Negra como el agua

by Carlos Fernández Rivero (@cesarantonio52)

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Capítulo 1: Melancolía
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Un futuro mejor
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Llegó el día tan esperado para la mayoría de niños y adolescentes, ese día en el que familia, ilusión y felicidad son las únicas palabras que pueden definir a la perfección 24 horas específicas: el 6 de enero. Sin embargo, para mí esa fecha era en la que peor lo pasaba. Mi abuela falleció recientemente y me abrumaban la aflicción y la melancolía, pero mi abuelo insistía en que debíamos celebrar las fiestas juntos y en regalarme algo.

Una caja rectangular y ancha, envuelta en papel plateado con pequeños dibujos verdes y rojos de arbolitos se encontraba bajo el árbol con mi nombre. Mi abuelo, que esbozaba una sonrisa mientras me miraba y pronunciaba mi nombre, insistía en que abriera el regalo. “Nuestro libro de aventuras”. Cuando pronuncié en voz alta el nombre que tenía aquel regalo, mi madre empezó a mirarlo con una mirada vacía y llena de melancolía.
En la primera página había una fotografía de mis abuelos en un aeropuerto, en la que ponía “22-05-1960”. Las siguientes diez páginas se encontraban vacías. 
-Ese día teníamos planeado viajar a Chile, pero ocurrió un gran terremoto y los vuelos se cancelaron- dijo mi abuelo.
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Un futuro mejor
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Aunque había leído que Chile es un país de Sudamérica, no tenía una imagen de cómo eran las calles allí, cómo era su comida, cómo era su fauna o cómo era la gente de allí. Entonces, decidí buscar información sobre Chile.
Para mi asombro, las primeras imágenes que encontré eran sobre manifestaciones, despliegue de militares y de gente corriendo y con pancartas. Tan intrigado me tuvo mi descubrimiento, que estuve varias horas buscando datos y contrastando información. Mi madre, que siempre había tenido un espíritu crítico admirable y afán por la investigación, me sorprendió en mitad de mis búsquedas: 
-Si tienes que hacer deberes sobre las manifestaciones en Chile, tengo en un documento en el escritorio información recogida-.
El documento decía: 
“El modelo económico de Chile no cumple los estándares de una sociedad justa. Las desigualdades en este país son realmente importantes y notables. Únicamente el 11% de los chilenos de clase baja se pueden graduar en la Universidad, frente a las clases sociales más altas, en las que el porcentaje asciende a un 84%. El aumento del precio del pasaje de metro sólo fue la gota que colmó el vaso. La sociedad chilena dice haberse sentido abusada durante décadas [...]”.