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Leo-pienso-creo: Eurolector

by Etwinning 2020-21

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Leo, pienso, creo: ¡Eurolector!
Página web del proyecto

Gracias a l@s estudiantes de Murcia, Penafiel, Senigallia y Wroclaw que han participado en este proyecto con su esfuerzo, energia y creatividad a pesar de los tiempos críticos.

Las infografías, tarjetas, textos, etc. recogidos en este libro son ALGUNAS de las creaciones hechas por alumnado y profes a partir de material copyleft.

Otras fotos que aparecen son de Pixabay.
Leo, pienso, creo: ¡Eurolector!
A pesar de la tecnología que nos rodea, coger un libro nos permite desconectar y visitar otros mundos posibles poniendo "un simulacro de orden en nuestras azarosas y caóticas existencias" (Rosa Montero). Leer nos da muchas vidas y nos permite visitar muchos universos.
En este libro recogemos los mundos creados a lo largo de nuestro proyecto y lo hacemos invitándote a leer, de la misma manera que lo hace el profesor Andrzej Krzyżanowski en este texto inicial: El experimento.
Nuestra línea editorial
La tecnología nos rodea. Queramos o nos, lo admitamos o no. No tiene relevancia. No nos engañemos. La presencia del ordenador en la vida diaria de mucha gente es una verdad innegable. Un portátil o un teléfono inteligente son dispositivos omnipresentes y cada vez más imprescindibles. El decir “¿yo dependiente? Nooo, imposible. Sí, claro que hago uso de la tecnología, para esto existe, pero, tranquilo, lo controlo todo”. Ingenuo de ti...
Personalmente también paso varias horas al día pegado a la pantalla, o sea por la mañana dando clases, por la tarde preparando otras para el día siguiente, por la noche leyendo o viendo una peli. Y en el llamado “mientras tanto” perdiendo cantidades ingentes del tiempo en Dios mismo sabe qué. Sí, esta es la realidad, mi realidad. Estoy más que convencido de que también la de muchos otros.
Ayer, sábado, me desperté con una idea antisistema: no tocaría ni el portátil, ni el móvil (a menos que me llamaran) ni ningún otro chisme electrónico todo el día. Nada, ni siquiera para ver el correo. Decidí pasarlo a lo análogo. ¿Qué ocurriría? -me preguntaba una y otra vez- ¿El mundo se vendría abajo? ¿Al desconectar me sentiría como una cerba en las sábanas del Serengueti, apartada de su rebaño y por eso solo esperando acabar como un plato más de una manada de hienas? No lo sabía, sin embargo para no pensar en los colmillos de un predador electrónico que me estaba acechando por ahí, en algún rincón de mi casa del todo real y para no ceder a la tentación del mundo virtual, cogí un libro…
...hoy ha amanecido, los edificios de enfrente siguen de pie y yo, aquí, sano y salvo. ¡He sobrevivido! Además he leído un libro entero, o sea, he vivido las últimas horas en un mundo igual de virtual que el electrónico, pero con muchas ventajas más: este mundo no necesita ni cables, ni procesadores, ni aceptar políticas de privacidad… En pocas palabras, este mundo, mi mundo, TU mundo, no tiene límites. No tengas miedo, colega, saca un libro de la estantería y sumérgete. No te arrepentirás.
UN CÓDIGO ES SUFICIENTE PARA SER FELIZ  de Lorenza Blasi  

Juan era un chico muy activo y amante de la naturaleza. Por desgracia tenía el gran problema de tener todos los amigos que nunca salían porque estaban ocupados en casa jugando y chateando con el móvil. Un día mientras caminaba solo en el parque vio a un anciano muy pobre en el suelo que nadie ayudaba. Juan corrió y lo ayudó a sentarse en un banco. El señor le dio las gracias y le preguntó qué hacía en el parque sin sus amigos. Juan respondió que para él era normal ayudar a los más necesitados y que sus amigos estaban en casa jugando con el móvil. Inmediatamente el pobre respondió que él se habría encargado de esto, así que sacó su teléfono, marcó un código y bloqueó todos los móviles de los amigos de Juan. Después de unos veinte minutos el parque estaba lleno de niños que jugaban y corrían felices.
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