CUENTOS

"El viaje en Crucero de los odos"

Zarpando en 3, 2, 1!!!

Había una vez un odo llamado Nicolodo que tenía varios hermanos.
Tenían la piel medio marroncita. Eran como un huevo. Eran parecidos y obvio más chiquitos que Nicolodo.

Los hermanos odo van a viajar con su familia odo así que hoy se fueron a dormir más temprano.

Al otro día “trin” “trin” suena en la habitación el despertador. Nicolodo y sus hermanos se levantaron, se lavaron los dientes, se cambiaron, armaron sus valijas y se fueron al Crucero.

Papitodo se había olvidado de su reloj así que se bajó del Crucero, buscó su reloj y volvió. Cuando llegaron, los hermanos odo agarraron el reloj y fueron al patio del Crucero. Como los dos hermanos querían el reloj tiraron para un lado y para el otro y el reloj ¡Puf! se cayó a la pileta.

Claramente los odos veían la pileta como un mar largo… muy largo… pero igual se tiraron a buscarlo.

Nicolodo se dió cuenta y se fue corriendo a decirle a Mamitodo y a Papitodo lo que estaba sucediendo. Pero uno de los hermanos odos ya había encontrado el reloj.

Mamitodo vino corriendo y los abrigó, pero el reloj no funcionaba.

Papitodo se puso a llorar y dijo: ¡con mi reloj no hay que jugar!

Después de las vacaciones se acordaron que había un odo llamado Teodo que era inventor y los hermanos odos dijeron tal vez él pueda inventar algo para arreglar el reloj.

Así que fueron a darle el reloj ellos solos a ese odo en su casita de latita y le dijeron: Teodo: ¿Nos puede arreglar el reloj?

Y él dijo bajito bajito: Sí!

Una vez arreglado, los hermanos odo se fueron a darle el reloj a Papitodo.

Papitodo se puso feliz y así fue como los hermanos odo arreglaron lo que destrozaron.

Y colorín colorado esta historia ha acabado.

En el pueblo de Florida estaba el club de los perfectos y el de los imperfectos.

En el de los perfectos no había mucha gente pero en el de los imperfectos había muchos más… Estaban Luli, Roberta, Juan, León, Leo, Delfina, María, Pilar, Fiona, Vicki, Rochi, Viole y otros. Son como 100.

En fin, este club era de gente no tan perfecta, bah! no les miento, era de imperfectos, pero eran un desastre total. Se mordían las uñas, los pelos los tenían para arriba, se hacían pis encima! Ah!!! y usaban todo tipo de aparato: brackets, implantes…

Bueno, lo que pasó fue que un día se perdió una niña imperfecta. Se había ido al lado de los perfectos, había cruzado la barrera que nos separaba, lo había descubierto Delfina.

Vino gritando a decir: ¡Se perdió Luli! Todos reaccionaron de diferente modo. Pataleaban, se mordían las uñas, se hacían pis…

Pero de repente se pusieron serios y dijeron: ¡No somos imperfectos, somos como los demás, somos normales!

Así que se subieron entre ellos, cruzaron la barrera y fueron a decírselo a los perfectos.

¡Todos somos iguales! Ja! Pero cuando cruzó la nena imperfecta los perfectos gritaban, reían, lloraban de todo. Igual que pasó con la cucaracha hace 8 años.

En cambio los imperfectos agarraron a la bebé y se fueron.

Al otro día los perfectos se dieron cuenta que no eran perfectos, pero pensaban que los imperfectos eran perfectos, por lo cual fueron a darle el Club de los perfectos a los imperfectos.

Ellos aceptaron y fueron a ese club pero no lo dejaron blanco y negro.

Lo que hicieron fue cambiarle el nombre al Club, le pusieron el “Club de todo Tipo” y así fueron invitando a todo el mundo.

iMPERFeCtos

Sí! Obvio! lo decoraron entre todos!

El club estaba decorado de rosa, naranja, amarillo, verde, celeste y violeta. De todos esos colores y entre todos los del club se fueron a pasear y colores encolorados esta historia ha terminado.