ORÁCULO DEL BIEN EDUCAR

"Se trata de un viaje simultáneo a la realidad y al interior de cada persona. En ese viaje, se acumula un gran caudal de experiencia, pero lo importante no es la mera experiencia sino la capacidad de reflexionar y aprender de esta experiencia" (Carbonell, 2009, p.19).

Autoría:
Carmen Doménech
Selena Durán
Mario Ferrando
Ainhoa Ionescu
Maria Pérez

Castellón de la Plana, enero de 2022
Universitat Jaume I

Índice

Parte I. Echole: ¿Qué es la escuela?.........................3

Parte II. Sofía: els sabers del Theoros.....................5

Introducción...........................................5

Educar a modo de viaje................7

Educar por su valor..............9

Educar para un futuro próspero..............12

Educar en valores...............15

Los guías de la educación.................17

Conclusiones......................................................19

Parte III. El ánima del Theoros-Alebrije...................22

Bibliografía............................................................23

Introducción

Este escrito está realizado con la finalidad de hacer reflexionar al lector sobre todas las cuestiones y factores que engloban a la educación, y todo lo que podemos plantear y ver más allá de los conceptos básicos que conocemos. Todo ello, se realizará mediante un viaje por las páginas del OBE que hemos creado con tanto esfuerzo y entusiasmo.

En primer lugar, es importante comentar cuales son algunos de los objetivos de nuestro OBE; indagar y replantearnos todos los conceptos relacionados con la educación, aprender sobre cual es realmente la tarea de un profesor y el hecho educativo entre otros.

Asimismo, conforme vamos avanzando por las páginas de nuestro OBE, el lector aprenderá sobre cuál o cuáles son las tareas o el objetivo de ser un maestro/a, respondiendo a una serie de preguntas básicas acerca del hecho educativo: qué es educar, qué es la escuela, por qué educar, para qué educar, en qué saberes hay que educar y quién debe educar. Con cada una de estas preguntas se quiere transmitir que estas no se basan en una definición de dos líneas, sino que van más allá; educar no es solo adquirir conocimientos, la escuela no es solo una clase, no hay que educar solamente para aprender, no se debe educar siguiendo solamente un currículum y no educan solo los profesores. Así, en las próximas páginas se mostrará lo que realmente son las razones de educar, la finalidad educativa, los saberes educativos y los protagonistas del hecho educativo. Y por último, llegando al final del OBE, nos encontraremos con un Alebrije, una figura formada por diferentes partes de animales que tienen una conexión plena con el poemario que aparece justo en la misma página.

Por otro lado, se han realizado infinidad de actividades y procedimientos que nos han ayudado a construir el relato del libro: todas y cada una de las lecturas que hemos llevado a cabo a lo largo del curso de autores como Jaume Carbonell, Ken Bain, M. Mar Estrela Cerveró, Jaume Martínez Bonafé, Enrique Vila-Matas, J. Masschelein, M. Simons y J. Larrosa. Ha sido de gran ayuda realizar deriva de los libros y artículos de estos autores, pues hacer deriva es una manera de reflexionar más allá de lo que dice el texto de manera explícita. También, hemos visto vídeos y hemos consultado diferentes webs para ampliar nuestros saberes sobre el OBE. Y por último, para elaborar el alebrije, buscamos la virtud de cada uno de nosotros y las unimos en un dibujo; además, hemos realizado un vídeo donde cada uno habla sobre su virtud como Theoros.

Esperemos que aprendáis mucho sobre la educación y sobre su importancia a lo largo de este libro.

EDUCAR A MODO DE VIAJE

La educación no solo se basa en la instrucción o la formación, es un término muy amplio que va mucho más allá. Por tanto, ¿Cómo podemos definir el concepto de educar? Consiste en enseñar valores, conocimientos y formas de actuar que permiten vivir en una sociedad: “se trata de un viaje simultáneo a la realidad y al interior de cada persona. En ese viaje se acumula un gran caudal de experiencia, pero lo importante no es la mera experiencia sino la capacidad de reflexionar y aprender de esta experiencia” (Carbonell, 2009, p. 19). En ocasiones, tendemos a actuar mediante nuestra propia experiencia, y es así como nos dice la cita, pero no solo se queda ahí, sino también es pensar qué hemos aprendido tras haber vivido una vivencia concreta. Ese viaje que nos comenta Carbonell, se basa en aprender en relación a lo que hemos vivido, descubrir qué nos ha enseñado y cómo podemos actuar después de ello. Así, se preparará a la siguiente generación para el futuro, formándoles para que desarrollen sus facultades y su cognición: “la educación es el método fundamental del progreso y de la reforma social” (Carbonell, 2009, p.12).

Educar también es preparar, orientar y construir la mente. Y, sin una buena educación no hay nada, ya que “afecta a todos los ámbitos de socialización de la infancia y la juventud.” (Carbonell, 2009, p. 106). La educación depende nuestro entorno, en parte; pues tendemos a influirnos por aquello que vemos y escuchamos desde la infancia, cogiendo ejemplo y actuando como tal, sin ser conscientes en un principio, si nos afecta para bien o para mal. Eso se descubre a partir de la experiencia. La educación se lleva a cabo en muchos ámbitos, más de los que imaginamos: en los hogares, en las escuelas, institutos, universidades e incluso en las calles.

Por ello, Patino nos dice que: “Educar es un misterio y el educador llega a ser el maestro de ese arte tan difícil que consiste en ayudar a desarrollar la personalidad de los humanos” (Martín, 2004). Porque educar también se considera arte, ayudar a conducir a otros hacia una educación y vida mejor. Pero esto no es tarea fácil, por lo que no todos pueden guiar ese camino, y como dice, desarrollar la personalidad del resto, hay que tener vocación y saber a qué se va a enfrentar cada día y su misión, ese arte que presenta a los demás, servirá para el futuro de muchos. Además, Carbonell en Una educación para mañana también nos habla de la enseñanza como arte, porque no solo es preparar una clase para después exponerla a los alumnos. Es improvisar y atender a las dificultades o situaciones imprevistas de cada niño, ya sea un docente en la escuela o una familia en casa.

Educar también es “[...] la clave de la evolución humana, la invención biológica que permitió a nuestros ancestros empezar a acumular cultura una generación tras otra” (Sampedro, 2004).” Con el paso del tiempo se puede ver un proceso educativo que busca la perfección en la enseñanza, la mejoría en los aspectos que no funcionan del todo bien y la integración de cada uno de los que formamos esta sociedad. Pero esto no sólo debe ser en la escuela como tal, si no también en los distintos ámbitos de la sociedad mencionados anteriormente. Vamos tomando ejemplo del pasado para mejorarlo en el presente, de cara a un futuro mejor tanto personal como en sociedad.

Por tanto, educar es una acción que debe entenderse como algo más amplio que engloba mucho más de lo que entendemos por una clase, alumnos y profesores, porque no únicamente aprendemos ahí. Adquirimos conocimientos nuevos en todos los lugares en los que hemos estado, en internet, en libros, etc. Si nos paramos a pensar en qué es educar, sabremos realmente su amplio significado, además de que no es fácil definirlo. Aprendemos en base a la experiencia vivida, a pensar qué nos ha aportado cada momento y cómo podemos mejorar personalmente de cara a futuras vivencias.

EDUCAR POR SU VALOR

Hay que educar porque la educación del ser humano es necesaria en todos los sentidos y ámbitos, tanto para el presente como para el futuro, como dice José María Martín Patino: “La educabilidad del alumno es una categoría esencial del ser humano” (Martín Patino, 2004).

La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de las personas y sociedad. Nos permite una adaptación a nuestro entorno, además de aprender de este y también contribuye a lograr sociedades más justas, productivas y equitativas; es un bien social que hace más libres a los seres humanos. Además, ofrece muchas oportunidades para un crecimiento tanto personal, económico, como social. Gracias a la propia formación personal, por parte de cada uno de nosotros, conseguimos contribuir a una construcción de una nueva sociedad mejorando así el bienestar de todos. ¿Y cómo conseguimos ese crecimiento personal? Aprendiendo de los que saben. Podemos aprender tanto en la escuela, como en casa con la familia, en el parque…“Educar es un misterio y el educador llega a ser el maestro de ese arte tan difícil que consiste en ayudar a desarrollar la personalidad de los humanos” (Martín Patino, 2004). Este es un arma muy importante, pues sin tener una buena educación, por parte de los profesores y sobre todo los padres, no habría respeto, no nos podríamos expresar, no podríamos aprender nuevas cosas…Con los valores adecuados se logra la consecución de las metas y objetivos personales y con ello el éxito.

Hay que educar porque es necesaria una evolución educativa para enriquecer la sociedad y construir un futuro mejor, por ello hay que hacer hincapié en los problemas educativos del presente y solucionarlo, pues para acciones futuras es beneficioso y conveniente: “Los fines de la educación (…) se piensan para un futuro mejor, para la perfección de la naturaleza humana” (Carbonell, 2009, p.12).

Hay que crear un espacio para la educación donde todos tengan libertad y no haya subordinación, así no se pierden las ganas de aprender, sino que creará satisfacción y motivación de cara a acciones futuras: “No se puede educar contra los deseos y la voluntad del alumnado. Por eso los esfuerzos deben dirigirse a lograr que no se pierdan las ganas de aprender; o lo que es lo mismo: la curiosidad. (Carbonell, 2009, pág. 25).

También hay que crear una educación creativa, así los niños en las escuelas podrán expresarse libremente y ser más participativos: “En un entorn i davant un futur ple d’incerteses, ens cal educar nois i noies que es qüestionin la realitat per donar-li noves respostes, ja que ja no hi ha respostes correctes ni apostes formatives que valguin per a tota la vida” (Regí, 2017), así “despertaremos en los niños y niñas el deseo de saber y aprender ”(Carbonell, 2008, p.48), no crear un ambiente que desmotive al alumnado y se sientan aburridos frente a algo que les sirve de ayuda y convicción para un futuro, no solo pensado para el trabajo. Tampoco que se piensen que no sirve de nada, porque sino se empeñarán en no aprender ni saber y es muy importante para saber y vivir en sociedad. Se debe realizar de forma que todos se sientan integrados y cómodos en este ámbito durante el proceso, que de manera general, será para toda la vida.

Además provee conocimientos, enriquece la cultura, el espíritu del individuo, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos: "la educación brinda la oportunidad de pensar, de disfrutar de los bienes culturales, de mejorar las relaciones con los demás, de comprender en qué mundo vivimos, de protegerse de abusos y manipulaciones y de tomar decisiones con más criterio" (Carbonell, 2009, p.29). Por ello, la educación está englobada en todo aquello que vemos y hacemos tratando de influirnos. Así, disminuirán las desigualdades sociales y económicas, se elevarán las condiciones culturales de la población, se podrá acceder a mejores niveles de empleo, se ampliarán los conocimientos, etc.

Por tanto, la respuesta a esta pregunta va más allá de lo que pensamos cuando nos preguntan por qué hay que educar. No solo se educa con la intención de aprender, sino porque adquirimos valores, enriqueceremos las culturas, creceremos personalmente y económicamente y lo más importante, porque viviremos y aprenderemos a vivir mejor en sociedad, adaptados a nuestro entorno entendiendo más el por qué. También es importante la implicación del alumnado en la educación, la curiosidad generada por ellos para querer aprender y descubrir qué hay más allá de lo que ven y creen saber.

EDUCAR PARA UN FUTURO PRÓSPERO

¿Cuál es la finalidad de educar? Para responder a esta pregunta tenemos que pensar en el objetivo de la educación. Según el concepto de escuela que podemos tener la mayoría en la mente, el fin de educar es el éxito escolar, aprobar unos exámenes para algún día poder ganarse un sueldo. Pero, ¿es tan simple como parece?

Primero vamos a recordar para qué se crearon las escuelas. Antes de las escuelas, la transmisión de saberes y oficios era un asunto familiar, en el que los padres enseñaban a sus hijos el oficio que ejecutarían durante el resto de su vida. Las escuelas aparecieron y se promocionaron para evitar el analfabetismo en la población; de hecho, los niños en este momento querían aprender porque tenían curiosidad por los nuevos conocimientos que podían adquirir.

Teniendo en cuenta lo anterior, parece ser que la educación va cambiando, pero en realidad siempre tendría que ser igual. El tiempo pasa y parece que en la actualidad las escuelas están más pendientes de que los estudiantes aprueben que de que aprendan. De hecho, ha cambiado tanto que antes los niños querían ir a educarse y aprender, pero ahora la mayoría no tiene motivación.

Hoy en día los alumnos no están animados a aprender ni a superarse, puesto que van a la escuela con el fin de aprobar para continuar estudiando otro año más; así hasta que consiguen salir y pasan del estrés de la escuela, al estrés del trabajo. Se ha perdido el objetivo principal de la educación, que es enseñar a los niños a poder organizarse una buena vida y que se conviertan en personas sobresaliente: “Nosotros buscamos personas que sí pueden conseguir peras de lo que otros consideran olmos, personas que ayudan constantemente a sus estudiantes a llegar más lejos de lo que los demás confían” (Bain, 2005, p.18)