Loading...
JUANA, LA GUARDIANA.
Loading...
¿Sabéis lo que son los espantapájaros y a qué se dedican?
Pues eso es lo que soy yo, o lo era.
Un día, me vistieron con ropas viejas, zurcidas y de muchos colores, me rellenaron de paja, me colocaron unos enormes zapatos negros, con unos cordones de color naranja, un gorro de paja con más agujeros que un colador, una zanahoria por nariz, unas orejas de embudo y, en mi cara de tela de saco, dibujaron una sonrisa. Los ojos me los hicieron con pelotas de ping pong y de las mangas de un abrigo viejo que me colocaron, no salían mis manos, sino entre la paja, aparecían avisadores sonoros de un sonido desagradable producido por tubos metálicos cuando soplaba el viento.
Ah, también tenía un gran lazo rojo en mi cuello de palo.
Y así, trabajaba día a día en el huerto del señor Ambrosio. Sólo era feliz cuando algún niño de su familia nos visitaba o venían a recoger o regar lo que producía la tierra.
Pues eso es lo que soy yo, o lo era.
Un día, me vistieron con ropas viejas, zurcidas y de muchos colores, me rellenaron de paja, me colocaron unos enormes zapatos negros, con unos cordones de color naranja, un gorro de paja con más agujeros que un colador, una zanahoria por nariz, unas orejas de embudo y, en mi cara de tela de saco, dibujaron una sonrisa. Los ojos me los hicieron con pelotas de ping pong y de las mangas de un abrigo viejo que me colocaron, no salían mis manos, sino entre la paja, aparecían avisadores sonoros de un sonido desagradable producido por tubos metálicos cuando soplaba el viento.
Ah, también tenía un gran lazo rojo en mi cuello de palo.
Y así, trabajaba día a día en el huerto del señor Ambrosio. Sólo era feliz cuando algún niño de su familia nos visitaba o venían a recoger o regar lo que producía la tierra.
Ya sabéis que el trabajo del espantapájaros es estar muy quieto, sin moverse y sin hablar, en medio de las lechugas, las zanahorias, los pimientos, los tomates y todo lo que hayamos plantado en el huerto.
De esta forma, aquellos pájaros atrevidos, no pueden picar en lo que se ha plantado: semillas y todo lo que les guste del huerto. Cuando me ven, rápidamente cambian la trayectoria de su vuelo y se alejan al asustarse con mis ropas viejas y llamativas y el sonido que producen mis manos al soplar el viento.
De esta forma, aquellos pájaros atrevidos, no pueden picar en lo que se ha plantado: semillas y todo lo que les guste del huerto. Cuando me ven, rápidamente cambian la trayectoria de su vuelo y se alejan al asustarse con mis ropas viejas y llamativas y el sonido que producen mis manos al soplar el viento.
He de deciros que a mí no me gusta ese trabajo donde no te puedes mover y sólo te dedicas a asustar a los pobres pájaros que buscan comida que llevar al nido donde están sus polluelos y nos alegran los días con sus deliciosos trinos, con sus vuelos llenos de acrobacias y cabriolas, lo rápido que pasan por el cielo... Por eso, a mí no me gusta asustarlos.
Lo que a mí más me gusta del mundo mundial son los libros. Todos los libros. Pero muy especialmente aquellos que nos cuentan aventuras de princesas, de unicornios, de niños, de hadas, de ratones traviesos, de piratas mala pata o de sirenas morenas.
Lo que a mí más me gusta del mundo mundial son los libros. Todos los libros. Pero muy especialmente aquellos que nos cuentan aventuras de princesas, de unicornios, de niños, de hadas, de ratones traviesos, de piratas mala pata o de sirenas morenas.