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Érase una vez dos pueblos en guerra entre sí: la gente del día y la de la noche. Había dos reinos muy diferentes en el mismo territorio. En el reino de la luz siempre reinaba la luz y los habitantes eran un pueblo pacífico, altruista y amable a diferencia de el de la noche. En cambio, en el reino de la noche reinaba la oscuridad y los habitantes eran arrogantes y malos.
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En aquella época cada reino estaba en lucha contra el otro para conquistarlo. Los dos reyes eran hermanos y habían reinado juntos hasta que un día se vieron abrumados por el poder, ya que querían cada vez más y más. Se declararon la guerra el uno contra el otro, para que solo uno pudiese tener ese inmenso territorio y gobernarlo a su manera.
Los dos reinos batallaron durante muchos años y ninguno de los dos pudo conseguir conquistar el territorio del otro. Había muchos muertos, todo era muy triste, peleaban por algo que podían conseguir fácilmente si se unían.
