Bunga encuentra una familia

Después de un momento, aunque tenía miedo, su colita empezó a moverse rápidamente. Nunca nadie le había hablado con tanto cariño y su miedo desapareció.

BUNGA ENCUENTRA UNA FAMILIA

En la madrugada llegó a un barrio silencioso. Estaba cansada. Tenía mucha sed y hambre.

Un día la familia recibió una llamada de una mujer de pelo verde que decía ser la dueña de Bunga. Cuando la familia le preguntó cuál era el verdadero nombre de Bunga, la mujer titubeó. Por su parte, Bunga se veía muy temorosa y empezó a llorar.

Cuando llegó la noche, la perrita que ahora tenía mucho miedo, decidió seguir caminando para llegar al pueblo más cercano. Habían muchos ruidos que la asustaban pero ella sabía que su misión era importante.

Los humanos dieron de comer a la perrita y la llenaron de halagos. Decidieron que aunque la devolverían a sus dueños, tenían que tener un nombre para ella.

De repente apareció una pareja caminando y cuando la vieron comenzaron a hablarle: –¡Hola preciosa! ¿Estás perdida?

Después de hacer averiguaciones la familia descubrió dónde vivía la mujer de pelo verde y decidieron ir a investigar. Cuando llegaron no había nadie en la casa pero Bunga empezó a ladrar y sus hermanitos le contestaron. De repente muchos perritos corrieron hacia ellos!

Cuando le preguntaron a la mujer dónde vivía, ella cerró el teléfono abruptamente.

SOBRE LA AUTORA Alegría Ribadeneira vive en Colorado donde es profesora en la Universidad estatal de Colorado en la ciudad de Pueblo. Alegría dedica sus estudios a la enseñanza de idiomas de herencia. Su interés en el tema de este libro nace de su profundo amor por los perritos y los problemas que existen con los perversos criaderos de cachorritos. Espera que la gente haga conciencia de esto después de leer esta historia.

Los humanos buscaron su nombre en un collar pero ella no tenía ni nombre ni collar. Viendo que la perrita estaba muy cansada decidieron llevarla a su casa para darle de comer y buscar a sus dueños.

Un día una de las pequeñas perritas decidió escapar para buscar ayuda. Les dijo a todos sus hermanitos que ella volvería para liberarlos. Algunos de los perritos mayores trataron de detenerla diciéndole que sería muy peligroso, pero la perrita, que era muy valiente, se aventuró.

Por un tiempo todos los perritos estuvieron en la casa de Bunga y su familia. Poco a poco cada uno fue encontrando su propia familia para que los amara y cuidara. 

Los domingos en el parque todos los hermanitos ser reunían a jugar y ya todos tenían nombre.

Durante una semana no recibieron ninguna noticia de la sociedad protectora de animales. Parecía que nadie estaba buscando a Bunga. Mientras tanto cada día que pasaba la nueva familia se sentía más feliz.

En una vieja casona en las montañas vivía una cruel familia que criaba cachorritos para venderlos. Los malvados no amaban a sus perritos ya que su único fin era hacer negocio con sus ventas. Los perritos vivían en muy malas condiciones y ni siquiera tenían nombres.

La mujer insistió en venir a la casa de la familia a llevarse a Bunga, sin embargo, la familia le respondió que ellos serían quienes llevarían a Bunga a su antigua casa. Ya habían decidido que si no les gustaba la antigua dueña, no se la devolverían.

De repente, sin pensarlo, la perrita dio un brinco y cayó en los brazos del hombre que le dio un abrazo fuerte y empezó a reír.

–¿Qué nombre le podemos dar? –se preguntaron. –Tiene unos ojos tan grandes, parece una bunga... por qué no la llamamos Bunga por ahora? ¡Hola Bunga! ¿Te gusta tu nombre provisional? Vamos a llamar a la sociedad protectora de animales para buscar a tu familia. Les daremos una descripción.

En un principio la perrita no sabía qué hacer... ¿era una buena idea acercarse a estos humanos?

Bunga nunca había sido tan feliz, pero al mismo tiempo recordaba a sus hermanitos y su promesa. Sufría porque no sabía cómo podría rescatarlos.

Una vez que dejó la casa atrás, la perrita se sintió muy contenta, hasta que se dio cuenta de que no sabía sobrevivir ella sola y extrañaba a todos su hermanitos. Sin embargo, sabía que debía ser fuerte para lograr salvarlos.

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