"Los tres cochinitos"
"BIENVENIDOS"
Había una vez tres hermanos cerditos que vivían en el bosque.
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Como el malvado lobo siempre los estaba persiguiendo para comérselos dijo un día el mayor:- Tenemos que hacer una casa para protegernos de lobo. Así podremos escondernos dentro de ella cada vez que el lobo aparezca por aquí.
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A los otros dos les pareció muy buena idea, pero no se ponían de acuerdo respecto a qué material utilizar. Al final, y para no discutir, decidieron que cada uno la hiciera de lo que quisiese.Loading...
El más pequeño optó por utilizar paja, para no tardar mucho y poder irse a jugar después.
El mediano prefirió construirla de madera, que era más resistente que la paja y tampoco le llevaría mucho tiempo hacerla.
Pero el mayor pensó que aunque tardara más que sus hermanos, lo mejor era hacer una casa resistente y fuerte con ladrillos.
- Además así podré hacer una chimenea con la que calentarme en invierno, pensó el cerdito.
- Además así podré hacer una chimenea con la que calentarme en invierno, pensó el cerdito.
Cuando los tres acabaron sus casas se metieron cada uno en la suya y entonces apareció por ahí el malvado lobo. Se dirigió a la de paja y llamó a la puerta:
- Anda cerdito se bueno y déjame entrar...
- ¡No! ¡Eso ni pensarlo!
- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!
Y el lobo empezó a soplar y a estornudar, la débil casa acabó viniéndose abajo. Pero el cerdito echó a correr y se refugió en la casa de su hermano mediano, que estaba hecha de madera.
- Anda cerdito se bueno y déjame entrar...
- ¡No! ¡Eso ni pensarlo!
- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!
Y el lobo empezó a soplar y a estornudar, la débil casa acabó viniéndose abajo. Pero el cerdito echó a correr y se refugió en la casa de su hermano mediano, que estaba hecha de madera.
Anda cerditos sed buenos y dejarme entrar...
- ¡No! ¡Eso ni pensarlo!, dijeron los dos
- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!
El lobo empezó a soplar y a estornudar y aunque esta vez tuvo que hacer más esfuerzos para derribar la casa, al final la madera acabó cediendo y los cerditos salieron corriendo en dirección hacia la casa de su hermano mayor.
- ¡No! ¡Eso ni pensarlo!, dijeron los dos
- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!
El lobo empezó a soplar y a estornudar y aunque esta vez tuvo que hacer más esfuerzos para derribar la casa, al final la madera acabó cediendo y los cerditos salieron corriendo en dirección hacia la casa de su hermano mayor.