"Paseando la Sierra". Libro digital del Grupo de cooperación bibliotecaria "Leyendo la Sierra"

Se fueron a dormir temprano, después de lo ocurrido en el Cerro de la Cruz estaban muy cansados. Al día siguiente se despertaron pronto, así que aprovecharon su último día y se dirigieron al ayuntamiento. Le dijeron al alcalde lo bien que les había parecido el pueblo. También le entregaron la carcasa de la granada que encontraron. -¡Hala! ¿Dónde la habéis encontrado?-Preguntó el alcalde. -La hemos encontrado en las trincheras del Maullo.-Dijo Cris.-Creemos que debe quedarse en el pueblo, pues es un testimonio de su historia. -Sois unos chicos muy generosos, os recompensaré. El alcalde les regaló un montón de camisetas, unos lotes de libros y unos tickets para un concierto de rock. -Muchas gracias por todo, lo hemos pasado genial en Huétor. Es un pueblo con paisajes&nbsp;increíbles pero lo mejor de todo es su gente, habéis sido muy amables con nosotros. - Se despidieron. -Volved siempre que queráis, os han quedado muchos sitios por visitar. Estaremos encantados de llevaros.

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de la iglesia y abrió las puertas para que entraran los niveros a comprobar lo sucedido, y cuando entraron vieron que el Cristo estaba en el lugar de siempre. Observando un poco más pudieron ver que la falda del Cristo estaba húmeda y bajo la cruz había restos de arena, nadie pudo explicar lo sucedido. Pasó el tiempo y llegaron a Nívar unos paisanos&nbsp;para cumplir una promesa. Contaron que trabajando como marineros en el puerto de Motril, les cogió una tormenta en alta mar que casi los hace naufragar, en ese momento invocaron al Cristo para que los protegiese y así fue, pudieron llegar sanos y salvo a puerto. Comprobando las fechas de este acontecimiento, se pudo averiguar que este hecho sucedía mientras el Cristo se ausentó de la parroquia unas semanas atrás.&nbsp;&nbsp;&nbsp; Tras esta nueva historia, nuestros amigos se quedaron encantados con nuestro pueblo y sus leyendas. Nos despedimos de ellos y les deseamos buen camino, esperando volver a verlos pronto, y siguieron su camino hacia Güevéjar.

Cris, Tina y Marco se levantaron temprano para llegar a Güevéjar dando un paseo, cargando sus pesadas mochilas. Se pararon en la entrada del pueblo para decidir a dónde irían primero. - Deberíamos ir primero a la plaza del ayuntamiento – dijo Tina. - Es una grandiosa idea – contestó Marco.

Una vez llegaron a la plaza decidieron preguntar a alguna persona por los lugares emblemáticos del municipio. En la puerta del ayuntamiento había una señora y decidieron preguntarle.

A la mañana siguiente, tras desayunar una de las famosas tortas de chocolate hechas en uno de los numerosos hornos del pueblo y cargados de energía, cogieron el mapa y decidieron visitar el Palacio del Cuzco. Durante la visita, los tres amigos se quedaron asombrados con su belleza y los jardines tan grandes que había. El guía les explicó que fue construido gracias a D. Juan Manuel de Moscoso y Peralta que, el 28 de noviembre de 1789 tomó posesión de la archidiócesis granadina. y mandó construir este palacio, es por ello que el colegio del pueblo se llama CEIP Arzobispo Moscoso.

Tras finalizar la visita decidieron ir a "Aventura Amazonia", un lugar con muchas tirolinas y juegos con cuerdas donde Tina, Marcos y Cristina se lo pasaron genial. Al acabar la visita estaban agotados por lo que decidieron volver al albergue a descansar. En la cena degustaron uno de los platos más típicos del pueblo, la famosa ensaladilla de invierno.

Marco les preguntó: -¿Y ustedes saben el origen del nombre del pueblo? -Pues algo os puedo contar yo.-Respondió otra señora llamada Juana.- Es posible que la palabra Huétor venga del árabe Qariat al-Wata que significa alquería de la colina o Qariat Wadi, que quiere decir alquería del río. Será porque tenemos una colina y un río. La palabra Santillán viene de San Illián, un santo a cuya advocación se acogió el pueblo de Huétor tras la reconquista cristiana. Tina dijo asombrada: -¡Qué guay! No me imaginaba que el nombre venía de los árabes y de los cristianos a la vez. -Muchas gracias por sus relatos, ha sido muy agradable escucharlas.-Agradeció Cris. Tras el rato de relax con las abuelas, los tres chicos siguieron sus aventuras. -Nos queda mucha tarde por delante, podemos ir al Cerro de la Cruz.-Dijo Tina. -¿No es un poco tarde? –Dijo Cris. -Anda, venga, daremos solo un paseíco- Propuso Marco.

El paseo resultó ser toda una excursión, la subida, algo empinada no se les hizo muy dura por ser zigzagueante. Llegaron a la cima y empezaron a hacerse fotos con el móvil. Mientras descansaban, cada uno se dirigió hacia un lado, embobados por las vistas que había. Sin darse cuenta empezó a oscurecer y se despistaron. En pocos minutos era casi de noche, apenas veían nada.

-¡Marco! –gritó Tina. -¡Aquí estoy! ¿Está Cris contigo? –Contestó Marco. - ¡No la veo, y se nos hace de noche!- Gritó agobiada.

- Podemos usar la linterna del móvil pero tengo solo el quince por ciento de batería.- Dijo Cris. -Pues vamos a intentar llegar al camino principal.-Propuso Tina. Como no lo encontraron, decidieron llamar a Protección Civil para que fueran a buscarlos. En pocos minutos llegaron a su rescate. Los chavales estaban muy agradecidos. - Chicos, ¿estáis bien? ¿Adónde os llevamos? - Al pueblo, estamos acampados junto a la central hidroeléctrica.-Dijo Tina.- ¡Muchas gracias! Los agentes los llevaron en coche y los acompañaron hasta su campamento. Menos mal que todo había quedado en un susto.

que es el punto mas alto del pueblo y tiene unas vistas muy bonitas. También hay trincheras de la guerra civil, como otras que podéis haber visto en la sierra. Las de Beas son del bando republicano. -Muchas gracias por toda esta información, ha sido usted muy amable- dijo Marco. Mientras bajaban la cuesta de la Cará, a la altura del camping, se cruzaron con dos chicas mas jóvenes que se les quedaron mirando con bastante curiosidad. Eran Mara y Ariadna, dos amigas que en las tardes de verano solían acercarse al camping para ver las cabañas, la piscina y las maravillosas vistas que les ofrecía este lugar. Las dos chicas se giraron varias veces,&nbsp;&nbsp;ninguna de las dos quería perder la oportunidad de hacer nuevos amigos… -Mara, ¿qué te parece si nos acercamos a ellos y les preguntamos qué están haciendo por aquí? -preguntó Ari. -De acuerdo Ari -le contestó Mara. Así que, se acercaron hasta ellos y les preguntaron sus nombres.&nbsp; -¿Y cómo os llamáis vosotras? -preguntó Cris. - Ella es Ariadna y yo Mara -contestó Mara. - Ariadna y María -dijo Tina. -Nooooooo. ¡Es Mara! -corrigió Mara. - Es un nombre muy bonito. Nunca lo había oído. ¿Nos podríais ayudar? -preguntó Cris. - ¡Claro que sí! -contestaron Mara y Ariadna. Entonces nos contaron que venían de Huétor Santillán y estaban haciendo una excursión. Su objetivo era visitar varios pueblos cercanos a la sierra, conocerlos y vivir aventuras.&nbsp; Ari y Mara se miraron sorprendidas. - ¡8 pueblos! ¡Qué emocionante! -exclamaron las dos amigas. -¿Y cómo os las arregláis para comer y para dormir? -les preguntaron. -Intentamos no gastar apenas dinero -dijo Cris. -Este camping está muy chulo, pero deberíamos encontrar un lugar para dormir gratis. Habíamos pensado en el colegio.

¿Lo conocéis? - ¡Por supuesto!, contestó Ari. Nosotras acabamos de terminar 6º curso de Primaria en él y el año que viene iremos al instituto. Lo conocemos a la perfección, ¿verdad Mara? - Sí y creo que os podemos ayudar a conseguir las llaves y pedir permiso en el ayuntamiento. No creo que haya problema. Podéis pasar la noche allí, veo que lleváis sacos de dormir, y si no, no os preocupéis, hay unos colchones y cojines estupendos en nuestra biblioteca, además de un montón de libros maravillosos. ¡Os va a encantar! -¡¡¡Geniaaal!!! -contestaron entusiasmados los tres a la vez- Nos gustaría mucho que os quedarais a dormir con nosotros, ya que conocéis tan bien el cole, incluso podríais avisar a algún compi más de vuestra clase. ¿Qué os parece? -dijo Marco. - De acuerdo- contestaron las dos chicas -Los llamaremos a todos, sólo somos 6 compañeros, y pediremos permiso a nuestras madres para quedarnos a dormir con vosotros. Finalmente, Mara y Ariadna, tuvieron suerte y consiguieron juntar a todos los de 6º: Samuel, Víctor, Elías y Samuel Garrido junto con sus nuevos amigos viajeros. Fue una noche muy emocionante y divertida. Después de enseñarles las clases, las pistas, los árboles de su patio y su huerto, cenaron en la clase de 6º y se instalaron en la biblioteca para dormir. Cuando estaban allí algo llamó la atención de Cris. Se trataba de una extraña figura hecha de cartón con un texto escrito al lado.&nbsp; -¿Y esto qué es? -preguntó. -Pues es “El Fraile” y tiene una leyenda -dijo Víctor. -¡Anda! Esa es la estatua que vimos entre las montañas cuando veníamos por aquella cuesta tan empinada -recordó Tina. -¡Claro! Esa la cuesta de “La Cará” -dijo Samuel Garrido, el chico más alto de la clase de 6º -desde allí hay unas bonitas vistas del Fraile y del pueblo de Beas.

La tierra estaba un poco removida y empezaron a escarbar. Sin duda había algo allí escondido. Pero parecía una caja demasiado pequeña. De pronto se dieron cuenta de que lo que parecía el tesoro del Fraile en realidad era solo una fiambrera llena de papeles y un bolígrafo. Dentro había un mensaje que decía:&nbsp; “Para mostraros dónde está guardado mi tesoro tendréis que conseguir 1.000 firmas de niños y niñas curiosos y amantes de la Naturaleza que sepan apreciar&nbsp;&nbsp;y cuidar la belleza y la magia de los paisajes de Beas, y de todos los pueblos que forman el parque Natural de la sierra de Huétor, y que además, sean capaces de guardar mi&nbsp;&nbsp;secreto.” Así que, todos dejaron allí sus firmas junto con las demás que había, que eran muchas, en espera de que el Fraile de Beas, algún día, cumpla lo prometido…

A Tina le fascinaban las leyendas e insistió mucho para que se la contaran. Elías les contó que en realidad se trataba de una formación rocosa creada por la erosión, pero la leyenda contaba que cuando los Reyes Católicos echaron a los moros de Granada, uno de ellos que era inmensamente rico escondió allí su tesoro con la intención de volver a recuperarlo y le encargó al Fraile que lo vigilara hasta su vuelta, pero nunca volvió. -Que historia tan interesante, contestó Tina. ¿Os imagináis que vamos nosotros allí y encontramos el tesoro? -Muchos lo han intentado, pero ninguno lo ha conseguido -dijo Samuel Única. -Incluso, dinamitaron el terreno buscando el tesoro, pero no encontraron nada. - Se me ocurre una idea- dijo Cris -iremos todos juntos allí mañana de excursión a conocer al Fraile y lo convenceremos para que nos diga dónde guarda exactamente el tesoro. A la mañana siguiente emprendieron el camino en busca del Fraile… y del tesoro. Cris, Marco y Tina se quedaron impresionados al ver el Fraile tan de cerca.&nbsp; Buscaron un buen rato por los alrededores y de pronto Marco dijo: -¡¡¡Aquí está!!!&nbsp;&nbsp;¡¡¡Lo he encontrado!!!

Si queréis ayudarnos a que esto ocurra pronto, ya sabéis chicos y chicas, no dudéis en realizar una ruta parecida disfrutando y respetando el maravilloso entorno en el que vivimos, caminando con los 5 sentidos abiertos y atentos. ¡Ah!, y no olvidéis visitar El Fraile de Beas y dejar vuestra firma. Cris, Marco y Tina.

Después de la fiesta del agua, como estaban chorreando bajaron a la Plaza de la Unidad, para ponerse al sol, y por casualidad, se encontraron a cuatro señoras mayores sentadas en los bancos, al fresco, hablando y comiendo unas pipas, con los bastones apoyados en la pared.&nbsp;

Una de las señoras les preguntó a los niños: -¡Oye chiquillos! ¿Vosotros no sois de aquí, verdad? -No, no somos del pueblo pero somos de la zona.- Dijo Marco. -Ah, vale. ¿Y qué os trae por estos parajes? –Dijo otra de las señoras. - Pues estamos recorriendo los pueblos de la Sierra de Huétor y conociéndolos. - Ah, qué bien. Pues mirad, nosotras llevamos toda la vida en el pueblo, os podemos contar cosas que han pasado hace muchos años aquí.- Dijo una señora. - Ah, pues genial.-Contestó Marco.

- Pues hace mucho tiempo…el parque de la Fortaleza, más conocido por La Fuentecilla, tenía muros perimetrales mucho más altos, con una alambrada de espino en todo su contorno. Tenía en su parte superior una cancela con un letrero “La Fortaleza” y en la parte contraria a dicha puerta tenía un pilar-abrevadero donde muchos animales bebían. En la actualidad se llama Pilar de Aguayo. En su parte interior, este recinto estaba sembrado de maíz y patatas. El ayuntamiento de la época lo compró para construir las escuelas del municipio, aquí se comenzaron su cimentación, pero las obras se paralizaron debido a la Guerra Civil Española. Después, se levantó el primer grupo escolar, con su patio de recreo, para que aprendieran y jugaran los niños y niñas de la época. Con el paso de los años, se fue modificando; se derribaron los muros exteriores, se ampliaron las calles que lo rodeaban para dar paso al parque que hoy usamos para conversar, citarnos y jugar, siempre con gran respeto a sus plantas y a todo lo que hay dentro del parque.

Como habréis visto, del pilar sigue manando agua tan fresquita como antiguamente. -Ah claro, es el parque que vimos nada más llegar al pueblo.- Dijo Cris.- Es muy curioso saber lo que ha cambiado a lo largo de los años.

Después de recorrer la calle llegaron a una gran plaza. Allí, alrededor de una bonita fuente estaba el ayuntamiento, la biblioteca, la panadería y un kiosco. Compraron pan y golosinas.&nbsp;De pronto, vieron que las huellas de colores se perdían camino abajo y las siguieron hasta llegar a un sitio muy especial. - ¡Ey chicos!, esto es un antiguo lavadero.- dijo Cris. - Es el lavadero de Al-Wata.- les contestó un señor que pasaba por la calle.- Aunque aquí todos lo conocemos como “Las Pilas”. Las huellas continuaban calle abajo hasta llevarles a las escuelas. Allí, once niños y niñas de unos doce años estaban jugando en la pista. - ¡Chavales! Vosotros sois del pueblo ¿no?- Les preguntó Tina. -Claro.- Les contestó un chico llamado Darío. - ¿Podríais decirnos en qué sitio podemos acampar? Venimos a pasar unos días aquí en Huétor.- Dijo Tina. - Pues hay muchos. Aquí cerca tenéis&nbsp;la explanada de la central hidroeléctrica. - Gracias. –contestaron los tres a coro. - De nada. –Respondió Darío- Aquí hay muchos sitios interesantes que visitar: el nacimiento del río Darro, las Trincheras del Maullo, Prado Negro, el Cerro de la Cruz… Si os gusta la naturaleza como a mí vais a disfrutar. ¡Que lo paséis bien, chicos! Los tres jóvenes se dirigieron entusiasmados a la central hidroeléctrica para montar su campamento.

Les había costado bastante bajar, ya que su camino era un poco complicado. Entonces encontraron la central hidroeléctrica de Los Batanes. Era tan alta que aunque la vegetación tapaba sus muros podía verse el tejado. Sus barrotes la hacían parecer una cárcel. Estaba hecha de piedra, probablemente sacada de los alrededores. Para llegar hasta ella tenían que pasar por un puente metálico. Pararon en la explanada y se pusieron a montar las tiendas de campaña. Una varilla estaba rota y tuvieron que improvisar una con un palo. Descansaron y se comieron unas empanadillas y unos paninis que habían comprado en la panadería. - Bueno chicos. Tenemos que pensar a dónde ir. Los chavales del pueblo nos han dicho muchos lugares interesantes.- dijo Cris entusiasmada. Después de comer, se encontraron a un señor llamado Fernando que se dio cuenta de que los muchachos no eran del pueblo. Comenzaron a hablar y cuando hicieron amistad, Fernando les explicó que esa misma tarde iba a Prado Negro a llevar unas pizzas al restaurante. - Prado Negro, ¿eso qué es?- Preguntó Cris.

AUTORES/AS Cogollos Vega, IES Emilio Muñoz. Alumnado de segundo de ESO B. Nívar, CEIP Cristo de la Salud. Alumnado de sexto. Güevéjar, CEIP Federico García Lorca. Alumnado de quinto. Peligros, CEIP Manuel de Falla. Alumnado de quinto C. Alfacar, CEIP Alfaguarilla. Raúl Macho Robles, 5º, Inés López Martínez y David Sánchez Fernández de 4º. Víznar , CEIP Arzobispo Moscoso. Alumnado de quinto y sexto. Huétor Santillán. CEIP Sierra de Huétor. Alumnado de 6°.

Beas de Granada, CEIP Virgen de la Cabeza. Mara Medina Lopez, 6º y Mario Lopez Trujillo 4º. Sierra de Huétor, 23 de abril de 2021.

A la mañana siguiente, como se levantaron temprano recordaron que los niños del pueblo les dijeron que había unas trincheras de la Guerra Civil. Buscaron en el móvil y supieron que se llamaban Trincheras del Maullo y como les parecieron muy interesantes, se pusieron las botas de montaña, la manga corta y empezaron a caminar. La ruta era muy extensa. Tras el largo camino pararon a fotografiar a un macho de cabra montés, pero eso no era lo único. Cuando llegaron, disfrutaron de las vistas y encontraron una minicabaña.

De pronto, notaron un bulto bajo una piedra. Por sorpresa se encontraron…¡Una granada de mano!

La observaron cautelosos, sabían que si se encuentra un artefacto así no se debe tocar porque podría explotar. Pero se trataba solo de la carcasa, estaba totalmente abierta y hueca. El hallazgo les llevó a buscar información sobre la Guerra Civil Española y aprendieron que la Sierra de Huétor fue un frente de batalla. Disfrutaron de una preciosa mañana. Ya decidirán más tarde qué hacer con la granada.&nbsp;

Desde las trincheras se encaminaron hacia el nacimiento del río Darro. Los chicos llegaron al nacimiento y les faltaba el aire. Cuando vieron la hermosa poza y la cascada no se lo pensaron, se quitaron la ropa, se pusieron los bañadores y se tiraron de cabeza. - ¡Qué fresquita está el agua!- Dijo Cris. -¡Qué sitio más hermoso!- Dijo Marco- Sí, ahora estamos más fresquitos y ya podemos comer a gusto. - Yo quiero comer ya- Dijo Tina- El problema es que ya no nos queda comida. -Bueno tendremos que volver al pueblo.-Propuso Marco Tras su camino de vuelta llegaron a la plaza del pueblo y había muchísima gente. Había un olor algo familiar, era… - ¡Paella!- Exclamó Cris.-Tengo mucha hambre… Entonces, una mujer se les acercó y comenzaron a hablar. - ¡Buenas! Soy María. ¿Queréis comer? -¡Buenas! Sí, muchas gracias.- Dijo Tina. - Aquí tenéis unos platos. Estamos en fiestas y aquí la tradición es un concurso de paellas, en el que si ganas te llevas un jamón.-Explicó la mujer. - ¡Interesante…!-Exclamó Marco relamiéndose. –Muchas gracias. Después de comer, los chicos se unieron a la fiesta del agua. -¡Madre mía! ¡Hoy sí que nos estamos remojando!- Dijo Tina riéndose.&nbsp;

Después de pasar una maravillosa semana en Cogollos Vega, llegamos a Nívar. Nos encontramos con un grupo de niños en la plaza de la iglesia, los saludamos y les preguntamos qué de especial tiene esta localidad, ellos en un principio no sabían qué decir. Uno de los niños llamado Mario dijo: -Hola, buenos días, ¿Qué os trae por aquí? Os veo con mochilas ¿estáis haciendo una ruta? Marco dijo: -¡Sí, estamos haciendo senderismo por los pueblos del Parque Natural de la Sierra de Huétor y hemos llegado a Nívar y queremos saber su historia. ¿Alguno nos puede contar alguna curiosidad de vuestro pueblo? &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Los niños se quedaron pensativos porque no se les ocurría nada, Noelia dijo de acercarse a la casas de su abuela para preguntarle si sabía alguna historia sobre Nívar. -¡Hola abuela! Estos niños han llegado a visitar nuestro pueblo y quieren saber alguna historia o leyenda , ¿tú nos puedes contar alguna?- dijo Noelia. - Sí… bueno… déjame pensar… a ver a ver… pues a principio del siglo XIX hubo una plaga de langosta que se comía los cultivos de la zona, pero en Nívar no afectó tanto, porque nos protege el Cristo de la Salud, entonces los habitantes de Cogollos Vega, que veían cómo sus cosechas se perdían, pensaron

que si se llevaban al Cristo a su pueblo, este les libraría de la plaga. Eloy preguntó: -¿Qué es eso de una plaga de langosta? A lo que le respondió Kawtar: -La langosta es una especie de saltamontes grande que devora los cultivos y los deja sin nada, con lo cual los agricultores se quedaban sin cosecha y sin nada para comer. La abuela prosiguió con la historia: -Llegaron a la iglesia, cogieron al Cristo en procesión y se lo llevaban a Cogollos, a medida que iban alejándose de Nívar el Cristo pesaba más y más y más, a pesar de ser un grupo de hombres fuertes y acostumbrados a las duras tareas agrícolas&nbsp;eran incapaces de sostenerlo, por lo que decidieron volver y depositar de nuevo la imagen en el altar de la iglesia. Álvaro dijo:&nbsp; -Ah, por eso el 2º domingo de septiembre se celebra la fiesta del Cristo y cuando llegamos a las Eras, se para la procesión y el Cristo mira hacia Cogollos durante unos minutos para compartir y recibir la protección del Cristo. Lucía dijo: -A mí me encanta cuando llega el Cristo a las eras y los cogolleros, como signo de agradecimiento, echan fuegos artificiales.

Ilustraciones de Aidé Medina Medina

Al llegar a la cima se quedaron sin aliento, por la subida y por lo que veían. Desde allí se veía todo Alfacar y debajo, Granada y los pueblos de la vega. Se sentían como si estuvieran volando y muy poderosos, pues habían conquistado una cima.

Esa mañana subieron a la sierra de Alfacar siguiendo las indicaciones de unos ciclistas para recortar. Buscaban el sendero que los llevaría a la cruz de Alfacar. A pesar de la subida, estaban muy contentos porque el paisaje era delicioso. Había llovido mucho este año. Y así fue como pasaron por un lugar conocido como Arboretum. Tina estaba entusiasmada por la gran variedad de árboles. Era una gran amante de la naturaleza y les explicó que el arboreto había servido para repoblar gran parte de la sierra. Marco les leyó lo que en su guía de la sierra ponía sobre la cruz. Que está en una montaña que se llama Cerro del Calar, a 1525 metros de altitud.

Las ganas de aventuras no acabaron en esa cima, pues acordaron seguir la cresta de las montañas y llegar hasta otra cruz del siguiente pueblo que visitarían: la cruz de Víznar, desde donde bajarían para conocer otro pueblo de la zona. 

- Disculpe, ¿nos podría decir cuáles son los lugares más destacados de Güevéjar? - preguntó Cris. - Habéis encontrado a la persona más adecuada, pues soy Mari Carmen la alcadesa. - Por favor, ¿nos podrías decir qué podemos ver aquí? - preguntó Marco.

Fue construida en 1887 y tiene un alzado original en estilo neoclásico. Después del almuerzo volvieron a mirar la guía y vieron que había una ruta para llegar al pueblo viejo que está en las afueras. En treinta minutos llegaron a su destino, y lo que vieron fue el cementerio y unas cuantas casas derrumbadas. Tina sacó la guía y se la dio a Cris para que la leyera.

- Para que os ubiquéis os voy a dar una guía para que conozcáis los lugares de más interés- dijo Mari Carmen

- Los más trágicos sucesos en Güevéjar protagonizados por dos movimientos sísmicos en 1755 y 1884 que dejaron el pueblo en ruinas 

Se lo agradecieron y se pararon a mirar que cosas importantes había en el pueblo. Delante de ellos estaba la iglesia y consultaron la guía. 

tras lo cual fue abandonado, al poco tiempo se fundó un nuevo Güevéjar a poca distancia del viejo – leyó Cris.

Tina leyó la siguiente información- se llama iglesia de San Ildefonso y Santa Cristina y es el edificio más emblemático del patrimonio de Güevéjar.

A la mañana siguiente decidieron ver el colegio, por suerte en ese momento estaba funcionando la escuela de verano y pudieron entrar. Allí les recibió el maestro Elías, que estaba cuidando del huerto del colegio. Hola chicos, que hacéis por aquí – les preguntó Elías.

Como los tres amigos querían continuar con su aventura, llegaron caminando al pueblo de Víznar. En la entrada del pueblo está situado el albergue juvenil, lugar donde tenían pensado hospedarse durante su visita al pueblo. Como estaban un poco cansados pensaron que sería mejor descansar un rato en las habitaciones, en donde encontraron un mapa y una pequeña guía sobre el pueblo con los monumentos más importantes, costumbres típicas y sitios de interés de Víznar.

A la mañana siguiente, decidieron visitar el Barranco de Víznar. Durante el trayecto hasta este lugar se pararon en la antigua colonia, una especie de molino antiguo con una acequia. Allí, se encontraron con una señora mayor quien les contó que Federico García Lorca pasó en ese lugar la última noche antes de ser fusilado en ese barranco junto a otras dos mil personas, en el año 1936, durante la Guerra Civil. Entonces, los tres amigos le preguntaron a la anciana si les podía acompañar hasta el Barranco de Víznar. Ella accedió sin ningún problema.

Cuando llegaron al barranco, Tina se quedó muy sorprendida ya que había una cruz de flores en el suelo. La anciana les contó que desde su muerte, hace 85 años, todos los 18 de Agosto por la noche muchas personas se reúnen allí para cantar canciones y recitar poesías en su honor. Al volver del barranco decidieron visitar la antigua fábrica de tejidos, ya que les pillaba de camino. Al llegar se encontraron que estaba todo cerrado y sólo pudieron mirar por una de las ventanas, donde observaron varios telares eléctricos antiguos. Como no podían entrar decidieron regresar al albergue a descansar tras una jornada agotadora.

PASEANDO BEAS DE GRANADA

Marco,&nbsp;Cris y Tina decidieron partir de Huétor Santillán a pie&nbsp;hasta Beas de Granada&nbsp;ya que les quedaba poco dinero y querían disfrutarlo en&nbsp;su&nbsp;último destino. Cuando llevaban apenas 1 km caminando se cruzaron con una señora vestida con ropa deportiva que les preguntó: - ¿A dónde vais chicos?, tened cuidado, caminar por la carretera puede ser peligroso. -Vamos a Beas, ¿sabe usted cuánto nos queda? -¡Claro que sí!, he hecho ese camino cientos de veces, he sido maestra en ese pueblo más de 20 años aunque ahora estoy jubilada. ¿Qué os trae por aquí? -Venimos visitando algunos pueblos del Parque natural, y queremos terminar nuestro viaje en Beas. Desde aquí volveremos en autobús a Granada. -En la época árabe, Beas fue una antigua alquería de paso en el camino hacia el este. Desde Granada, y partiendo del Sacromonte, sale un camino que viene hasta el pueblo. ¿Por qué no volvéis por allí? Sería una bonita forma de cerrar vuestro círculo. -¿Es largo?- preguntó Cris. -¡Que va!, dos o tres horas, es un sendero muy bonito, fresco y frondoso que baja junto al río Darro hasta llegar a la falda de la Alhambra.&nbsp; -Seria genial acabar nuestra aventura regresando a Granada, por uno de sus antiguos caminos- pensó Tina. - ¿Algo más de interés para visitar en el pueblo?- preguntó Marco. -Claro, no debéis perderos la iglesia de San Sebastián, de estilo mudéjar, y también los lagares. Son unas antiguas construcciones de piedra tallada donde se cree que los romanos ya pisaban la uva para elaborar el vino. Visita obligada también es el famoso Fraile, con el que os encontraréis al bajar la Cuesta de la Cará. Es un monumento natural. Si tenéis tiempo, podéis pasear por el nacimiento del río Beas y desde allí os acercáis a la Cueva de la Carchita, que sirvió de refugio a los “maquis” durante la guerra civil y la postguerra. De todos modos, lo mejor de este pueblo son sus gentes, su carácter tranquilo, y contemplar la vida en la huerta y el movimiento pausado y confiado de sus habitantes. Si os apetece andar más, podéis subir al Cerro de la Cruz,&nbsp;

El último día que iban a estar en Víznar, decidieron dar un paseo por la sierra y llegar hasta la "Cruz de Víznar". El camino hasta la cruz es bastante largo por lo que estuvieron andando alrededor de 2 horas. Al llegar a la cumbre, subieron a la cruz y los tres se quedaron impresionados con las vistas que había, ya que se podían observar todos los pueblos de alrededor, la Sierra de la Alfaguara, Sierra Nevada e, incluso, Granada. También visitaron la Cueva del Agua, ya que se encontraba bastante cerca y merecía un pequeño esfuerzo extra. Tras esta magnífica excursión, los tres amigos terminaron exhaustos y volvieron al albergue a descansar.

A la mañana siguiente Tina, Marcos y Cris cogieron sus mochilas para dirigirse a un nuevo destino: Huétor Santillán. Allí continuarán su aventura y vivirán nuevas experiencias.

El sol se iba asomando por las grandes ventanas del autobús y Marco, Cris y Tina iban desperezándose. Cada vez, el cartel de Huétor Santillán que había en la carretera se iba acercando más y más. Ya sabían que su nuevo destino estaba muy cerca. Llegaron bastante temprano, el autobús los dejó en La Fuentecilla, que está en la entrada del pueblo. Se dieron cuenta que era día de mercadillo y que justo estaba montado al lado suyo, así que decidieron ir a comprar. -¡Marco, Cris! Podríamos comprar comida para estos días.- dijo Tina. -¡Sí! Todo tiene muy buena pinta.- contestó Marco. Compraron todo lo necesario, bueno… el chocolate no era necesario pero no pudieron resistirse. Estuvieron un rato en los columpios, para espabilarse del viaje, y después decidieron dar un paseo por la zona, aunque no sabían muy bien por dónde empezar. Pero de repente… - ¡Mirad al suelo!- dijo Marco- ¡Hay pintadas unas huellas pequeñas y de colores! Recorren la calle entera. Esto es muy raro… - Tendrán que llevar a algún sitio, podríamos seguirlas.- propuso Cris. - ¡Sí!- dijo Tina mientras las seguía acelerada. - ¡Son un montón! Marco y Cris salieron corriendo detrás de Tina y tras la pista de las huellas.

Zoe se despide en nombre de todos: -Muchas gracias señora Antonia, nos ha parecido una historia muy curiosa. La abuela nos dice: -Niños, ¿queréis tomar algo? Alejandro: -No gracias, preferimos seguir dando una vuelta por el pueblo para enseñarles más cosas a Marco, Cris y Tina. Claudia sugirió: - ¿Por qué no le enseñamos el paraje del Castillejo? Este lugar tiene mucha historia, porque fue un asentamiento prehistórico, podemos ver restos de enterramientos y edificaciones muy antiguas. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Mientras andábamos, pasamos por la calle Horno, la calle Eras y desde el cementerio pasamos hacia la izquierda y subimos al Castillejo, también llamada “Peña Bartolo”. Una vez que llegamos, Tina se queda asombrada: -¡Qué vistas tan bonitas!, hace un fresquito muy agradable. ¿Qué localidades hay alrededor? Y Javi le contestó: -Desde aquí podemos ver: Cogollos, Güevéjar, Calicasas, el pantano de Cubillas, Albolote, Atarfe, muchos pueblos de la Vega de Granada, Alfacar y Víznar. Cris dijo: -Esta&nbsp;es una zona muy estratégica porque desde aquí se puede controlar un gran territorio. A lo que responde Javi: -Sí, en épocas remotas cuando había enfrentamientos

entre reinos, podían ver con facilidad cuándo se acercaba el enemigo y de este modo podían estar preparados para posibles ataques. Claudia nos anima a andar un poquito más y nos lleva hacia unas tumbas excavadas en la roca, por lo que demuestra que hace mucho tiempo hubo un asentamiento humano con su necrópolis, tal vez...¡los primeros pobladores de Nívar! Bajamos del Castillejo o también llamado “La Peña Bartolo” y nos dirigimos de nuevo al pueblo. Como hace bastante calor, vamos a tomarnos algo fresquito en uno de los restaurantes más conocidos de la zona llamado “El Gallo”. Nos sentamos en la terraza y Mario le pide al camarero un surtido de croquetas y ,le explica a nuestros nuevos amigos, que este restaurante ha ganado el concurso andaluz a la mejor croqueta artesana. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;El padre de Eloy, que se encontraba por allí, nos pregunta que quién son los amigos con mochilas que están con nosotros, y le contestamos que son unos niños que están recorriendo los pueblos de la Sierra de Huétor para aprender cosas curiosas de cada uno de ellos. Entonces nos cuenta otra leyenda sobre el Cristo de la Salud: &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Nos dice que hace más de un siglo, el sacerdote, al ir a rezar maitines vio que el Cristo no estaba en el altar y se asustó mucho, por lo que tocó arrebato con las campanas

Por el camino Tina les habló de Berta Wilhelmi. De sus orígenes alemanes y de su vida en Granada, dedicada a la educación y a ayudar a enfermos de tuberculosis. Dicen en Alfacar que su alma en pena llora allí la muerte de su hijo por tuberculosis. Marco no quería oír esas historias. Estaba preocupado por si se encontraban jabalíes. Sabe que en la sierra hay mucha caza. - Me alegro de pasar la noche a cubierto. No me fío de los jabalíes. -Dijo. - Os recuerdo que los fantasmas atraviesan paredes. -Volvió a decir Tina. - ¡Qué pesada, Tina! Preferiría llegar pronto a la casa del cura y descansar sin pensar que los animales podrían atacarnos. -Contestó Cris.

- Lleva razón Cris, es un sitio ruinoso. -Dijo Marco. - Sí, sí, va a ser eso. -Dijo Tina. - Vamos a buscar la casa del cura antes que anochezca, no quiero encontrarme con un jabalí. -Contestó Cris. Por suerte la casa del cura estaba muy cerca y muy acondicionada. Seguro que descansarían bien en ese lugar. Sería una de las mejores noches de toda la aventura. Efectivamente, descansaron muy bien en ese lugar, pues no hubo noticias del fantasma en toda la noche, aunque eso sí, decidieron dejar una vela encendida para que hubiera un poco de luz en la habitación. Tina comentó que cerca había unas trincheras de la guerra, pero como aún les quedaba mucho que recorrer, de buena mañana se dirigieron a la cruz de Alfacar.

- Es uno de los rincones más bonitos de Huétor. Es una localidad que forma parte de nuestro municipio. – Respondió Fernando. -¿Tiene ríos? Es que me gustan mucho los ríos.- Dijo Tina. - ¡Claro que sí! Tiene unas cascadas muy famosas y pozas para bañarse- respondió Fernando. Pasaron la tarde divirtiéndose, se bañaron en la poza y ayudaron a Fernando a llevar las pizzas. Luego, subieron al collado con el Wrangler y se quedaron impresionados con las vistas de la Peña de la Cruz y Orduña. Vieron caballos y cabras salvajes, con el atardecer de fondo. Un rato después, Fernando les llevó de vuelta a Huétor. Se hizo de noche, comieron unos bocadillos deliciosos de chorizo, contaron unas terroríficas historias de miedo y se fueron a dormir a las diez y media, estaban cansados. Les empezaron a picar unos cuantos mosquitos. Cuando ya estaban dormidos empezaron a escuchar este ruido: ¡brrr, brrrr, brrrrrr! Estaban muertos de miedo, entre las historias que habían contado y los ruidos… Pero estos chicos eran valientes así que cogieron unas linternas y bajaron por la cuesta que llevaba a la central hidroeléctrica, dispuestos a averiguar qué pasaba.

De pronto, vieron unas extrañas figuras en la oscuridad, amenazantes. Cuando apuntaron con sus linternas… se encontraron con dos hombres mayores que les miraban asombrados. - ¡Qué alivio! Los hombres les explicaron que eran los dueños de la central y que estaban allí para arreglar unas máquinas. - ¿A estas horas?- Preguntó Marco. Uno de los hombres respondió: - ¿No es obvio? Venimos a estas horas porque se supone que la gente ya estará dormida y con las luces apagadas. El otro señor preguntó: - ¿Y vosotros? Seguro que sois unos niños muy curiosos. ¿Sabéis que tipo de energía generamos? - Energía renovable.- aseguró Tina. - Muy bien. Nosotros dos, que estamos ya jubilados, vinimos a la central eléctrica a ponerla en marcha, ya que creemos que es importante que nuestro pueblo cuente con fuentes de energía renovable. - Me parece que habéis tenido una buena iniciativa.- Les felicitó Cris. Se despidieron y volvieron más tranquilos a las tiendas de campaña a dormir.

Estamos visitando Güevéjar y queremos ver el colegio ya que hemos escuchado que aquí se hacen muchas actividades – contesto Marco.

- Bueno, pues os voy a contar un poco de todo lo que hacemos – contestó – aquí podéis ver la “Huerta de Lorca” donde los niños y niñas plantan tomates, zanahorias, habas, fresas, lechugas, guisantes, cebollas, melones … después las recolectan y se las comen. También tenemos una biblioteca escolar llamada “El arcoíris de los sueños” donde se puede leer y cambiar libros. Lo que más le gusta a los niños y niñas son las impresoras 3D, la liga Lego y la robótica. - ¡Qué guay está este colegio! Lástima que no nos podemos quedar mucho tiempo – dijo Tina.

Ingredientes para el caldo: aceite de oliva 2 pimientos rojos secos 4 orejones de tomate 4 pimientos para asar 1 litro de agua sal colorante alimenticio. Ingredientes para la masa: 1 cucharada sopera de aceite 1 litro de agua sal harina picante de guindilla (o pimiento molido picante).

Les pareció muy rica y decidieron ir a uno de los bares del pueblo a probarlas. Después de comer se dieron un paseo por el resto del pueblo y decidieron irse a dormir temprano pues al día 

Después de la visita al colegio decidieron ir a comer y miraron en la guía cual era el plato típico del pueblo. Marco leyó que el plato típico eran las gachas picantes y a continuación les leyó la receta:

siguiente tenía que ir a visitar la siguiente localidad: Peligros.

Habían decidido recorrer la sierra de la Alfaguara. Así que tras aprovisionarse de pan y embutido en el pueblo subieron siguiendo la ruta que les habían indicado unos ciclistas para acortar camino. En el pueblo les habían dicho que visitaran Pino Gordo.

Y Cris recordó que su padre le había contado mucho sobre este lugar. Por eso sabía que era un paraje donde los pastores y el ganado aprovechaban para pasar la noche y proveerse de pasto y agua. Y que es muy bonito con la hierba, el sol, el atardecer y su fuente El Yesero. Así que tras la subida se tumbaron un rato a descansar.

Los dos dijeron que no, que ello no creían en eso. Pero Tina les retó a visitar un lugar famoso de la sierra. Se trata del hospital de tuberculosos de Berta. Marco no había oído hablar nunca de él y Cris decía que no eran más que unas ruinas. - ¡Vamos que no os atrevéis! ¿verdad? -dijo Tina. - ¿Cómo que no? Si no existen los fantasmas no tenemos miedo. -contestó Marco. - Entonces, ¿pasamos o no la noche en el hospital de Berta? -volvió a preguntar Tina.

- Ya me he adelantado y antes de subir llamé al ayuntamiento para pedir alojamiento en la casa del cura, justo al lado del hospital en ruinas. -Dijo Cris. - Bueno, si Berta quiere visitarnos puede llegarse hasta esa casa. - Replicó Tina. - Sí, claro, y traernos una taza de café calentito por la noche. -Se burló Cris.

Fue allí donde Tina les preguntó si tenían miedo de los fantasmas.

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