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Lazos Rotos


I- Infancia
Es poco lo que recuerdo de pequeña, o quizás es lo más común que se ve en cada familia y por ende, mi mente le resta importancia, lo típico, padre ausente y una madre que trabaja para mantenerte. En mi caso mi padre solo estuvo presente unos cuantos años en mi vida, podría decir que de pequeña fueron algo traumáticos, imagina que eres una niña de 4 años o menos, vez a tu padre llegar con un comportamiento extraño, golpea a tu madre y ella solo se hace bolita mientras recibe sus golpes, de vez en cuando observas a este andar con mujeres diferentes y cuando te ve, hace un signo que sabes que significa que tendrás problemas si dices algo. Afortunadamente mi madre tomó una decisión gracias a una familiar que la ayudó a salir de ahí y alejarse lo más posible de él, aunque solo fue un año conviviendo con ella, sentí lo que era tener una familia, no nos faltó alimento, techo, ropa y las risas abundaban.
Pasado ese año volvimos al pueblo en donde vivíamos, ya que mi abuela y la mayoría de familiares vivían allí, mi vida era un poco más estable, iba a la escuela con mis primos, hacía mis tareas y ayudaba lo que más podía en casa, después de un tiempo mi madre se enamoró y se casó, para ese entonces yo tenía más o menos 6 años y en mi inmadurez se me hizo difícil tener un nuevo integrante en mi casa, quizás era el miedo de que le fuera a hacer lo mismo que mi padre le hacía a mi madre, este miedo no me dejó confiar en él hasta varios años después en los cuales noté que él era diferente a mi padre y que aunque de mi parte fui muy grosera, él solo intentaba entender mis traumas y no juzgaba ni le reprochaba nada a mi madre. Varios años atrás mi madre empezó a aprender de la biblia, iban personas a enseñarle lo que Dios manda en su palabra, la persona con la que mi madre se casó también era de esta religión, quizás por esto era que mi hogar era tan pacifico, ellos empezaron a enseñarme lo que debía hacer y lo que no, para agradarle a Dios. Con el esposo de mi madre nos mudamos varias veces por ende estudié en varios colegios y no se me permitió establecer una vida social permanente, hasta que volvimos a mi pueblo nuevamente y allí nos establecimos.
II- Juventud
Cuando volvimos a mi pueblo ingresé a 4to de primaria con 9 años de edad. Mi vida social era un tanto difícil ya que por las nuevas creencias que había obtenido no podía hacerme amiga de cualquier niño o niña porque “eran malas influencias” o eso era lo que mi madre me decía, de igual forma me resultaba difícil socializar y las niñas de mi edad no colaboraban con la causa, cada que intentaba socializar me rechazaban y dejaban a un lado o las que me prestaban atención solo me manipulaban para que hiciera lo que a ellas se les apetecía, pero así como en todo, existen las malas personas, también existen las buenas, ese año fue difícil pero por fin hice mis amigos, el siguiente año fue más llevadero y ya me había adaptado a mis nuevas amistades y a el nivel educativo de ese colegio, pero para mí desgracia en bien terminé la primaria mi madre me sacó del colegio para que estudiara virtual y así no “ser mal influenciada por los alumnos de segundaria”, lastimosamente tuve que alejarme de mis amigos y profesores, para estar sentada frente a una pantalla leyendo y haciendo tareas. Tuve muchos problemas con mi madre por esa decisión que había tomado sin habérmelo dicho, tal vez vean como una pataleta el hecho de que no comía bien, no quería hablar con nadie y solo quería dormir, pero ahora lo analizo y ahí fue el inicio de mi depresión. Como joven quieres empezar a tener libertades, salir con tus amistades, primos y familiares, practicar un deporte o tocar algún instrumento que te guste, sentir que destacas en tu colegio y que tus maestros te feliciten por un logro obtenido, en mi caso, no tuve nada de eso y todos los días eran un bucle en el que, despertaba, tomaba café con galletas, me sentaba a leer el material de las clases y realizaba mis tareas escolares, volvía a tomar café con galletas, me bañaba, cenaba y dormía, la única excepción eran los dos días que iba a la iglesia con mi madre (y no es que fueran mis favoritos). Con los años me acostumbré y ya no intentaba salir ni pedir permiso para hacerlo, mi única vida social era mi madre, intenté entenderla por las decisiones que tomaba respecto a mí, pero me costaba tanto que mejor prefería olvidar el tema y acoplarme a la vida que ella quería para mí.

III- Adolescencia
Llegó el momento de mi esperada graduación, por fin saldría de esa responsabilidad, aunque tenía en duda a lo que me dedicaría ya que desde que me empezaron a enseñar lo que “Dios manda” me decían que el mundo se acabaría mañana y que no valía la pena dedicarme a estudiar, que solo la voluntad de Dios era enseñarle a las personas de él y que se arrepintieran de los pecados que hubieran cometido hasta el momento, mi futuro básicamente era dedicarme a esa religión y casarme con alguien que también fuera de ahí. Nunca me gustó que me prohibieran la simple idea de querer estudiar, pero también sabía que estar en contra de esa regla era estar en contra de mi madre debido a su gran dedicación a esta iglesia. Para mi graduación mis familiares quisieron hacer una reunión y celebrar esta fecha en familia, como era de esperar, me hacían las mismas preguntas una y otra vez: “¿Qué quieres estudiar?, ¿Obvio vas a ir a la Universidad, ¿verdad?, y yo solo evadía sus preguntas e intentaba sacar otro tema de conversación. Esa noche me fui muy pensativa sobre dicho tema, pero el temor de tener la desaprobación de mi madre me ganaba y mejor evadía mis pensamientos al respecto. Una tía me dio la posibilidad de hacer un Diplomado en Ilustrator, Photoshop e InDesing, ya que desde hace tiempo me llamaba la atención llegar a dedicarme a el diseño, realicé este diplomado virtual y quedé fascinada con lo que aprendí, mi madre permitió que lo hiciera ya que era desde mi casa, una vez finalizado yo tenía claro lo que quería estudiar, pero nuevamente me encontraba con la gigante pared que afirmaba que mi madre no me dejaría. Para ese momento ella ya dejaba que me relacionara un poco más con mis familiares, ellos me animaron a estudiar y me dieron la oportunidad de hacerlo, ya que por obvias razones mi madre no me iba a pagar la universidad, después de una de tantas conversaciones con ellos, unas palabras no dejaban de resonar en mi cabeza, “Si quieres estudiar solo demuéstralo, nosotros te pagaremos todo, no te faltará techo, comida, ropa, te daremos lo que necesites con tal que demuestres que quieres salir adelante”. Sabía que debía tomar una decisión, estudiar y ser alguien en la vida o hacer lo que mi madre quería con tal de estar bien con ella.