Somos los libros que leemos

Capítulo 1: El accidente

Estaba nerviosa, pero sabía lo que tenía que hacer, era un juicio importante, había llegado la hora por fin, todo lo que había sufrido me iba a liberar.

-Señorita, ya va a empezar el juicio, pase.

5 meses antes… donde comenzó todo

Se oía las gaviotas cantar, olas chocar contra las rocas de la cala, olas gigantes, me sentía pequeña, gente chillando, se oían silbidos de los socorristas, y una voz se escuchaba por encima de las demás, era una mujer chillando, como si estuviera alarmada por algo, yo no sabía dónde estaba se escuchaba a la gente diciendo, no despierta. Pero en ese momento abrí los ojos y comprendí todo…

Estaba en la playa tirada sin saber porque, la gente me decía, “Inés te encuentras bien ¿Inés, Inés?”, no recordaba nada, lo intentaba y lo intentaba pero nada, no sabía ni mi nombre.

Cuando recuperé la conciencia y me tranquilicé, comencé a andar sin saber qué hacer, noté que alguien me seguía, empecé a correr sin parar.

Era un hombre de mediana edad calvo y con gafas, se me hacía familiar pero no lograba saber quién era.

Me acerqué, y le pregunté si nos habíamos visto antes, él me contestó que le sonaba mi cara de algo pero tampoco sabía de qué.

Capítulo 2: Aquel señor

Le pregunté si me podría ayudar, no conocía a nadie ni sabía realmente dónde estaba, le dije que iba a ir a la policía ya que no sabía nada, él me dijo que no fuera, noté que estaba nervioso, ahí es cuando me dijo que era mi tío, no sabía cómo decírmelo, porque el médico le dijo que había perdido la memoria.

Mi tío me llevó a su casa, era preciosa, se me hacía familiar, tenía el tejado negro con una piscina afuera, era enorme. Pero lo que no sabía era lo que pasaría a continuación.

Esa noche la pasé en mi cuarto, no conciliaba el sueño, mire la hora, era tarde. Bajé a la cocina a beber un vaso de agua, aunque no sirvió de mucho, cuando por fin concilie el sueño,

una pesadilla me invadió, me desperté con sudores fríos, y con un fuerte dolor de cabeza, empecé a escuchar pasos, y a una mujer sollozando, pensé que era mi imaginación así que me volví a dormir.

A la mañana siguiente, me desperté a las 10 de la mañana, con ojeras ya que no había dormido bien.

Volví a escuchar los sollozos de aquella mujer, al rato comencé a escuchar los de una niña, me estaba volviendo loca, o eso creía.

Cuando se despertó mi tío, dos horas después, le conté todo lo que me había pasado anoche, el me dijo que era algo imposible ya que estábamos solos en casa, cuando empezamos a desayunar, me dijo que tendría que ir al instituto, para socializar y así ver si podía recordar algo.

Capítulo 3: El instituto

A la mañana siguiente, a las 8 de la mañana, me desperté, estaba nerviosa, no conocía a nadie. En cuanto llegué, estaba temblando, mi tío me dió un abrazo y entramos.

Había muchísima gente, todos me miraban raro porque iba con mi tío, luego, antes de que empezaran las clases me dí cuenta de que mi tío era el director del instituto, pensaba que sería divertido pero… fue todo lo contrario.

Entré a mi clase todos, cuchicheaban de mi, y hablaban sin parar, yo no entendía porque, ni me habían conocido.

-Bueno Inés, preséntate a tus compañeros.-dijo la profesora-

-Asentí con la cabeza-

Cuando terminé de presentarme, todos se reían, ni había hablado con ellos, parecía como si no quisieran darme una oportunidad.

Después de que se fuera nuestra tutora, vi entrar al hombre más precioso que había visto en toda mi vida. Tenía los ojos verdes, pelo castaño, era el profesor de matemáticas.

-Hola, clase. -dijo él, se quedó un rato sin hablar solamente mirándome hasta que una voz lo interrumpió-

-Hola, Carlos -dijo la clase-

Me quedé toda la clase mirándolo con admiración, casi sin prestar atención.

Cuando acabó la clase, quedé recogiendo mis cosas hasta que él se me acercó, mi corazón estalló en ese momento, me puse nerviosa y hubo otro silencio abrumador.

- Tú debes de ser Inés, no? -dijo él- me quedé callada por un momento, asentí con la cabeza, yo no era de hablar mucho como ya se me nota.

- Qué se te ha comido la lengua el gato o como? - me quedé callada otra vez estaba que no me podía mover.

Noté que él se fue triste, como si le hubiera molestado que yo no hablara.

Capítulo 4: Esa voz

Esa misma noche, volví a tener un fuerte dolor de cabeza, seguido de unas interferencias en mis oídos, eso era nuevo. Al cabo de un rato, escuché de nuevo esa aquella voz, sollozando sin parar pero ya no solo escuchaba esa voz comencé a escuchar la de unas niñas cantando, a la vez que la de aquella mujer sollozando, venía de abajo, lo ignoré y me volví a dormir.

Estuve toda la semana escuchando aquellas voces hasta que un día dejé de escuchar la voz de la mujer, y las voces de las niñas sollozando, y gritando agónicamente. Me empecé a asustar.

Al cabo de unas semanas, unas amigas me dijeron que el profesor me miraba mucho, y que era su favorita, me estaba empezando a gustar mi profesor, eso era imposible.

Esa misma noche empecé a escuchar voces sollozando y gritando “Virginia Navajas” repetidas veces en toda la noche.

Quería saber lo que me pasaba pero para eso necesitaba un favor de alguien que tuviera coche. A la mañana siguiente le pedí a Carlos, si me podía llevar al cementerio sin hacer preguntas, él accedió ya que era como si fueramos pareja, teníamos una relación muy cercana.

Cuando íbamos de camino al cementerio, me preguntó si había tenido algún accidente hace poco, asentí con la cabeza,