El asombroso viaje de Leila y Tomás

by Stella Allegrini

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“EL ASOMBROSO VIAJE DE LEILA Y TOMÁS”
Leila es una niña de 13 años, que vive en Rafaela. Tiene ojos color almendra, pelo corto, castaño claro. Se viste habitualmente con una calza, remera magas cortas, zapatillas blancas. Es alegre.
Una mañana de otoño, después de desayunar sacó su bicicleta para dar un paseo.
Empezó a pedalear y recordó a su seño Celina. Su querida seño Celina, que con sus ojos color miel y elegantemente vestida, trata que todos y cada uno de sus alumnos puedan aprender de la mejor manera posible. Ella le había enseñado todas las normas de educación vial y Leila siempre las repetía mentalmente. A la vez, se decía: eso de que me pueden chocar si no la respeto es mentira, nunca me pasó y jamás me pasará.
Bicicleteó un rato y pasó frente la casa de Tomás, un chico un poco mayor que ella. Lo caracterizaba su espíritu aventurero y que no temía a nada ni a nadie. Al verlo, Leila pensó en invitarlos a pedalear. Lo hizo y Tomi aceptó.
Al igual que Leila, él también creía que nunca le iba a pasar nada.
Salieron a toda velocidad, no llevaban casco ni ropa refractaria. ¿Para qué? se preguntaban.
Consideraban aburrido circular por la ciclovía, por lo tanto, circulaban por medio de la calle.
Reían, cantaban mientras zigzagueaban esquivando autos y motos hasta que de repente no respetaron el semáforo que estaba en rojo y decidieron pasar. Una gran mole que parecía venir a devorarlos se acercaba a ellos. El impacto iba a ser terrible. Ambos se tomaron de las manos y cerraron los ojos. Al instante sintieron que se desprendían del piso y se elevaban, alguien los estaba tele transportando.
Pasados unos minutos comenzaron a escuchar: aquí, sí, aquí.
El extraño animal se presentó:
-Hola, me llamo Star tengo 203 años y soy el protector de los ciclistas imprudentes.
_ En Tali, es un lugar donde todos los ciclistas que no respetan las normas, vienen a aprenderlas. – contestó, Star.
Los chicos asombrados y muy avergonzados buscaban justificar sus acciones, pero Star,de forma implacable les dijo que hasta que no aprendan todas las normas y las pongan en práctica en su ciudad no los devolvería al planeta Tierra.
Inmediatamente los llevó a un lugar donde se iban a hospedar y les mostró la escuela a la que iban a asistir. Todos los días tendrían clases teóricas y prácticas.
Además, debían estudiar las normas, por ejemplo: todo ciclista debe usar casco, coderas y rodilleras, chaleco refractario, especialmente de noche para que los autos te vean fácilmente o ropa clara. La bicicleta debe tener luz delantera blanca y trasera de color rojo en lo posible titilante. Además, respetar los semáforos.
Star les pidió que todo lo que aprendiesen, se lo comuniquen a más personas para que tomen conciencia. Los chicos muy agradecidos, se despidieron con un gran abrazo.
Cuando regresaron, le enseñaron todo lo aprendido a sus familiares y amigos.
Ahora, cada vez que buscan la bici para salir a divertirse, se aseguraron de cumplir con todas las normas para hacerlo de forma segura.
Seudónimo: MARTA

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