Bananas

Bananas

Por Juan José Martínez

Jaime era un niño de 9 años muy astuto al igual que inquieto. Siempre se divertía haciendo travesuras a sus hermanos mayores. Le encantaban las bananas y siempre se las ingeniaba para obtenerlas.

Jaime vivía en un pueblo pequeño en una región selvática en Chiapas, México donde todos se conocían porque era un pueblo muy pequeño. El pueblo se encontraba cerca de la selva Lacandona, donde se llegaban a ver en ocasiones cómo los monos brincaban y trepaban de un árbol a otro.

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A Jaime le gustaba observar cómo los monos se detenían en las ramas de los bananos para comer

Pensaba que era divertido ser un mono porque comían muchas bananas y veía como los monos siempre se divertían.

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En una ocasión, su mamá lo mandó al mercado que se encontraba a la vuelta de su casa para comprar un kilo de tomates para la cena

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Cuando Jaime regresó de la tienda uno de sus hermanos mayores le preguntó “¿De dónde vienes Jaime ?”
Jaime pensante contestó “De la tienda “
Su hermano riéndose preguntó “¿Qué te mandaron a comprar?

Jaime confundido respondió “ya no me acuerdo”

Su Hermano preguntó “¿Y qué trajiste?”

Jaime contestó "bananas"

El hermano mayor riendo le dijo a Jaime “te convertirás en un mono por comer muchas bananas “

BANANAS!

En ese momento su mamá entró y preguntó por el tomate. Al darse cuenta que Jaime compró bananas, le dijo que se fuera a su cuarto por no obedecer órdenes.

A Jaime no le importó el regaño de su mamá así que se fue a su cuarto a disfrutar de la penca de bananas que compró, contento de haber comido muchas bananas se quedó dormido.

Al despertar se dio cuenta que había una banana sobrante, así que se la comió y mientras la comía se dio cuenta que sus manos eran muy peludas así que asustado se vio en el espejo.

Cuando se miró, se dio cuenta que era un mono. En ese mismo momento se acordó de su hermano y de lo que le había dicho que se convertiría en un mono por comer muchas bananas.

Jaime pensó que ahora ya podía brincar y trepar por los árboles al igual que podía comer muchas bananas de los bananeros.
Decidió marcharse hacia la selva y tratar de ser un mono para saber qué tan divertido era.

Jaime después de comer tantas bananas, en lagrimas y sollozando deseaba regresar con su madre diciéndole que la extrañaba y que estaba muy asustado de que no podría ser humano otra vez.