Paseo por la pintura española

Observa los cuadros despacio y elige uno de ellos. El que más te haya gustado, el que tú quieras. Si te gusta escribir redacta un relato corto como si la pintura fuese su ilustración. Observa los personajes, el ambiente, deja volar tu imaginación. Si te gusta interpretar puedes dar vida al cuadro, vestirte como si tú fueras el personaje y posar. Si tienes manos maravillosas puedes crear algo plástico inspirado en el cuadro. Modelar, dibujar, pintar... Si te atrae la radio, graba un audio describiendo la pintura o narrando tu historia imaginaria. Puedes poner música, sonidos... ¡¡Sé creativo, sé creativa!!

Infanta Margarita Teresa con vestido azul Diego Velázquez 1659

Narración: Natalia Delle Sancho Bad Homburg

Isabel Wiedenhaus Tornero Darmstadt

Texto e ilustración: Alba Heiße Romero Wiesbaden

Veo dos mujeres en unos vestidos blancos. La mujer de la izquierda lleva un paraguas en la mano. También lleva un sombrero en la cabeza con flores. El sombrero tiene un tul blanco. La mujer de la derecha lleva un sombrero con flores en la mano. Es morena. El vestido tiene un tul. El mar está tranquilo. Creo que las mujeres pasean por la tarde antes de la puesta de sol.

Texto: Miriam Regne Joher Wiesbaden

Ilustración: Daniel Stein Jiménez Bockenheim

El cuadro describe la historia de dos niños que no tienen mucho dinero y por eso comparten la poca comida que tienen en las calles de Bilbao en 1650. Los niños son hijos de trabajadores pobres que trabajan todo el día. Por eso tienen que apañarse con lo poco que tienen. Durante la mañana van a la escuela y durante la tarde van a trabajar. Aunque los padres trabajan todo el día, el dinero no llega para comprar comida. Estas frutas las han robado del vecino.

Texto: Leire Sand Hernández Xavi y Miquel Vadell Rosselló Elías Perdigones Morán Offenbach

Vídeo Lorena Schwerdtfeger Romera Grossauheim

Niños comiendo uvas y melón Bartolomé Esteban Murillo 1650

Victor Möller Cenamor Bad Vilbel

Este es uno de los cuadros más conocidos del maestro Murillo. Destaca el gran realismo y el naturalismo de la obra, personajes cotidianos mostrando una realidad inmensa. La pintura presenta como protagonistas a dos niños, que ocupan sin duda un primer plano; ambos están sentados y comiendo fruta. El que está a la derecha, sentado sobre una madera está situado en una posición un poco superior al otro, tiene la mejilla hinchada por la cantidad de melón amarillo que hay dentro de su boca, recién mordido de la tajada que sostiene en la mano izquierda, mientras con la derecha aguanta un cuchillo y el resto del melón apoyado sobre sus rodillas; tiene girada la cabeza hacia su compañero, el cual con la mano derecha en alto está comiendo uvas de forma ansiosa directamente del racimo; en la otra mano sostiene una tajada de melón. ¡Vaya festín! Están vestidos con harapos rotos, los pies descalzos y sucios. En la parte izquierda del cuadro, se ve una cesta llena de uvas que pareciera formar una naturaleza muerta.&nbsp; Creo que Murillo quiso mostrar en esta obra la España del Siglo de Oro, un período en el que la crisis económica y la decadencia del Imperio español hacían que la población muriera de hambre y vivieran en la más absoluta miseria.

Eva Pehart Lambert Valentina Goig Parrilla Liebfrauenschule

Caballero de la mano en el pecho El Greco 1580

El caballero de la mano en el pecho es uno de los más famosos <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Retrato">retratos</a> creado por <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/El_Greco">Doménikos Theotokópoulos “el Greco</a>”. Es un <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%93leo_sobre_lienzo">óleo sobre lienzo</a> pintado hacia <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1578">1578</a> y <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/1580">1580</a>, su primera etapa española. En el cuadro se ve a un caballero con la mano en el pecho, mira al espectador como si hiciese un pacto con él. La postura de la mano parece un gesto de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Juramento">juramento</a>. Este hombre está vestido de forma fina y elegante y lleva una espada dorada y un medallón de oro. En su tiempo se convirtió en la representación clásica y honorable del español del <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_de_Oro">Siglo de Oro</a>.

Ilustrado por Sandra Stein Jiménez Bockenheim Voz y relato de Ana María Yela Rodas Wiesbaden

Diana Ziescke Forcadell Langen

Niños comiendo uvas y melón&nbsp;(Murillo) El sol amaneció cuando por fin se levantó mi mejor amigo Juan. Él era el único que me entendía, nos habíamos conocido en la calle donde dormíamos, desde ese momento éramos amigos.&nbsp; -¡Buenos días, Manuel! – dijo Juan y se sentó a mi lado.- Tengo hambre, ¿tú también? Le miré fijamente y pensé: era verdad hacía tiempo que no habíamos comido. Yo también tenía bastante hambre, el único problema era que no teníamos dinero para comprar comida o sea que teníamos que robar. -Vale, vamos pero ten cuidado que nadie te vea.- eso era lo último que dije antes de irnos.&nbsp; Hoy tocaba la tienda de fruta tenían sabrosos melones, uvas y melocotones. A nosotros no nos gustaban los melocotones, así que sólo teníamos pensado coger unas uvas y algún melón. -Cuando no nos vea nadie, lo cogemos y nos vamos corriendo rápido con la fruta ¿ Vale? - Dije mirando toda la fruta. -Sí – me respondió Juan. Cuando la frutera se dio la vuelta, Juan y yo empezamos a correr. Yo cogí el melón y Juan las uvas. La mujer empezó a gritar – ¡Ayuda, me roban, que alguien los pare!- Detrás de nosotros empezó a correr un hombre -¡Parad!- Pero nosotros éramos más rápidos. A mitad del camino, el hombre se paró a coger aire y cuando empezó otra vez a correr, nosotros ya no estábamos. -¡Bien hecho!- Dije y nos pusimos a comer.

Manuel Diedrich Fernández Bad Homburg

El quitasol Francisco de Goya 1777

Selina Schleyer Rodríguez Hattersheim

Pudding Vida de pulpo Miquel Barceló 2018

Noelia Fernández Casas Daniel Calvente Casas Rüsselsheim

Ada María Pérez Bilgic Riedberg

En un día soleado, una mujer elegante caminaba por el prado acompañada por su perro cuando se encontró con un hombre de mediana edad y parecía humilde. Ese hombre le habló dulcemente durante treinta minutos que para esa dama aparentaba un lapso, hasta que el sol estaba en lo alto, algo que le estaba quemando la piel. Afortunadamente el caballero se dio cuenta y usó la sombrilla que ella llevaba y que había colocado en una roca. Cuando llegó la tarde y el sol alcanzó el horizonte, se despidieron. "No nos dejarán estar juntos, pero no tienen por qué saberlo" ella propuso.

Texto: Cecilia Hernández Pestana Maira Lauzi Hurtado Lidia Casas Carballo Marlon Itschner López Rüsselsheim

Nora y Leo Köllenbach González Wiesbaden

Este libro recoge el trabajo colaborativo realizado por los alumnos y alumnas de los niveles B1, B2 y C1 de la Agrupación de Lengua y Cultura españolas de Frankfurt, que animados por sus profesores han interpretado de manera muy personal y creativa obras de algunos de nuestros pintores. Muchas gracias a todas, muchas gracias a todos. Enhorabuena.

Francisco de Goya - “La gallina ciega” (Museo del Prado, Madrid) Sin ser expertos en Arte, vamos a realizar una breve descripción del cuadro arriba indicado. Este cuadro de Goya tiene como tema los&nbsp;juegos y está protagonizado por nueve adultos que están muy entretenidos jugando al “cucharón”, que es una divertida variante de la conocida gallinita ciega.&nbsp; Todos bailan en corro alrededor del chico de los ojos vendados que, sin moverse del sitio, tiene que atizarle un cucharonazo a cualquiera de ellos para poder salvarse. Parece que de momento no ha tenido suerte, ya que dos de sus contrincantes han esquivado el golpe muy hábilmente.&nbsp;

La gallina ciega Francisco de Goya 1789

Paseo a orillas del mar Joaquín Sorolla 1909

A mí me gusta la pintura de Bartolomé Esteban Murillo: Niños comiendo uvas y melón. Me gusta la tranquilidad de los niños, cómo disfrutan comiendo las uvas y el melón grande.&nbsp; En la pintura siento una buena amistad entre ellos porque comparten las frutas que tienen.&nbsp; Se ven dos chicos que llevan pantalones y camisas rotas. Al lado de un niño se ve una cesta con muchas uvas en varios colores. Uno de los niños se come un ramo de uvas y en la otra mano tiene un trozo del melón. El otro niño tiene un cuchillo en la mano y se corta un trozo del melón. Alrededor se ve la cáscara del melón en el suelo. La pintura es&nbsp;como en la vida real y los colores son muy natural. Creo que los chicos vienen de una familia de agricultores y ayudan en el campo.&nbsp;En la pintura se ve el momento cuando los niños han terminado con su trabajo en el campo y se comen su cosecha.&nbsp;

Ilustración: Elena y Pablo Calvo Rother Wiesbaden

Texto: Laura Sophie Rosillo Vizuete Obertshausen

Ludwig Arruga Jouy Freiherr vom Stein

Andando en dirección al puesto de fruta Diego y Pablo, que siempre prestaban atención a los detalles, vieron algo extraño.&nbsp; “¡Diego! ¿Viste eso?” -susurró Pablo. “¡Ese hombre robó fruta! ¡No es justo que nosotros tengamos que pagar por la comida cuando él la coge gratuitamente!”&nbsp; Diego: “Tienes razón. Creo que nadie le ha visto. ¡Vamos, Pablo! Se fue por allí.” Los chicos le siguieron hasta llegar a una cueva pequeña. Pablo: “Diego vete a avisar al vendedor de frutas. Yo me quedo aquí escondido vigilándole.”&nbsp; Diego se fue corriendo al mercado y avisó al vendedor de lo ocurrido. Éste le creyó inmediatamente, porque el ladrón ya había robado varias veces.&nbsp;Informaron a la policía y todos juntos volvieron al sitio donde Pablo estaba escondido.&nbsp; Pablo: “No ha salido todavía. ¡Está allí adentro!”&nbsp; La policía entró y encontró el lugar llenó de comida. No sólo había robado frutas. Todos los días iba al mercado y robaba algo: pan, fruta, leche, verduras, ¡todo! La policía le arrestó. ¿Y Pablo y Diego? A ellos les dieron una cesta llena de fruta. Melón, uvas, todo lo que el alma desea.&nbsp;

Texto: Maite Wilbrand Peña Langen

Lucía Petri Huarte Bockenheim

Al día siguiente bajé al comedor y vi a mi padre contando dinero. “¿Pero de dónde has sacado todo ese dinero, papá?” pregunté con un brillo en los&nbsp;ojos. “Me lo dieron unos señores. Ayer vi un cartel de un chico desaparecido. Ofrecían una&nbsp;recompensa de 20.000 pesetas. Y no te lo vas a creer. Me lo encontré durmiendo en el&nbsp;granero” Desde ese momento ya no escuché. Me costó unos segundos asimilar lo que me contaba mi padre. Entonces empecé a correr en dirección al granero. Abrí la puerta&nbsp;sin aliento y empecé a gritar: “¿Jeaaaaaaaan?”, pero ya no había nadie. Esa fue la última vez que vi a Jean. Aunque hayan pasado muchos años, aún me gusta recordar aquellas noches en las&nbsp;que comimos tantas uvas y melón juntos.

Hace dos años estuve en el museo Picasso en Barcelona y me encantaron los cuadros y esculturas de Picasso. Entre los cuadros estaban las Meninas de Picasso. Sé que las Meninas originalmelte son de Diego Velázquez pero la interpretación de Picasso me encantó. También había un cuadro de la Infanta Margarita de Picasso. El estilo de Picasso me impresionó. Yo pinto desde hace muchos años y he ido a clases de pintura, incluso he ganado un premio con un cuadro de Albert Einstein que pinté yo. Al ver el cuadro de Velázquez de la Infanta Margarita, me acordé de mi visita al Museo de Pablo Picasso y de los cuadros de la Infanta Margarita pintados por Picasso. Por esta razón decidí hacer una versión del cuadro de Velázquez inspirándome en la obra de Picasso. Lorena María Schwerdtfeger Romera

De andecha Paulino Vicente 1925

Historia imaginaria basada en la pintura "De andecha"&nbsp;de Paulino Vicente Erase una vez una pequeña familia pobre viviendo en el campo. Esa familia tenía tres personas, una madre, un padre y un niño pequeño. Eran muy felices hasta un día donde ocurrió la tragedia. Unos años después de la primera guerra mundial estaba todo muy tranquilo hasta que algunas personas decidieron atacar pueblitos y campos cerca de ciudades grandes.&nbsp; La familia escuchó esas noticias con mucho miedo por su vida. El padre dijo que tenían que huir para un sitio seguro dejando toda su vida anterior. La madre no lo quería, ni el niño. Decían que había una posibilidad baja de que no les mataran.&nbsp; Se pusieron a discutir durante mucho tiempo y al final decidieron no huir. Se quedaron ahí con su esperanza de paz en el mundo.&nbsp; En la pintura se puede ver la última imagen de la familia. Lo que pasó después nunca se sabrá.

Santiago Ludovic de Kment Jiménez Bad Homburg

Imagen: Tiago Domínguez Castro Wetzlar

Historia imaginaria llamada “Pablo y Diego” basada en la pintura “Niños comiendo uvas y melón” de Bartolomé Esteban Murillo. El padre de Pablo falleció en la Guerra de restauración portuguesa y poco después su madre le siguió al cielo. La familia de Diego acogió al huérfano y así los dos crecieron como hermanos. El padre trabajaba todo el día como zapatero, y la madre se ocupaba de la comida y los niños. No tenían mucho dinero, pero eran felices. &nbsp;Un día, en el verano de 1650, Diego preguntó a su madre si podían ir al mercado a comprar pan. Ésta les dio dinero para comprar patatas también. En esta época la comida era muy cara. Con la guerra en curso y la pandemia de la peste, los precios habían aumentado y el hambre siguió poco después. Los chicos se fueron al mercado bromeando. Hacía buen tiempo, el sol calentaba su piel. Ambos estaban vestidos con pantalones marrones que tenían agujeros de jugar afuera. Sus camisetas blancas estaban rasgadas y Diego llevaba una chaqueta de color oliva. Ambos sin zapatos. Cuando llegaron al mercado ya estaba lleno de gente.&nbsp; Diego: “Alla está el puesto del pan, mira si hay bastante.” &nbsp;Rosa, la mujer que vendía el pan, dijo: “¿Cuánto dinero lleváis?”&nbsp; Pablo: “Pues unas monedas, pero también necesitamos patatas.”&nbsp; Rosa: “Pues toma este pan!”&nbsp; Diego: “Gracias. Vamos, Pablo, a comprar las patatas.”&nbsp; Pablo: “¡Mira, Diego! Allí hay melón. ¡Qué rico! Vamos a mirar la fruta.”&nbsp;

Caballero de la mano en el pecho El Greco 1580

Infanta Margarita Teresa con vestido azul Diego Velázquez 1659

Voz e imagen: Frida Arruga Jouy Freiherr vom Stein

El Museo Nacional del Prado (Madrid) acaba de cumplir 201 años. Considerado como el museo de pintura más importante del mundo, cuenta con los mejores cuadros de muchos de los mejores artistas, además de una gran representación de casi todas las escuelas pictóricas europeas desde tiempos bajo medievales hasta finales del siglo XIX

Historia imaginaria basada en la pintura “Niños comiendo uvas y melón” de Bartolomé Esteban Murillo “Este es mi granero. Si quieres dormir aquí, me tienes que pedir permiso.” No me contestó. “¿No tienes lugar dónde vivir?” El chico bajó la cabeza. Parecía un chico&nbsp;muy terco. “Bueno, te dejo dormir aquí, si me ayudas con los caballos y las vacas.”&nbsp; Asintió con la cabeza: “Mjm.” “¿Que no sabes hablar? ¿Cómo te llamas? ¿Dónde están tus padres?” &nbsp;Jean me respondió sin mirarme a los ojos. “¿Qué?” “Jean. Me llamo Jean.” “¡Pues yo me llamo Marco!” le dije con una cara muy feliz. Así es como conocí a Jean. Cada noche cuando mi padre se iba a dormir bajaba al granero para hablar con Jean y traerle comida. Su comida favorita eran las uvas y los melones. Siempre le contaba cómo me había ido el día y a Jean le gustaba escuchar. Después de unas semanas Jean me contó que se escapó de casa. Nos hicimos amigos inseparables. Nos fuimos a la ciudad a hacer compras, le dábamos de comer a las vacas cada día y le enseñé mis lugares favoritos. Fuimos al&nbsp;bosque cercano, a un monte desde el que se podía ver la puesta de sol y miles de lugares más. Un día cuando fuimos a nadar a un río en frente del bosque Jean dijo: “Es muy divertido pasar el tiempo contigo. Nunca he estado tan feliz. Ojalá pudiera quedarme contigo para siempre.” Le respondí con una sonrisa. Al anochecer volvimos a casa todo mojados. Cansados del día tan divertido nos&nbsp;&nbsp;fuimos a dormir enseguida.

ALCE de Frankfurt curso 2020-21 Profesores: Maria José Bonilla Raquel Cercós Eduardo González Pilar López Maria de la Cruz Márquez Beatriz Rodríguez Virginia Rosselló Directora: Teresa Guereña

España ha aportado a la historia de la pintura en todas las épocas y corrientes pictóricas, numerosos artistas de enorme talento. Destacan los grandes maestros: Goya, Velázquez, El Greco, Murillo, Juan Gris, Picasso, Zurbarán…, junto a otros muchísimos pintores. En esta representación interminable hemos seleccionado algunas obras con la intención de acercarnos a nuestros pintores.

El quitasol Francisco de Goya 1777

Niños comiendo uvas y melón Bartolomé Esteban Murillo 1650

La gallina ciega Francisco de Goya 1788

Agrupación de Lengua y Cultura españolas de Frankfurt marzo 2021

Del mismo modo pienso en las olas que me llegan hasta la cabeza y que me tiran, pero no me avergüenzo y sigo luchando contra ellas, aunque me caiga una y otra vez. Veo a mi hermano conmigo que no deja de chillar “gooooollllll!!!” o que gritaba que tenga cuidado porque tenía miedo de que una ola nos derrumbe a los dos y nos arrastre al mar. Me encanta ese sentimiento de libertad y de felicidad cuando hacemos esas cosas juntos. También veo a mis abuelos que miran desde la orilla para que no nos pase nada y de que no nos metamos tanto dentro del mar. Veo a mis padres tumbados al sol o tirándose agua.&nbsp; Hace no mucho tiempo estuvimos en Cantabria y en Asturias, en los Picos de Europa. Fuimos casi a diario a andar en el monte con nuestras mochilas, nuestras cantimploras, nuestros famosos bocadillos de jamón, nuestros silbatos por si nos pasa algo y con nuestras navajas para untar el paté en los bocatas. Muchas veces terminábamos cansadísimos, pero siempre alegres y con ganas de hacerlo otra vez aunque en más de una ocasión nos hemos mojado por la lluvia. Tengo la suerte de conocer casi todo el norte de España, con su mar azul, siempre agitado, su cielo gris plomizo, su comida riquísima, con sus campos verdes, preciosos y ondulados, con sus animales paciendo y sobre todo su buena gente.&nbsp; Me encantaría volver este año allí otra vez con mi familia, porque me siento a gusto y acogido.

Editado con Book Creator Maquetación: Teresa Guereña

Es una obra sencilla, sin grandes pretensiones, que según cuenta la historia iba a servir de modelo para un tapiz que decoraría el dormitorio de las infantas en el Palacio del Pardo. Casi todos los personajes van vestidos de majos y majas, un atuendo de carácter popular que se había puesto de moda entre las clases altas de la época. Sin embargo Goya viste a dos de sus personajes a la francesa: el señor de gris y la mujer elegante con sombrero que está a su lado. Al fondo del cuadro se ve un río que bien pudiera ser el río Manzanares y más allá siguiendo con nuestra imaginación ... pudiéramos decir que se ve la sierra de Guadarrama. Uno de los detalles más curiosos de este cuadro, después de haberlo visto de forma virtual en diferentes webs,&nbsp;es que si nos fijamos con atención veremos que&nbsp;hay una especie de&nbsp;“fantasma” en él.&nbsp; Según hemos podido leer en muchas páginas de expertos de arte, se dice que en el boceto original, Goya había incluido a otra chica escondida detrás de la señora elegante del sombrero (aquí dejo un link para poder ver el boceto original&nbsp;<a href="https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-gallina-ciega/a490da25-de17-4936-8f29-3cb418ae6e0b">https://goo.gl/VstNB2</a>). Por algún motivo que desconocemos, al final decidió borrarla del cuadro definitivo, tapándola con el paisaje, pero con el paso del tiempo el rostro oculto aparece de nuevo en la superficie y ahora podemos ver su cara&nbsp;por encima del hombro de la señora del sombrero.

David Möller Cenamor Bad Vilbel

"De andecha“ de Paulino Vicente El cuadro “De andecha” de Paulino Vicente me recuerda a mis antepasados del País Vasco aunque el pintor sea de Asturias, porque el paisaje es muy parecido a lo que he visto cuando voy para allá. Cuando miro el cuadro me parece que estoy otra vez allí viendo cómo los animales pastan en plena naturaleza.&nbsp; Estoy observando desde la casa de mi familia los campos verdes, los pimientos de Guernica ya maduros, los animales que pastan, las gallinas que picotean en el suelo buscando alimento, oigo el sonido del río bien azul y vuelvo a escuchar lo que mi tía abuela me cuenta sobre el molino de agua que tienen y que ahora lo han convertido en un alojamiento rural. Cuando pienso en San Sebastián, veo los pintxos que me como de dos en dos, la playa de la Concha, llena de turistas, las plazas repletas de gente que se reúne para charlar sobre lo que sea, las casas en primera fila mirando al mar, los bares llenísimos, donde los clientes beben cerveza y comen pintxos a lo loco y también el mar azul pero frío.&nbsp;