Todo lo bueno empieza sin barreras.

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Ludwig Van Beethoven. Poco después de presentar su Primera sinfonía, cuando empezaba a despuntar su carrera como compositor, comenzó a notar sus primeros síntomas de su sordera. Según un grupo de investigadores holandeses, a medida que avanzaba la pérdida de audición evolucionaban sus partituras.

ALBERT EINSTEIN. Conocido por ser el más grande científico del S.XX y el físico más grande de todos los tiempos, tuvo problemas de aprendizaje. Luchó con la dislexia y el autismo. Hasta los casi cuatro años no pudo hablar y de manera fluida hasta los nueve. Tuvo frecuentes problemas de inadaptación.

NEMO. El pequeño Nemo tiene una aleta más pequeña que otra y un padre sobreprotector que le prohíbe alejarse demasiado, por miedo a que la discapacidad de su pequeño lo haga vulnerable ante el peligro.

LEO MESSI. A los ocho años le diagnosticaron el síndrome de Asperger (o síndrome de la genialidad), una extraña enfermedad que sólo le permitía concentrarse en un asunto y nada más: el fútbol. Y a los nueve, la deficiencia de la hormona de crecimiento.

FRIDA KHALO. Su vida estuvo marcada por el dolor físico. En 1913 enfermó de poliomielitis, que le dejó una secuela permanente: la pierna derecha era mucho más delgada que la izquierda. En 1925 tuvo un accidente cuando viajaba en un autobús que le ocasionó la perforación de la pelvis, además de una fractura en la columna vertebral, la clavícula, varias costillas y se fracturó una pierna en once lugares distintos, lo que le provocó una incapacidad para realizar muchos movimientos.

Vicent Van Gogh. Pintor post-impresionista holandés, una de las influyentes en la historia del arte occidental. Tenía epilepsia y trastorno bipolar.

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