“EL DINOSAURIO QUE NO CONOCÍA LA CIUDAD”
Había una vez, en un lugar muy lejano, un dinosaurio, más precisamente un Argentinosaurus, decidió viajar al futuro.
Entonces, se subió a una máquina del tiempo de muchos colores, como el arco iris. La programó, en la computadora puso “Rafaela 2022”, apretó enter y la máquina salió a toda velocidad. Aterrizó sobre el tobogán que había en un parque, quedó aplastado como una cucaracha, como una masa. Abrió la puerta y se bajó.
Todo era desconocido para él. Empezó a caminar sin rumbo. Como nunca había estado en una ciudad, cruzó la calle sin mirar y... ¡Qué lío se armó! Autos, motos, camiones, colectivos, bicicletas,... trataban de esquivarlo para no chocarlo. La gente tocaba bocina ¡PI, PI, PI, PI, PI!
Por suerte apareció la policía vial. Le hizo una multa, pero el dinosaurio se la comió.
Entonces se dieron cuenta de que el Argentinosaurus no conocía como manejarse en la ciudad y lo llevaron a una escuela para que aprenda cómo ser un peatón seguro. Allí lo entrenaron y aprendió muchas cosas, por ejemplo, a cruzar la calle en la esquina y a mirar a ambos lados antes de cruzar, también que si el semáforo está en rojo hay que detenerse y, si está verde, se puede avanzar.
Y colorado colorín, ahora que este dinosaurio aprendió a manejarse seguro en la ciudad, este cuento llegó a su fin.
Entonces, se subió a una máquina del tiempo de muchos colores, como el arco iris. La programó, en la computadora puso “Rafaela 2022”, apretó enter y la máquina salió a toda velocidad. Aterrizó sobre el tobogán que había en un parque, quedó aplastado como una cucaracha, como una masa. Abrió la puerta y se bajó.
Todo era desconocido para él. Empezó a caminar sin rumbo. Como nunca había estado en una ciudad, cruzó la calle sin mirar y... ¡Qué lío se armó! Autos, motos, camiones, colectivos, bicicletas,... trataban de esquivarlo para no chocarlo. La gente tocaba bocina ¡PI, PI, PI, PI, PI!
Por suerte apareció la policía vial. Le hizo una multa, pero el dinosaurio se la comió.
Entonces se dieron cuenta de que el Argentinosaurus no conocía como manejarse en la ciudad y lo llevaron a una escuela para que aprenda cómo ser un peatón seguro. Allí lo entrenaron y aprendió muchas cosas, por ejemplo, a cruzar la calle en la esquina y a mirar a ambos lados antes de cruzar, también que si el semáforo está en rojo hay que detenerse y, si está verde, se puede avanzar.
Y colorado colorín, ahora que este dinosaurio aprendió a manejarse seguro en la ciudad, este cuento llegó a su fin.
SEUDÓNIMO: PERICO