano de 1969. Y ese verano fue muy especial: mi
padre enfermó, yo me fui de casa, el hombre llegó a la Luna, vi un
fantasma y descifré un antiguo misterio.
cambian por dentro y nos hacen ver el mundo de otra forma. Con
frecuencia, se trata de sucesos triviales, acontecimiento a los que, cuando
se producen, apenas concedemos algún valor, pero que a la larga acaban
adquiriendo una inesperada trascendencia. Eso fue lo que ocurrió cuando
mi padre cayó enfermo.
Un ser microscópico, el bacilo descubierto por un alemán llamado
Robert Koch, desencadenó la cadena de sucesos que acabarían
conduciendo a aquel verano de 1969. Y ese verano fue muy especial: mi
padre enfermó, yo me fui de casa, el hombre llegó a la Luna, vi un
fantasma y descifré un antiguo misterio.