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Microrrelatos 7mo.

by Anahi Cirulla

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Comic Panel 1
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Microrrelatos
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Escuela 27 DE 5 Cohorte 2021
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By 7mo. Grado.
Docente: Cirulla Yesica
Comic Panel 1
La pradera del Cielo
La felicidad se sitúa en una pradera. Una persona sentada en una silla con una mesita, lavandas y otras flores lo rodea, el tiempo se mueven lentamente. El sabor de ese instante se trasladaba a una simple taza de té. El sol se escondía en el horizonte. Él sacaba un pequeño libro y empezaba su lectura.
César Cruz Rodríguez
El joven granjero


Al anochecer, un joven se dispone a cuidar la granja de su abuelo. Sus animales se perdieron en la montaña. Él salió a buscarlos y no los encontró. El muchacho volvió triste a su casa, después fue al rebaño y encontró a sus animales. No se dio cuenta de que estaban allí porque todo estaba oscuro.

Lucila Simbrón        
No sólo los perros lamen
En una noche lluviosa y tormentosa, la niña, Paula, dormía en su habitación, mientras que sus padres estaban en una fiesta. Cuando ella sentía miedo, su perro le lamia la mano. Esa noche, lo sintió, estiró su brazo por debajo de la cama para que el perro le lamiera la mano, después de unos pocos minutos la niña se durmió.
Más tarde, unos ruidos raros la despertaron. Fue a la cocina y no encontró nada. Los ruidos se escuchaban más fuertes, provenían de un armario ;Paula fue, lo abrió, encontró a su perro muerto con las tripas colgando y en la pared decía con sangre: “NO SOLO LOS PERROS LAMEN"
                                                                                
 Geraldine Zamaniego
La figura extraña
En la noche anterior al lunes, fui con mi primo de campamento. A la hora de dormir yo había visto una figura muy extraña rodeando la carpa, muy asustada, rápidamente desperté a mi primo, al despertar él me dijo que mantuviera calma y me quedara en silencio, había que esperar a que ese sujeto tan extraño se vaya.
Sin darme cuenta me quede dormida, a la mañana siguiente la figura ya se había ido.
  Fernanda Frutos 
La muñeca de tela
Ella estaba triste, nunca sonreía, parecía que buscaba algo, algo se le había perdido. Nunca me quiso decir que era, pero… parecía importante. 
Un día, se lo volví a preguntar, me dijo que una vez simplemente desapareció no quedo rastro de eso, “eso”.
Me dirigí a mi cuarto y saqué una muñeca de tela, corrí hacia donde estaba ella, se la mostré y comenzó a llorar, me pregunto dónde la había encontrado, no supe cómo decirle que yo la había agarrado de su cuarto cuando ella estaba llorando por mi muerte, así que simplemente sonreí y me fui.
                                                                               Jesica López Torales  
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