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Juanquin
un niño especial

Había una vez un niño llamado Joaquín, era muy inquieto y enérgico, esto hacía que tuviera dificultad para prestar atención tanto en la escuela como en las obligaciones de la casa, pues no podía estar quieto en un solo lugar ni por un segundo.

Sus compañeros siempre se quejaban de él, pues Joaquín no prestaba atención a clases y no le gustaba seguir las instrucciones de su maestra, pues siempre pasaba de pie, molestando a sus compañeros o paseándose por el aula, sin embargo, Joaquín se sentía triste por no poder comportarse como los demás niños, sentía que su manera de actuar y de comportarse era rara, pues todos le miraban extrañados o incluso con pena.

Había una vez un niño llamado Joaquín, era muy inquieto y enérgico, esto hacía que tuviera dificultad para prestar atención tanto en la escuela como en las obligaciones de la casa, pues no podía estar quieto en un solo lugar ni por un segundo.

Sus compañeros siempre se quejaban de él, pues Joaquín no prestaba atención a clases y no le gustaba seguir las instrucciones de su maestra, pues siempre pasaba de pie, molestando a sus compañeros o paseándose por el aula, sin embargo, Joaquín se sentía triste por no poder comportarse como los demás niños, sentía que su manera de actuar y de comportarse era rara, pues todos le miraban extrañados o incluso con pena.

Cierto día la maestra de Joaquín lo llevo al Departamento de Consejería Estudiantil por su comportamiento, Joaquín se sentía muy extrañado porque le habían comentado que a ese lugar solo iban los niños raros que tenían problemas en su vida. Pero cuando entro a ese sitio se dio cuenta de que todo estaba tranquilo y había muchos dibujos en incluso algunos juegos. De pronto se acercó una señorita, ella era la psicopedagoga de la institución, su nombre era Ángeles que, al ver a Joaquín asustado, pero algo inquieto, se presentó y le dijo que si deseaba jugar con alguno de los juegos de mesa que estaban en el stand.

Mientras jugaban y conversaban, la señorita psicopedagoga le pregunto a Joaquín como se sentía en el aula de clases, el le supo decir que al principio todo estaba bien pero como se sienta al último el prefiere hacer otras cosas y cuando quiere Pedro alguna pintura, lápiz o borrador a sus compañeros siempre se distante e incluso se pone a conversar con ellos, pero cuando se da cuenta el tiempo para presentar sus actividades ya está por concluir y no tiene hecho nada o algunas veces solo avanza hasta la mitad.

Cierto día la maestra de Joaquín lo llevo al Departamento de Consejería Estudiantil por su comportamiento, Joaquín se sentía muy extrañado porque le habían comentado que a ese lugar solo iban los niños raros que tenían problemas en su vida. Pero cuando entro a ese sitio se dio cuenta de que todo estaba tranquilo y había muchos dibujos en incluso algunos juegos. De pronto se acercó una señorita, ella era la psicopedagoga de la institución, su nombre era Ángeles que, al ver a Joaquín asustado, pero algo inquieto, se presentó y le dijo que si deseaba jugar con alguno de los juegos de mesa que estaban en el stand.

Mientras jugaban y conversaban, la señorita psicopedagoga le pregunto a Joaquín como se sentía en el aula de clases, el le supo decir que al principio todo estaba bien pero como se sienta al último el prefiere hacer otras cosas y cuando quiere Pedro alguna pintura, lápiz o borrador a sus compañeros siempre se distante e incluso se pone a conversar con ellos, pero cuando se da cuenta el tiempo para presentar sus actividades ya está por concluir y no tiene hecho nada o algunas veces solo avanza hasta la mitad.

Cómo este comportamiento se repite tanto en casa como en la escuelita, apartan una cita con un Neurólogo y Joaquín fue diagnosticado con TDAH, este dato fue muy importante pues se puso hacer una intervención temprana, tanto en casa como en la escuela se realizaron cambios que lo beneficiarían y harían que se sintiera cómodo y feliz

En casa se establecieron horarios con pausas entre cada actividad para que Joaquín culminara cada una de sus actividades, esto hizo que tuviera un buen rendimiento en la escuela, sus compañeros notaban que Joaquin ya no se levantaba  a interrumpir las horas de clase y poco a poco lo iban integrando a su grupo de juegos .