En la ciudad las bombillas se encienden cuando están listas para ir a la escuela. Lumen, la protagonista, se enciende antes que las demás. Qué sucede? Cuales son las preocupaciones de sus padres?

La historia de Lumen

"Fue culpa de los libros" dijo la madre "Te dije que pasaba demasiado tiempo hojeándolos". “¿Qué pasa si no lo aceptan en la escuela? ¿Y si se burlan de él? Todavía es muy joven", dijo el padre. "¡¿Pero podéis pensar en mí?! ¡Qué van a pensar los demás cuando se darán cuenta de que mi hermano tan pequeño está en una clase de mayores! ¡Toda la escuela se va a reír de él!”, dijo Edison.

Lumen lo escuchó todo, se sentía muy triste. ¡Es cierto, era una situación difícil! A él todavía le gustaba jugar con los juguetes de los niños y en la escuela seguramente no le hubieran permitido hacer eso. Y quién sabe si sus compañeros le habrían dado la bienvenida.

Lumen creció jugando con los juegos de su hermano Edison y, a veces, incluso con los libros, aunque su madre Led dijo que era demasiado pequeño para leer. Lumen aprendió muy pronto a hablar y a contestarle que una persona nunca es demasiado joven para aprender.

En su tiempo libre leía y miraba las nubes tratando de reconocer alguna forma familiar de esas historias que leía. Una vez vio a Pinocho y otra vez la espada de Excalibur, le encantaba.

“Esta es la historia de Lumen, una bombilla muy inteligente.

Cuando Lumen nació, sus padres, mamá Led y papá Watt, se mudaron a una casa donde había más espacio para él y su hermano mayor Edison y, mientras Lumen crecía, disfrutaban de la vida familiar esperando el día en que se encendiera su luz. 

¡Un día pasó que Lumen se iluminó a pesar de que todavía era muy pequeño! Papá Watt corrió buscando a un médico. Mamá preocupada vagaba por la casa, los vecinos llegaron corriendo y se sorprendieron de lo visto.

De hecho, en su ciudad pasaba que un día, sin previo aviso, las pequeñas bombillas se encienden y ese instante marca el exacto momento de comenzar la escuela.

Las bombillas se encienden cuando están listas para aprender y cuanta más alegría tienen al aprender, más luz desprenden.

Siempre era impaciente de estudiar y una tormenta de ideas se alojaba en su mente, tanto que su luz ardía con tanta fuerza que se sobrecalentaba. Quizás un poco por esa actitud que tenía, sus compañeros, en el recreo lo dejaban solo muchas veces o incluso porque era demasiado pequeño o quizás porque tenía demasiadas ganas de aprender.

Sin embargo en su corazón estaba muy feliz porque no veía la hora de saber, de responder a todas sus dudas, de aprender a escribir y perfeccionar su lectura.

Pasó una semana, Lumen seguía encendida y ya era hora de que mamá y papá lo llevaran a la escuela.

Lumen se dio cuenta de que todos tenemos algo que nos ilumina y, de hecho, el día de la competición, su clase ganó, ¡produciendo un brillo que nunca se había visto antes!”

Sin embargo, después de un tiempo, llegó un día que lo cambió todo: el concurso de iluminación. La clase de Lumen iba a participar en la competición. 

Lumen ayudó a sus compañeros a prepararse en lengua, ciencias y matemáticas y descubrió, con gran alegría, que las otras bombillas podían enseñarle muchas cosas. 

Finalmente llegó el médico y dijo: “Me pasó otras dos veces ver unas bombillas tan chiquitas encenderse y no hay que tener miedo. Si dentro de una semana Lumen no se apaga, ya tendrá que ir a la escuela".

Pasó la semana, Lumen ni siquiera apagaba su luz la noche para dormir, estaba lleno de pensamientos y escuchaba de escondidas las preocupaciones de su madre y su padre.

Su compañero de clase Fluo, que era una verdadera fuerza de la naturaleza en el fútbol, le enseñó a Lumen cómo tirar los penaltis. La pequeña Aly, que era una gran artista, enseñó a todos a dibujar y pintar. Neon, que era muy bueno tocando la guitarra, mostró a sus compañeros de clase cómo rasguear. ¡Todos demostraron su talento y todos aprendieron algo nuevo!

Al llegar a clase, aprendió inmediatamente a escribir. No le gustaba la clase de arte y menos la educación física, pero, por otro lado, le encantaba la clase de lengua, ¡era su materia favorita! Le gustó tanto que en solo un mes se estudió todo el libro y a veces se aburría de escuchar cosas que ya sabía. También disfrutó escuchando las clases de matemáticas y ciencias y profundizó todos sus conocimientos en casa.