Mis abrazos perdidos. Foro Romano

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Cuando salí de casa, noté que todo el mundo me miraba. Me había dejado la mascarilla. ¡Pasé mucha vergüenza! Me presento: me llamo Martín Martín Martínez, vivo en Madrid, aunque nací en Mallorca el 12 de septiembre de 1980. Tengo 40 años. Tengo un hermano que se fue a vivir a Londres, con lo que no le veo a menudo. Iba de camino a mi trabajo, que empiezo a las 14:00h en la Cafetería Madrileña y cuando salí de casa me había dejado la mascarilla. No me daba tiempo a subir porque iba justo de tiempo, pero como tengo una mascarilla en mi trabajo me puse una bufanda por la cara para que no me pillara la policía ni nadie. Vivo muy cerca de mi trabajo, a unos tres minutos, aunque el camino se me hizo muy largo ese día… 200 metros más allá me encontré un perro callejero. Me dio muchísima pena y lo quise adoptar. Pero no pude, ¡llegaba tarde al trabajo! Corrí lo más rápido que pude porque faltaba un minuto para abrir la cafetería y entonces lo vi: Christian. No sabéis quién es, ¿verdad? Mejor que no lo sepáis. Es la peor persona que he podido conocer, me hacía bullying en la E.G.B. Se creía el mejor de todo el colegio sólo porque sus padres eran millonarios. Por suerte le expulsaron del colegio.

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OPERACION SALVAR AL PLANETA Cuando pasó por mi lado supe que ella sería una gran aliada para ganar esta batalla.&nbsp; Sí, la batalla en la que los niños y niñas del mundo salvaríamos al planeta de esta gran pandemia.&nbsp; Me llamo Ixeya y hoy seré la líder en la operación S.A.P.D.C, que significa Salvar Al Planeta Del Covid-19. Todos los niños del mundo formamos un gran equipo llamado los Superterrestres. Solos no somos nada, pero juntos formamos un gran equipo. En cada misión hay un líder y hoy por primera vez me toca a mí. En esta misión ya ha habido muchos; pero aunque aun no lo hemos conseguido, sé que pronto llegaremos al final. Como toda la gente dice, lo único que tenemos que hacer para ganar al Covid-19 es seguir las reglas. Tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para acabar con esta pandemia. Los Superterrestres tenemos una base secreta en cada ciudad. Os preguntaréis: ¿Pero si los niños no pueden hacer nada? Si creéis eso os equivocáis. Los niños y niñas somos la nueva generación. Podemos conseguir todo lo que nos propongamos, incluso derrotar al Covid-19. Sí, aun no lo hemos derrotado, pero lo conseguiremos.

Nadie sabía cuál era su verdadero nombre, vivía solo en un pueblo llamado Mister Bin. Él quería encontrar una verdadera amistad para no quedarse solo. Empezó a buscar varios días y varias horas. Pero no encontró a nadie. Al día siguiente decidió darle una segunda oportunidad a sí mismo para encontrar una verdadera amistad él fue pensando para ver qué podría hacer para encontrarla. Hasta que se le ocurrió una gran idea, que fuera al colegio. Al día siguiente fue al colegio y vio a una chica sola sin amigos y él decidió ir hacia allí. La chica estaba llorando porque no tenía amigos, entonces él decidió proponerle una amistad, la chica toda alucinada dijo que sí, hasta que fueron cogiendo confianza y le contó su mayor secreto que nadie sabía, su nombre. Él se llamaba David y ella María. Hasta que un día se hicieron mejores amigos. Y fueron muy felices juntos. Fin Carla Piñero y Lucía Trueba (6ºE)

A TRAVÉS DEL ARMARIO Nunca se sabe lo que puede ocurrir dentro de un armario cuando cerramos la puerta por eso yo he decidido averiguarlo. Por si no me conocéis yo soy Hope y me voy a encerrar dentro del armario a ver si pasa algo. Cuando me gire se abrió un portal a otra dimensión, otro país, otro mundo no se era todo muy raro. También me di cuenta de que era muy pequeño. De repente vi a lo lejos un pequeño poblado de seres diminutos llamados Diminutos, ellos me contaron que tenían un problema, un hechicero no muy poderoso les quería quitar toda su magia y hacerse muy poderoso. yo les dije que les podía ayudar y nos pusimos manos a la obra fabricaron armas pociones y muchas cosas para poder vencerlo. &nbsp;2 días más tarde después de estar horas y horas organizándonos llegó el hechicero después de una dura pelea no obtuvimos nada, el hechicero se llevó unos cuantos guerreros y guerreras y pensábamos que teníamos todo perdido hasta que se nos ocurrió una idea. Él puede ser más grande y más fuerte que nosotros&nbsp;pero no es más listo.

Jorge les entendía pero no le quedaba claro porque habían tenido que ir a su pueblo si no era un pueblo especial, a lo que ellos le dijeron que habían visto lo bonito que era celebrar la navidad en ese pueblo, todos eran felices allí. Jorge fue casa por casa explicando lo que había sucedido, así que de lo que iba a ser una navidad terrible se convirtió en una navidad mágica con zombis y monos, un poco rara pero inolvidable, hicieron un banquete en la plaza del pueblo y celebraron allí la navidad, se dieron sus regalos y estuvieron ahí todo el día. ALICIA SAMANIEGO (6ºD)

Han evitado muchísimas muertes y contagios. ¡¡Lo consiguieron!! Volvieron a casa felices por lo que habían conseguido. Nosotras nos hemos sentido muy afectadas por esta pandemia, ya que ha cambiado nuestro estilo de vida porque ahora llevamos mascarillas y nos ponemos gel a todas horas.&nbsp; Lo peor ha sido que no hemos podido hacer celebraciones con amigos y familiares. ¡¡ESPERAMOS QUE TODO VUELVA A LA NORMALIDAD!! Inés Plaza, Noemí Ruesta, Beatriz Latorre y Andrea Moreno. (6ºC)

Cuando ya estaban todos dentro, Vera cerró la puerta y se dio cuenta de el problema ¡La nave estaba rota! Vera, de repente, vio un destello, y un segundo más tarde, al mismísimo Papá Noel en carne y hueso. - Hola Papá Noel, necesito tu ayuda por favor, necesito arreglar esta nave, estos monos no pueden estar aquí. - Explotó Vera. -Ho, Ho, Ho, tranquila, yo te ayudaré.&nbsp; Y dicho y hecho, se pusieron a arreglar la nave, una tarea difícil, pues los monos no paraban de moverse. Les costó mucho, pero al final lo consiguieron. Los monos partieron enseguida.- Y ahora pequeña ve a dormir, debes de estar cansada. - Le aconsejó Papá Noel a Vera. – Vale, adiós Papá Noel. - se despidió Vera dándole un abrazo.&nbsp; Años más tarde Vera seguía acordándose de su súper aventura.&nbsp;&nbsp;&nbsp; Laura Izquierdo Cardesa (5ºD)

Ese año, que nos robó las sonrisas… le robó también la libertad de verlo, de escuchar sus historias de su infancia, de apoyar sus deditos frágiles como ramas después de una fuerte nevada, cerca de su cansado corazón. En medio del silencio, solo escuchó una leve voz. La voz de un abuelo que vivió guerras, pasó hambre y miserias… y que no encontró la manera de despedirse. Esa mañana, la niebla lo rodeó todo, la lluvia empapó todos los recuerdos y el tiempo se paró de repente. Ese año de silencios, él se quedó callado para siempre. LEYRE TINOCO NAVARRO (6ºB)

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LA PELOTA VIAJERA Y LA MISTERIOSA FLOR Hola, soy yo la Pelota Viajera, quisiera contarte algo que me ha sucedido esta misma mañana. Hoy cuando me he levantado y he ido a por mi mascarilla… ¡No estaba! mis mascarillas habían desaparecido. Busqué en el cajón del armario, debajo de la cama…pero no las encontré. En la radio escuché que había una noticia de última hora: “las mascarillas de toooodo el mundo habían desaparecido”. Vaya.. de nuevo no podíamos salir de casa ni hablar con la gente cara a cara.&nbsp; Yo pensé que podía intentar resolverlo, así que a ello me dispuse. De repente, sonó el teléfono, eran Nicolás y Samantha, mis compañeros de todas las aventuras, en su terraza habían encontrado una nota que decía “creo que estáis hartos de usar las mascarillas y debéis encontrar una solución mejor…vosotros y vuestra amiga, la intrépida pelota viajera, debéis averiguar el ingrediente milagroso de la vacuna... “Tendréis que encontrar la semilla curativa de la flor mágica llamada ÁVALET creada por una niña”.&nbsp; Me tapé la cara con un pañuelo para estar protegida y salí de casa en mi bicicleta al encuentro de mis amigos.

-Porque yo soy la bruja más poderosa que existe y no sé cómo controlar mis poderes, por eso tu padre decidió meterme aquí, para que no te hiciera daño.&nbsp; -¿Eres una bruja?&nbsp; -Sí y tú también lo eres.&nbsp; -Pero yo no tengo poderes.&nbsp; -Sí, solo tienes que aprender a usarlos.&nbsp; -¿Tú me puedes ayudar? -Pero Jimena, ni siquiera sé controlar mis poderes ¿Cómo voy a ayudarte? -De la misma forma que lo voy a hacer yo, tú puedes enseñarme mis poderes y yo puedo ayudarte a controlar los tuyos, así podremos estar juntas también.&nbsp; Y así es como Jimena descubrió que era bruja, pero no una bruja cualquiera, era la segunda bruja más poderosa del linaje de fuego, al que también pertenecía su madre, y con la que empezó a tener una muy buena relación.&nbsp; Gisela Rivas Gascón(5ºD)

NADIE SABÍA SU VERDADERO NOMBRE Nadie sabía su verdadero nombre. Comenzamos a oír de él a finales de 2019, era un virus que había en China en la ciudad de Wuhan, pero nos sonaba muy lejano. Algunas personas que trabajaban con ese país asiático tenían miedo de viajar ahí. Pronto comenzaron a cancelar viajes internacionales, congresos mundiales, etc. El problema enseguida llegó a Europa y al resto del planeta. A principios de marzo en España nos comenzaron a indicar que mantuviéramos distancia con las personas. Las enfermos contagiados tenían graves problemas respiratorios, los centros de mayores no podían ser debidamente atendidos y muchos de ellos murieron. El personal sanitario se vio desbordado ante tal avalancha de contagios. Debíamos ser cuidadosos con la higiene de manos etc. El viernes 13 de marzo fue el último día de colegio presencial del curso y seguimos las clases con trabajos a través del ordenador. Hacíamos también ejercicio físico en casa.

Pasaron los años, todo estaba peor que antes mucha gente ha muerto me sentía culpable porque yo me propuse arreglar todo este tema, pero me rendí. Me senté en un banco y de repente vino una niña y me dijo: “Hola ¿qué te pasa?”. Le contesté: “Nada, es que no puedo arreglar este tema del Covid”. Y me dijo que me iba a ayudar, y así fue. Esa niña que conocí era muy simpática y amable tenía muchas ideas que a mí nunca se me hubieran ocurrido, jugábamos y jugábamos y le dije: “eres muy amable pero tenemos que arreglar esta pandemia” Pero aun así ella decía que quería seguir jugando al final de tanto jugar nos dijeron nuestros padres que fueramos a cenar. Me enfade un poco por que se suponía que ella era super original y en vez de trabajar solo quería divertirse, yo admito que quería divertirme pero no todo el rato. Al día siguiente me llamó a casa y me dijo: “¿Vienes a jugar?” Y le dije yo: “¿En serio?, ¿no tienes nada más que hacer?, no te quiero hablar te he dicho que si me ayudabas, y ayer no hiciste nada, solo jugar”. Y me dijo: “No te estás dando cuenta pero este virus no podrás pararlo, tenemos que intentar ser felices en esta vida que tenemos ahora”. Lo reconocí, tenía toda la razón. Espero que hayáis comprendido que hay que ser feliz. MATEO ADIEGO (5ºB)

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RELATOS 4º, 5º y 6º CEIP FORO ROMANO

MI VIDA CON MASCARILLA&nbsp; Cuando salí de casa noté que todo el mundo me miraba. Me había olvidado la mascarilla. Entonces fuí a cogerla pero había perdido&nbsp;las llaves ¿Qué hago ahora? Estuve pensando un rato y lo que hice es pedirle una mascarilla a mi vecina y me la dio. ¡Qué maja que es! Fui al trabajo y volví a casa muy tarde. ¿Cómo entro ahora a casa? Porque no tenía llaves para entrar. Llamé a mi marido pero estaba de viaje en avión. Estuve buscando las llaves por todas partes, por mi bolso lo busque quinientas veces. Pero nada, no las encontraba. Entonces decidí ir en avión a donde había viajado mi esposo y que me diese las llaves para poder abrir la puerta. Fui y me las dio , metí la llave pero no abría ¡me había dado las de su otro piso! Me puse muy nerviosa. Pero dije ya que tengo las llaves de su otro piso puedo dormir allí hasta que venga. Eso es lo que hice pero él se tenía que quedar ahí durante tres años por el trabajo, y yo no quería viajar otra vez para que me diese otras llaves. Me acordé de que mi madre también tenía las llaves de mi casa. Pero su casa está a quince mil kilómetros. Me dije bueno pues puedo ir&nbsp;para visitarla. Me monte en mi coche y fui. Pero en la mitad del trayecto se me acabó la gasolina. ¡Se me olvidó el móvil en casa de mi marido! Intenté parar a algún coche pero eran las dos de la mañana y no pasaba ningún coche.

¿DONDE IRAN? Mis abrazos perdidos los vi al asomarme por la ventana. Volaban igual que las hojas amarillas de los ginkgo biloba de otoño. ¿Dónde irían? Se me ocurrió seguirles volando para ver hasta a donde&nbsp; iban cogí la mascarilla y me fui volando con mis abrazos perdidos, era un largo viaje donde esquivamos&nbsp;mares islas y animales salvajes y estuvimos muchas semanas caminando y volando los segundos&nbsp;eran minutos y los minutos horas apenas se descansaba aunque las noches eran mi momento favorito en el que decía mira qué bien he avanzado desde el seco desierto del sahara hasta la húmeda selva del amazonas la verdad es que por las noches tendría que dormir para tener fuerzas pero tenía la tentación de ver los secretos de todos los lugares y no se como pero siempre tenía fuerzas para la mañana siguiente.

Mientras esto pasaba me he dado cuenta de que todos los niños y niñas formamos un gran equipo, y que aquí la líder no soy yo… somos todos. Ella, aquella chica que pasó por mi lado, es muy optimista. Será la siguiente aunque conmigo no lo hayamos conseguido. Me da igual cuantos líderes hagan falta, porque conseguiremos acabar con esta pandemia. Hasta que esto acabe tenemos que seguir intentándolo, da igual lo que hagamos, pero juntos. Quizás algún día el líder seas tú. IXEYA GIL PÉREZ (5º D)

Ahora que lo pienso, no solo me perdí cuatro, sino que me perdí muchísimos, podría llegarse a decir diez mil abrazos perdidos y los pienso recuperar muy pronto.&nbsp; Y a ti, sí tú, el que está leyendo esto, espero que no te hayas perdido tantos abrazos como yo, y si alguna vez te veo corre o te atraparé y te abrazaré.&nbsp;&nbsp; CLAUDIA FERNANDEZ (5ºB)

Nuestros abrazos perdidos Estaba mirando por la ventana cuando vi mis abrazos perdidos. Volando tengo guardado tu último abrazo, en la caja de madera que me dio mi madre para guardar cosas importantes. Un día se cayó la caja y se abrió. Ahí salió el abrazo guardado, el tuyo. Me puse a buscarlo por todos los rincones de la casa y no lo encontré. Me puse muy triste, ya que era muy importante para mí, era tu último abrazo. Al día siguiente seguí buscando,&nbsp;hasta que lo encontré. Estaba en aquel rincón de la casa, el de al lado de la despensa. Desde ese día dije que nunca más volvería a dejar sin cuidado algo tan importante. Me prometí que lo guardaría siempre. Lo llevo conmigo hasta que te vuelva a ver, pero no en una caja, ni en el bolsillo, lo llevo en mi corazón. Ese día me di cuenta de lo importante que eres para mí, lo afortunada que soy. No podía quedarme de brazos cruzados. ¡Tenía que hacer algo! Me levanté corriendo, comí algo para tener fuerzas y me preparé. Cogí mi chaqueta, mis zapatos y mi red especial; la que nunca había utilizado, esa que me dio mi abuelo para coger cosas importantes.

A los dos días nos llamaron, ¡mi padre y yo también habíamos dado positivo! Pero no teníamos ni un síntoma ni medio, pero mi madre tenía fiebre, le costaba respirar y seguía sin olfato ni gusto. Por suerte, después de cuatro días, eso fue a mejor. Después de dos semanas en cuarentena volvimos a salir para hacernos otra vez la prueba. A los tres días nos llamaron y esta vez ya dimos los tres negativos. Hace dos días fue mi cumpleaños, cumplí siete años. Ese día hice una videollamada con mis amigos y con la familia, me lo pasé muy bien, me regalaron este diario. Al final la cuarentena no está siendo tan mala para mí, pero hay mucha gente que se está quedando sin trabajo y eso implica que no consiguen dinero. Por suerte, eso no le pasa a nadie de mi familia, pero a un amigo mío sí. Así es como paso mis días en cuarentena. Adiós querido diario, hasta el próximo día. OLGA (6ºB)

Nadie imaginaba aquella mañana de Navidad que aparecerían en la plaza del pueblo monos y zombis del espacio. Todo era súper raro, nadie podía salir de sus casas y el pueblo estaba en peligro, no quedaba otra opción que celebrar la navidad de esta manera. Pero Jorge un niño del pueblo decidió que eso no iba a ser así, ya que él lo único que quería era poder estar con su familia este día tan importante. Estuvo investigando toda la mañana hasta que descubrió que había un baúl en el pueblo que quien lo encontrase, tendría coincididos tres deseos, así es que Jorge empezó a planear cómo podía infiltrarse en el pueblo sin que los monos y los zombis se dieran cuenta de que era un humano para poder pedir la solución. Se pasó horas y horas haciendo su traje, tenía aspecto de zombie, pero no de zombie normal sino de zombie del espacio. Una vez que ya tenía su traje tenía que encontrar el baúl, hizo un plano del pueblo y fue buscando por cada rincón hasta que se dio por perdido. Intento planear otra manera pero no se le encendía la bombilla, así que decidió volver con su plan, pero un zombie se dio cuenta de que era un humano, Jorge intentó escapar todo lo que pudo, pero no lo consiguió, así que el zombie le llevó con los demás zombis y monos y empezó a hablar con ellos y le pregunto que porque estaban ahí, ellos le contestaron que lo único que querían era poder celebrar una navidad en condiciones, ya que nunca la habían celebrado.

Los dos rieron. Terminamos echándolos del bar. ¡Se comieron las croquetas! Dijo con cara de enfado. Al final nos comimos solo las que sobraron, que solo eran 90. El nieto rió por lo bajo. Y eso es todo - terminó el abuelo. HUGO MÁS (5ºE)

Se metieron, en vez de basura había una palanca, tiraron de ella y se abrió un tobogán por el que resbalaron hasta llegar a un mundo mágico. Era maravilloso, todo era alegre, colorido y&nbsp;había unas criaturas que eran súper cuquis llamadas Crumpets que bailaban y cantaban alrededor de ellos pero no se dieron cuenta de que era un engaño. Por la noche, se convirtieron en unos seres extraños y se olvidaron de quienes eran, su familia, y sus seres queridos. Y nadie volvió a verlos desde ese mismo día. Tarta, se despertó con un grito ahogado ¡Todo había sido un sueño! En ese mismo instante, Sanjacobo le envió un mensaje al móvil. Tarta, cuando lo leyó se quedó del color de una tarta de queso. ¿Queréis saber que ponía? “Abrimos nuevo caso. Hay un señor de negro misterioso fuera”. MARTINA MARTINEZ (5ºE)

Cuando pierdo algo mi madre siempre dice que piense en donde lo dejé la última vez. Y eso es lo que voy a hacer, intentaré recordar donde dejé aquel abrazo. Buscaré en mis recuerdos. Empezando por el día 2 de marzo, vi a mis yayos y estuvimos merendando y nos dimos muchos abrazos. A partir de aquel día no pude dar muchos más por culpa de este virus tan malo que nos hizo estar confinados.&nbsp; Ya sé, el primer abrazo perdido fue en el cumpleaños de mi tía Petunia el día 14 de marzo. Tuvimos que celebrarlo por video llamada. El segundo fue en semana santa, todos los años nos reunimos toda la familia y jugamos a juegos de mesa. El tercero fue en el verano, mis padres y yo casi siempre vamos a ver a mis yayos por parte de padre y este año ni siquiera podíamos verlos. Por lo menos les regalamos un móvil nuevo porque el suyo ya era un poco viejo. El cuarto fue en mi cumpleaños que no pude celebrarlo y no me dieron los regalos en mi día especial, me los dieron tres meses después. Tuve que esperar mucho y eso no es que me gustase…

EL&nbsp;JARDÍN&nbsp;DE VERA Nadie esperaba que aquella noche de Navidad aparecerían unos monos zombis del espacio.&nbsp; Aterrizaron en un jardín, en su nave espacial. El estruendoso aterrizaje despertó a Vera, que tenía un oído muy fino. Cuando se asomó por la ventana y vio a los monos, casi se desmaya. ¡Eran horribles! Vera se asustó y pensó –Bah, solo es una pesadilla, seguro que por la mañana no hay nada en el jardín. &nbsp;Esas palabras la tranquilizaron, pero aun así no pudo dormir, pues oía desde el jardín a los monos bailar, reír y cantar. Vera no aguanto más y se fue a vestir. Cuando volvió escucho unos gritos espantosos. -Jo, no sé como papá y mamá no se despiertan-pensó. &nbsp;Se fue a mirar por la ventana y lo que vio la hizo reír. ¡Los monos habían despertado a su gato, que los perseguía gruñendo! &nbsp;Vera, que tenía la intención de espantar a los monos, cogió dos sartenes y bajo al jardín. Al verla, su gato dejó de perseguir a los asustados monos. Vera empezó a entre chocar las sartenes, haciendo un ruido insoportable. Los monos se asustaron, sorprendidos. Vera empezó a acorralarlos, como se hace con las ovejas y los arrastró hasta su nave.

Al levantar la mirada había un túnel, y he decidido meterme dentro. Estaba todo muy oscuro, pero tenía suficiente luz para poder ver por dónde iba, así que con pasos firmes he empezado a andar, andar y andar.&nbsp; Después de un rato he visto a lo lejos una salida. Me he dirigido hacia ella y me he encontrado con árboles de todo tipo de colores, animales exóticos y un cielo precioso de color rosa. Cuando me iba a meter de pleno en este maravilloso mundo ha empezado a sonar una voz muy familiar en mi cabeza Me he levantado de un sobresalto y adivinad dónde estaba. Era mi habitación.&nbsp;Mi madre me estaba gritando porque había apagado el despertador e iba a llegar tarde al cole. Después de todo me he sentido feliz al ver que mi vida seguía como la había dejado, un sueño hecho realidad.&nbsp; Lara García Caro (5º D)

LOS ABRAZOS PERDIDOS Cuando pierdo algo, mi madre siempre dice que piense en dónde lo dejé la última vez. Y eso es lo que voy a hacer, intentaré recordar dónde dejé aquel abrazo. Llevo muchos días pensando, pero si os digo la verdad, no sé dónde lo dejé, mi madre me dijo que igual lo había dejado en el parque. Por la tarde fui al parque a buscarlo, pero como no estaba me puse un poco triste. Al día siguiente fui a mirar a la plaza, estuve mucho rato y no encontré el abrazo, aunque encontré un rastro, pero no sé si me guiará. Voy a intentarlo. Al primer sitio que me llevó fue a casa de la abuela. Yo estaba sorprendida, pero...&nbsp;¡NO ENCONTRE NADA! Al segundo sitio que me llevó fue a casa de mi mejor amiga. Ahí estuve otro buen rato, pero… ¡TAMPOCO HABÍA NADA! Entonces, le dije que me rendía, pero ella me contestó: no te vas a rendir, tú me ayudas a muchas cosas, es hora de que yo te ayude. No agaches la cabeza que se te cae la corona. Vamos a buscarlo. El tercer sitio al que fuimos fue a casa de mis tíos, y buscamos muy bien pero… ¡NO HABÍA NADA!

PRÓLOGO DESDE NUESTRA BIBLIOTECA

El curso 2020-21 es un curso muy especial. Un curso en el que buscamos sonrisas en los ojos ya que quieren esconderse tras las mascarillas, en el que encontramos abrazos en los codos y en las distancias y en el que a veces, es difícil describir nuestras emociones. En este curso, nuestro cole participa en el programa "abrazos perdidos" organizado por el Gobierno de Aragón y con la colaboración de escritores y escritoras de nuestra tierra. No hay mayor premio que leer los relatos de nuestro alumnado y ver como sus emociones, vivencias y su creatividad se reflejan en estos fantásticos relatos. Los relatos con estrella han sido los seleccionados en cada uno de los cursos, aunque os aseguramos que todos merecen una estrella y un hueco en este libro. Por ello os dejamos esta colección que vosotros y vosotras habéis creado. Os animamos a seguir cultivando este talento de la escritura y os recordamos que en la biblioteca siempre podréis encontrar la inspiración entre miles de lecturas. Gracias por formar parte de la historia y dejar vuestra huella en este curso tan especial.

Cuando pierdo algo, mi madre siempre dice que piense en dónde lo dejé la última vez. Y eso es lo que voy a hacer: intentaré recordar dónde dejé aquel abrazo. Todo empezó un sábado cuando me levanté de la cama. Yo pensaba que iba a ser un día normal como cualquier otro, cogí mis cereales preferidos y los eché en un bol con leche. Entre en el salón y vi que mis padres hablaban muy seriamente. Después, me senté en el sofá y observé el telediario. Los periodistas estaban hablando sobre un nuevo virus que era muy contagioso. Al día siguiente no se paraba de hablar del virus llamado covid-19. El lunes en clase todo el mundo estaba nervioso y asustado. Dos días después estaba en casa confinado. Cada día me despertaba sin ganas, ya estaba harto de hacer las tareas de clase en el ordenador. Ver en el telediario a la gente muriéndose y las UCIS repletas de gente me hacia llorar, no sabia que podía&nbsp;hacer.

NAVIDADES ESPACIALES Nadie imaginaba aquella mañana de Navidad que aparecerían en la plaza del pueblo monos y zombies del espacio. Aquel día, Adrián se acababa de despertar. Se levantó de la cama, bajó las escaleras y bajo el árbol... ¡No había regalos! Entonces Adrián se cambió de ropa y llamó por teléfono a sus amigos para quedar en su guarida secreta y sus amigos le dijeron que ellos tampoco tenían regalos. Y de repente… ¡Vieron a un mono espacial!. El mono avisó a sus amigos y entonces huyeron despavoridos, ya que venían muchísimos más. Pero cuando llegaron a la otra punta del pueblo, se encontraron con unos zombies que llevaban unos trajes espaciales medio rotos. Entonces Pablo exclamó: ¡¡Llevan unos trajes de la era espacial como los de la tripulación del APOLO 11, con el logo de la NASA y todo!! Pablo se acercó tanto, que al final se lo llevaron. Los amigos tuvieron&nbsp;que huir para que no les pasara lo mismo. Entonces tuvieron una gran idea, ir a rescatar a Pablo.

LO QUE ECHO DE MENOS Algo me decía que este no iba a ser un gran año. Cuando empezó el año 2020, se podía ver que no iba a ser un año muy bueno por el coronavirus. Yo vivía en EEUU en un pueblo muy pequeño donde no había muchos casos de coronavirus. En verano me mudé a España y entonces empezó el lío. Tuvimos que ir en avión y nos lo cancelaron muchas veces. Además, no nos pudimos despedir de nadie. Fue raro porque teníamos que mantener la distancia de seguridad con los pocos amigos que pudimos ver. Cuando llegamos a España tampoco nadie nos pudo dar la bienvenida. El año pasado no pude ver a mi familia en Nochebuena, Navidad, etc. Me apetecía bastante porque al menos cuando estaba fuera les visitaba para Navidad y a veces en el verano. Solo he podido ver a unos pocos amigos desde que he llegado. Hace tiempo que no les veo.

Me puse nervioso pensando que si me veía sin mascarilla se iba a reír de mi como en el colegio. Menos mal que no me reconoció y pasó de largo como si nada, con su misma chulería de siempre. Seguí corriendo y por fin vi mi trabajo. ¡Lo había conseguido!&nbsp; Cuando entré por la puerta, el jefe me dijo: “Vamos Martín a trabajar, que has llegado por los pelos”. En ese momento ¡también entró Christian! Por suerte, se apagó la luz y me fui corriendo al almacén de la cafetería, donde tenía la mascarilla de repuesto, para que Christian no me viera con la bufanda. El jefe arregló la luz y me tocó atender a Christian. ¡Qué horror! No se rio de mí, supongo que ya no era tan creído como de niño, aunque tampoco sé si me reconoció. Trabajé hasta las 18:00 y no vino mucha gente, como siempre en pandemia. ANDRÉS BERNUÉS (6ºB)

LA IMPORTANCIA DE UN ABRAZO Cuando pasó por mi lado, supe que le daría más de la mitad de mis abrazos, y es que un abrazo es algo más que un gesto. Un abrazo… cura heridas, detiene el tiempo,&nbsp; regala sonrisas, alegra el día, tranquiliza,&nbsp; protege del temor, borra la tristeza, elimina la soledad, puede ser una bienvenida, o una despedida, una felicitación, el final de un camino, el comienzo de una amistad...

POEMA SELECCIONADO CÓMO EL MEJOR DEL FORO ROMANO

Descubrió juegos de mesa en el fondo de un baúl, perfectos para jugar en familia. Se hizo experta en video-llamadas con sus familiares, y gracias a esas horas frente a la tablet, pudo descubrir a sus verdaderas amigas, conocerlas mejor, y aprender a valorar la importancia de que llegaran las seis de la tarde, para que juntas, contarse secretos, compartir títulos de libros y películas favoritas, y sentir que estaban más unidas que nunca. Pasadas varias semanas, pudo salir a la calle. Pero un complemento nuevo en su ropa le acompañaba siempre. Su mascarilla. Era un rollo tener que llevarla, pero encontró una solución. Navegando por internet, localizó lo que buscaba. Mascarillas personalizadas de sus personajes favoritos de Stranger Things. Ya que la tenía que llevar, mejor si eran muy chulas. Y es que Helena desde el primer día, decidió ver el lado positivo de la temible pandemia. Y así fue como ayudó a que su familia estuviese contagiada solo de FELICIDAD. Helena Bartolomé Peñalver (6ºB)

AVENTURA EN LA PLAZA DEL PUEBLO Nadie imaginaba aquella mañana de Navidad que aparecería en la&nbsp;plaza del pueblo monos y zombis del espacio. Si, como lo oyes, le contaba el abuelo a su nieto ¿Ahhh siiiii abuelo? y ¿qué pasó? le preguntó el joven nieto intrigado. Pues si te digo la verdad… Ya me acuerdo!!! Gritó el anciano. Lo primero fue que yo y el resto del mundo, nos fuimos al bar del padre de mi mejor amigo que era aficionado a la caza y tenía unas cuantas armas pero sin munición - continuó el abuelo. Entonces nos asomamos por la ventana y…. ¡No estaban! Salimos y de repente vimos que el bar de enfrente estaba lleno. ¿Qué hicisteis abuelo? preguntó. Pues fuimos - respondió. Fuimos y eran ellos. Estaban comiendo croquetas hasta explotar. De hecho había uno tirado en el suelo con croquetas por encima, pero bueno…&nbsp;

Que bien que ya están vacunando a la gente y pronto se podrá ver a otras personas sin tener que llevar una mascarilla. Estoy deseando que se acabe la pandemia para poder ver a todos mis amigos y a mi familia sin tener que llevar una mascarilla. También quiero que se acabe para poder ir de vacaciones a algún sitio como la playa. Pedro Gracia (6ºD)

Con los diminutos, las pociones y las armas que quedaban fuimos a por él pero esta vez con un buen plan. Unos pocos se quedan de cebo mientras otros liberan a los prisioneros y ya todos le atacamos. Esa misión sí que salió bien y ya no tendrían más problemas, pero me di cuenta que era ya casi hora de cenar y tenía que volver a casa así que les prometí que volvería algún día a visitarlos. Diego Miñana y Hugo Sánchez&nbsp;(6ºD)

Los abrazos que yo quiero dar son para aquellas personas que no pueden abrazar a todos a los que aman. Un abrazo vale más que cualquier tesoro perdido, por eso te quiero abrazar, por todos los que no has tenido. Alejandra Bellido (para mis yayas Isabel y Conchita) 6ºA

Al cabo de un rato, llegaron sudando y vieron su nave de última generación. Lanzaron una cuerda a la nave y se subieron encima, la nave era enorme y mientras se cerraba la compuerta los tres amigos saltaron y por suerte lograron entrar en la nave. Una vez dentro de la nave los amigos se encontraron a Pablo en una celda y Leire gritó: ¡¡Aguanta Pablo, ahora te rescatamos!! Entonces se les ocurrió coger unas llaves que había colgadas en la pared, Leire las cogió y de repente sonó una alarma. En ese momento, Leire con las llaves liberó a Pablo pero les alcanzaron los monos y los zombis. A continuación, la muy lista de Ixeia, negoció con ellos para convencerles de que les devolvieran los regalos. Y lo logró, al final volvieron a la Tierra con todos los regalos de todas las personas y animales del mundo y los repartieron.&nbsp; FIN🤍 Adrián Cartiel, Ixeia Monge, Pablo Campillo y Leire Garcia. (5ºE)

No podía dejar de llorar pensando en que mi abuelo se iba a morir y pensando que también me quedaría sin él , justo paro el autobús, y me encaminé en dirección hacia el hospital estaba la de recepción y yo aún seguía llorando a cántaro suelto , ella me miro y me dijo – “¿ Que es lo que te pasa corazón ? “ – y yo le dije sollozando busco a mi, a mi abuelo –. Ella me calmo y me hizo preguntas sobre el nombre del paciente y muchas más cosas, al final la recepcionista dio con mi abuelo y me dijo la sala y el número de habitación en la que se encontraba ( pasillo de oncología , n 127) , le di las gracias y me fui corriendo pero a la vez seguía llorando , llegue a la puerta ,la toque y la abrí ,y cuando entré lo único veía era a mi madre llorando y a mi abuelo a punto de morir , solo podía sentir un dolor tan fuerte que me encerraba en mi misma, y solo podía pensar en mi padre y en mi abuelo. Mi madre me abrazo muy fuerte como nunca antes lo había hecho , de repente mi abuelo tosió y le dijo a mi madre si le podía dejar solo con migo, cuando mi madre salió de la habitación mi abuelo volvió a toser y me dijo – “ ven aquí Claudia , tengo varias cosas que decirte , lo primero de todo por favor no llores más ,te voy a contar una cosa que quiero que se la digas a tu madre antes de que me valla . 

Los abrazos que yo quiero dar&nbsp; son para ti, que no los has recibido, que no has sido abrazada, en todo este invierno frío, que no has podido sentir el tener a alguien a tu lado, el rodear con los brazos, y el ser abrazado. Los abrazos que yo quiero dar son para los que no los han tenido, los que no han podido abrazar, a todos sus seres queridos, los que no han podido sentir que estaban acompañados, los que no han podido escuchar a un familiar lejano.

Miguel le contestó: -Pero Martina, ¿tu madre te deja? Tras unos segundos de silencio, Martina pensativa le dijo: -S...s...si, ¡claro! -Pues venga, vamos, añadió Miguel. Subieron los dos al coche y enseguida llegaron al hospital. Martina, muy emocionada, entró corriendo y esperó a su gran amigo en el mostrador. -¿Perdone, me podría decir el número de habitación de José García?, preguntó Miguel. -113, contestó la recepcionista. Subieron en el ascensor, recorrieron el largo pasillo y al entrar en la habitación… Martina gritó: -¡Papá, no sabes cuanto te he echado de menos! Su padre, tumbado en la camilla, sin saber lo que pasaba, ni como había venido, cogió muy fuerte a su hija y se abrazaron. Las lágrimas de Miguel corrían por su rostro, al ver aquel único momento. Ese momento que Martina nunca olvidaría. NOELIA JÚDEZ (5°B)

¿QUÉ ECHO DE MENOS? Mi vida con mascarilla, ¡es horrible! Echo de menos muchas cosas, pero sobre todo no poder abrazar, es como si estuviera en otro mundo totalmente diferente. Siento que todo está triste, sin humor. Debo de solucionar este problema tan grande, pero…. no se me ocurre nada. Llevo como tres horas buscando a alguien que me ayudé, pero es inútil nadie se ofrece a ayudarme así que decidí hacerlo solo. Al cabo de muchos días se me ocurrió hacer una vacuna, pero era bastante difícil no tenía nada para hacer, llamé por teléfono a alguien que tuviera materiales y justo en ese momento se me gastó la batería de móvil y tuve que encontrar otra solución. Me explotaba la cabeza con tantas ideas, pero todas eran ridículas.

EL DÍA FAVORITO DE MARTINA&nbsp; Aquella mañana, Martina se levantó de un salto. No en vano era su día favorito del año. El día en el que toda la gente de la ciudad tenía que ir vestido de pollo. A Martina le gustaba vestirse de pollo con sus amigos del colegio. Nada más despertar, Martina se fue a desayunar unos cereales y un zumo de naranja. Luego se fue a su habitación a cambiarse la ropa y hacer la cama. Cuando terminó se fue al colegio.&nbsp; Martina estaba muy nerviosa cuando entró a su clase: ¡vio todo decorado como un pollo! En realidad a Martina no le gustó nada, la clase era terrorífica. Además, se asustó y se puso a gritar como una loca. Sus amigas también se asustaron y querían ir a sus casas y no volver al colegio. Martina y sus amigas se vistieron de pollo para ir a la fiesta que hacen todos los años en el colegio, era lo único que les gustaba del día. Sus padres también se vistieron de pollo y se fueron a la fiesta con Martina y sus amigas. Cuando terminó la fiesta del pollo se fueron a ver los fuegos artificiales que tenían forma de pollo.&nbsp;

Charlie se despertó y le preguntó a su madre: ¿Por qué dices lo de la mascarilla? Su madre le contestó: Han dicho en las noticias que a partir de ahora hay que llevar mascarilla. Charlie de repente dio un salto, salió de la cama y se acordó de cuando cerró los ojos y se imaginaba con una mascarilla de nuevo no se lo podía creer Charlie gritó: ¡puedo saber el futuro! Su madre se asustó. Las dos fueron al despacho de su casa a pensar un plan para salvar el coronavirus pero su madre bajó a hacer la comida, Charlie sabía que estar triste no le ayudaba porque no eres más feliz cuando más tienes sino cuando lo que tienes te hace feliz sea poco o mucho, pero cuando lo que te hace feliz se va te pones triste, Charlie no&nbsp;iba a dejar que la tristeza entrará en su cuerpo.&nbsp; Charlie cada día luchaba más hasta que un día volvió a ver las sonrisas de sus abuelos y pudo abrazarlos de nuevo. Jara Romeo Rived (6ºE)

También, es muy divertido coger bolas de nieve con los guantes y tirarlas a los amigos. Seguro que también me resbalo y me caigo un culetazo. No sé si vamos a poder ir a comprar el pan, la verdura, la carne, el pescado, porque a lo mejor no pueden venir los camiones a traer la comida.&nbsp; Mi gato está asomado a la ventana y le llama mucho la atención de ver que cae la nieve, porque nunca la ha visto. También me di cuenta que la nieve es muy bonita, pero, para la gente que tiene que ir a trabajar, es muy peligroso y tienen que poner cadenas en las ruedas. Por la carretera pasa la quitanieves, que es un tractor con una pala y va tirando sal para que la nieve se vaya antes. Estoy pensando que sería buena idea ir por la calle con esquís, porque he visto a una persona en las noticias que está dando paseos como si estuviera en la montaña esquiando. Es muy raro que en Cuarte de Huerva nieve y este año ha sido especial porque está todo blanco. Lo voy a recordar siempre y me voy a hacer muchas fotos. Ricardo Boto Valero (5ºE)

MI ABRAZO PERDIDO Cuando pierdo algo mi madre siempre dice que piense en dónde lo dejé la última vez, y eso es lo que voy a hacer: intentaré recordar dónde dejé aquel abrazo. Sí, sí, habéis oído bien. Perdí mi último abrazo y ahora no sé como abrazar. En estos tiempos tan raros que estamos viviendo han pasado muchas cosas por mi cabeza. Todas las mañanas al despertarme pienso que ha sido un sueño y que no está pasando nada. Antes de todo esto, yo siempre me abrazaba con todos mis seres queridos. No podemos negar que las cosas han cambiado. Bueno, basta ya de dramas, hay que pensar en positivo. Pensemos que esto acabará pronto y que podremos volver a los abrazos perdidos. No todo es tristeza y lágrimas. ¿No os ha pasado a vosotros que ahora os sentís mas unidos a las personas que os rodean? No podemos tocarnos, pero sí podemos hacernos felices los unos a los otros. Sigo sin encontrar mi forma de abrazar. ¿Me ayudáis a buscarla?

LA LUNA AZUL Pensaba que no existía una luna azul y, de repente, ha entrado por mi ventana. Su suave color azul iluminaba mi oscura habitación. Me quedé un buen rato contemplando su luz, cuando de repente se escuchó un pequeño llanto, ¡era la luna! Estaba triste, así que le pregunté qué le pasaba; entonces, se giró hacia mí, y señaló al oscuro cielo de la noche. Al asomarme por la ventana me di cuenta que la luna había desaparecido del cielo. Entre lágrimas, la luna me contó que se había caído, y no podía subir. La contemplé un rato y le contesté: “No te preocupes, yo te ayudaré a regresar”. Para poder devolver a la luna al cielo, pedí ayuda a las estrellas, y juntas crearon una escalera que me condujo paso a paso a lo más alto del cielo.

Y entonces, en medio del silencio, escuchó una voz… La sintió lejana, como de otra galaxia… como cuando duermes tan profundo, que no eres capaz de distinguir si es tu propio sueño o la realidad que busca despertar susurrándote al oído. Pero no era un sueño. Eran millones de abrazos perdidos que no volvería ni a dar ni a recibir. Eran las palabras de una despedida repentina&nbsp;con la que no contaba la mañana de antes. Un recuerdo de un fuerte apretón de mofletes que tanto le gustaba dar cuando iba a buscarlo. Era ese juguete inalcanzable en aquel almacén viejo, que él, con esas manos grandes, fuertes y arrugadas, te bajaba sonriendo infinitamente. Pero en medio del silencio, sin un aviso, dejó de escuchar su amable voz.

Nos pasamos toda la mañana jugando hasta la hora de comer. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;A la hora de comer les dije si querían comer con nosotros, ellos habían dudado un poco pero al final aceptaron la invitación. En el primer plato tuvimos unas lentejas muy buenas con verduras y chistorra, de segundo plato comimos cordero con una ensalada de: tomate, lechuga, cebolla, maíz, queso y aguacate. Sobre las 16:30 volvimos a salir y nos quedamos bastante tiempo fuera. Después me fui a mi casa y ellos se quedaron a dormir en sus naves. Al día siguiente me desperté temprano para salir lo más rápido posible. Cuando llegue a la plaza me lleve una gran sorpresa ya no estaban allí ¡se fueron a Marte¡ de vuelta y me puse triste. Y no los volvimos a ver nunca más… FIN. Felipe Sánchez y Dragos Anghel (6ºE)

Después de las clases fueron a la caja. No sabían si tenía algo que ver con que Ulises estuviese enfermo. Pero de repente salió un espíritu de la caja. Todos gritaron: ¡Aaaaaa! Hasta que se dieron cuenta de que no les atacaba. Y entonces el espíritu dijo: No os voy hacer daño. Después dijo Álvaro: Como nos lo vamos a creer ¡he! El espíritu lo ignoró y dijo: Yo he hecho que enferme vuestro amigo porque no cumplió. Y entonces Raúl, Sofía y Lucía dijeron: Podemos hacer un trato, tú curas a nuestro amigo, nos das las demás piezas y nosotros te damos una cosa de cada uno de nosotros 4 y no te volveremos a molestar. Trato hecho, dijo el espíritu. Ellos se las dieron y volvieron a casa con todas las piezas. Ulises ya se había curado. Al día siguiente después de las clases, cogieron un martillo del desván de Sofía y lo montaron con unos cuantos tornillos. Después todos se fueron a cenar a la casa de Lucía y celebraron que habían montado el caballo y Ulises se había recuperado. DIEGO ÁLVAREZ (6ºD)

Lo que pudo haber sido y no fue Hola. Soy yo. Quisiera contarte algo que me ha sucedido esta misma mañana. Me llamo Laia y tengo 10 años. Vivo en un pueblo a las afueras de París con mi madre, mi padre y mi hermano pequeño León. Mi madre es bióloga y mi padre es geólogo, y desde pequeña me han trasmitido su gran afición por la investigación y las aventuras. Todo empezó esta mañana. Me he levantado de la cama con un bonito día soleado. He ido a ver a mis padres y… ¡cuál ha sido mi sorpresa!, no les he encontrado en su despacho. Me he ido al salón y no había ni rastro, he vuelto a mi habitación y me he puesto a pensar qué les había podido pasar. Por un momento he recordado que me hablaron de una investigación que estaban haciendo juntos, y por esta razón, en los últimos días, han pasado mucho tiempo en el jardín. Así que me he levantado de mi cama de un salto y he ido corriendo al banco de piedra que tenemos al lado del manzano, y de repente he visto las gafas de mi padre en el suelo. Me he preocupado, he ido corriendo al punto donde estaban las gafas, me he acercado un poco más y… ¡las he visto rotas! Las he cogido y por un momento he pensado que nunca más los volvería a ver.&nbsp;

MIRADA LIMPIA Nada más levantarse, ya sabía que aquel día no iba a ser como los demás. Era viernes. Viernes 13 de marzo y ya sabia que no volvería al colegio en una temporada. Pero nunca imaginó que seria tanto tiempo. El sábado 14 empezó la aventura. En la televisión, radio, periódico...todo eran desastres, muertes, contagios, por cientos, miles... Pero ella decidió ser feliz, estar contenta y afrontar todo viendo el lado positivo de las cosas. Se prometió a sí misma no rendirse, y ser fuerte ante la situación. Solo quería ver feliz a toda su familia. Las semanas pasaban, y ella cada día conocía nuevas cosas divertidas de Mai, su hermana, cocinaba más con su madre y disfrutaba de las locuras de su padre. Cambió durante unos meses su cama por la de debajo de Mai, y así las noches eran más cortas.

“Hola que guapa vas hoy , Claudia “– me dijo Celia , yo en el fondo sabia que no era verdad pero de todos modos le dije (gracias). Celia sabe que no llevo muy bien lo de mi abuelo y por eso me anima cada vez que me ve. Una vez en clase , entró nuestra profesora de&nbsp;(GEOLOGÍA ) y ( BIOLOGÍA ) a darnos clase a primera hora , a segunda hora , entró el profesor de ( GEOGRAFÍA ) e (HISTORIA ) y nos dio clase , luego tuvimos recreo durante 20 min. , por último dimos a última hora la clase de ( ALEMÁN ) (solo los de alemán ) y clase de (FRANCÉS ) ( solo los de francés ) . Luego se acabaron las clases y volvimos a casa a las 15 : 00 h , yo no me quedo a comer , pero si me quedara volvería a casa sobre las 16 : 00 h . La cosa es que yo llegue a casa, acabe de comer , lave mi plato y me senté a hacer algunos deberes, yo estaba sola por que mi madre estaba trabajando. Al poco rato sonó el teléfono de casa era mi madre diciéndome que… ¡mi abuelo se puso grave en el hospital y estos estaban siendo sus últimos minutos de vida ! , mi madre me lo dijo llorando y yo al instante sentía que el mundo se me caía en cima , cogí dinero y cogí el primer autobús que paso por la zona con camino hacia el hospital .

MI VIDA CON MASCARILLA Nada más levantarse ya sabía que aquel día no iba a ser como los demás. Emma se despertó&nbsp;de un salto porque tuvo una pesadilla en la que le atacaba una bola verde enorme. Un rato después se fue al cole, allí les dijeron que tenían&nbsp;que separar las mesas porque había un virus llamado COVID-19&nbsp;que estaba suelto por el mundo. Ni a ella ni a sus compañeros les gustó mucho la idea, pero lo tuvieron que hacer. Por la tarde, después de una extraescolar, le dijeron a todo el colegio que&nbsp;iban a confinar quince días a toda España.&nbsp;Pero no fue así... Estuvieron dos meses y medio encerrados en casa. Muchas viviendas de Cuarte de Huerva, incluida la de Emma, tenían un cartel que decía:&nbsp;‘YO, ME QUEDO EN CASA’ y un dibujo de un arcoíris. Un día de mayo, los siete colores dibujados en los carteles se vieron en el cielo y ese mismo día dijeron que ya se&nbsp;podía salir a la calle, pero solo durante una hora. Poco a poco fueron quitando algunas restricciones, aunque siguió habiendo épocas de más contagios. Afortunadamente, ni Emma ni ningún familiar suyo se contagiaron de coronavirus.

ANECDOTAS DE NAVIDAD &nbsp;Nadie imaginaba aquella mañana de navidad que aparecerían en la plaza del pueblo monos y&nbsp;zombis del espacio. Llegaron del espacio en ovnis, platillos volantes y naves espaciales. Cuando las personas del pueblo vieron las naves, ¡se quedaron boquiabiertas!. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Yo Luis me quedé mirándolos un poco y después me acerque a ellos, me dijeron ¡que venían de Marte! Luego me di cuenta de que, a la gente les aterraban los zombis que venían del espacio. Después de hablar con ellos me di cuenta que tenían bebés adorables y me dieron ganas de jugar con ellos. Más tarde, llamé a mi familia para que conocieran a los zombis, pero... La verdad que parecía que les daban miedo los zombis y los monos. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;Se hizo de noche y me tuve que ir a mi casa, ellos se quedaron a dormir en sus naves, me dormí muy emocionado porque al día siguiente tenía que abrir los regalos de Papá Noel. Después de abrir los regalos fui corriendo a la plaza para pasar el tiempo jugando con la nieve porque por la noche había nevado. A los monos les encantaba jugar con la nieve, sin embargo, a los zombis no les gustaba nada y se estaban apartando un poco. Después de estar un poco con ellos vinieron mis amigos: Alberto, José y Sara.

Por fin, el último sitio fue mi escritorio: piensa bien dónde puede estar y cuadra todo. ¡NO ENTENDÍA NADA! Después de una hora entró mi madre a preguntar si queríamos merendar. Le dijimos que hasta que no encontráramos el abrazo perdido…&nbsp; -¡Vale si queréis os ayudo! ¿A dónde os ha llevado? - Preguntó mi madre. Le contamos en todos los sitios en los que habíamos buscado.&nbsp; -Igual habéis estado en todos los sitios en los que habéis perdido algún abrazo de alguna persona-Nos dijo. -Tienes razón, hemos perdido muchos abrazos con la abuela,&nbsp;con los tíos e incluso con nuestras mejores amigas.&nbsp; Las tres dijimos a la vez: ¡Ojalá recuperemos esos abrazos perdidos este año! Ainara Carrera Sánchez (5ºD)

Quiero que le digas lo mucho que la quiero y lo mucho que quise a tu padre , también te pido de favor que nunca la desprecies por que madre solo hay una en la vida , por más dura que sea , por la más mínima regañina tú siempre la tienes que querer y tienes que agradecer que te dio la vida , que nunca te dejó ni te dejará de lado y lo más importante ella siempre te va a querer asta el día que se muera , ella será la única persona en el mundo que te querrá para siempre , bueno y otra cosa más no me recordéis con dolor mas solo con felicidad por que yo siempre estaré en vuestros corazones“ en ese instante mis lagrimas no podían dejar de caer, mi abuelo se sentó en la camilla y llamo a mi madre para que viniese , nos dio un beso a cada una en la frente y se volvió a tumbar .&nbsp; Yo ya sabía que ese había sido su beso de despedida y nada mas tumbarse mi abuelo cerró los ojos y una lágrima de su pálida mejilla empezó a caer como la primera gota de lluvia en caer al suelo , pero yo estaba orgullosa de mi madre , de mi abuelo y de mi padre ,por que mi abuelo tenía razón mis padres serán las únicas personas en el mundo que me querrán para siempre y por eso era muy importante quererlos tanto como ellos nos quieren a nosotros . Mi madre seguía llorando ,pero sonriendo yo le dije lo mismo que me dijo el abuelo&nbsp;(mamá , no hay que recordar a el abuelo con dolor mas solo con felicidad ), mi madre sonrió y las dos juntas nos despedimos del abuelo con unas cuantas lágrimas pero sobre todo con una gran sonrisa.&nbsp; VICTORIA MORALES (6ºD)

EL SECRETO ESCONDIDO Nada más levantarse, ya sabía que aquel día no iba a ser como los demás. Mi nombre es Jimena y te voy a contar la historia de cómo descubrí que era bruja. Toda mi vida he vivido sola con mi padre, porque mi madre falleció en el parto. Cuando cumplí diez años, mi padre decidió contarme el secreto que tenía guardado desde que nací, pero yo ya me había adelantado a ello.&nbsp; Un día me fui a dar una vuelta por el bosque y encontré una torre a la que decidí subir, cuando entré sentí una energía positiva y algo me dijo que debía seguir. Subí y vi una especie de ataúd, quise abrirlo pero algo me lo impidió. De repente escuché como alguien me llamaba, miré a mí alrededor, pero no vi a nadie.&nbsp;Cuando me di la vuelta el ataúd estaba abierto y dentro había una mujer. Abrió los ojos de golpe asustándome.&nbsp; -Jimena, hija ¿eres tú? -Preguntó la mujer- -¿Hija? ¿Quién eres tú? -Le pregunté- -Yo soy tu madre. -¿Mi madre? Eso es imposible, ella está muerta.&nbsp; -No, eso es lo que te dijo tu padre pero él me encerró aquí.&nbsp; -¿Y por qué hizo eso?

Caminé por las calles en las que yo pasaba más tiempo, busqué por las tiendas que más me gustaban y miré en las cafeterías que eran más famosas. Pero, se me olvidó buscar en ese lugar lugar donde había empezado y terminado todo, ahí fue donde estaban mis abrazos perdidos, esas personas que llevaba meses sin ver, esas personas que llevaba tiempo sin abrazar, esas eran las personas más importantes para mí, a las que después de mucho tiempo pude sonreír de oreja a oreja aunque no se notase. Esos amigos de los que no me volvería a alejar.&nbsp; Ana López de Lucas (6ºE)

Muchos adultos trabajaban de forma remota como nosotros. Otros valientes tenían que hacerlo en la calle con miedo. Todo era nuevo y muy raro, le prestábamos atención a las noticias cuando nunca antes lo habíamos hecho. Escuchábamos palabras nuevas como: pandemia, coronavirus, cuarentena, confinamiento, toque de queda, etc. Al principio no podíamos salir a la calle para nada, más tarde se podía salir un ratito a pasear a unas horas concretas que se disfrutaba un montón. Era obligatorio el uso de mascarilla. Una cosa hubo buena, a la tierra el parón le sentó bien: el cielo, el silencio, etc. En primavera y verano tuvimos una cierta vuelta a la normalidad. En otoño e invierno el problema se repitió y se limitó la movilidad. Ahora, en enero 2021, nadie sabe el verdadero nombre de la victoria al covid-19 todavía. BEATRIZ LATORRE (5ºA)

Mis abrazos perdidos los vi al asomarme por la ventana. Volaban igual que las hojas amarillas de los ginkgo biloba de otoño. ¿Dónde irían? Se alejaron lentamente, salieron por la ventana y noté una suave brisa en la cara. Sin pensarlo dos veces me levanté de la cama, me puse la chaqueta más calentita, bajé las escaleras dando saltitos cortos como los de un ratón y salí a la calle. En ese instante busqué a mis abrazos perdidos mirando arriba, abajo y debajo de la chaqueta, pero no había nada. Podría haber subido a casa y descansar pero, no me iba a rendir tan fácilmente. Me metí las manos en los bolsillos y, cuando me quise dar cuenta, noté que estaba tocando algo que sin duda me haría seguir buscando, lo que estaba tocando era la foto que me hice con mis amigos el verano pasado. Esa foto me dió la energía que le da un cargador a un móvil o la gasolina a un coche.&nbsp;

¿DÓNDE ESTÁN MIS ABRAZOS? Cuando pierdo algo, mi madre siempre dice que piense en dónde lo dejé la última vez. Y eso es lo que voy a hacer: intentaré recordar dónde dejé aquel abrazo, aquel abrazo que me mandó papá desde el hospital, pensó Martina, mirando por la ventana, el triste día de lluvia.&nbsp; Martina bajó las escaleras lo más rápido que pudo, entró a la cocina y&nbsp;le preguntó a su madre: -¿Mamá, dónde están los abrazos de papá? Y con mucho cariño, su madre le contestó: -Martina, ya sabes que papá volverá pronto del hospital. La niña entristeció la cara y regresó a su cuarto. Martina tenía siete años. Era tímida y poco sociable. Decía que su vecino Miguel, un hombre de setenta y cuatro años, era su mejor amigo. Pasaban horas jugando a las cartas e inventando historias.&nbsp; La mañana siguiente fue a visitar a Miguel sin que su madre se enterara. Llamó al timbre y antes de que su vecino le pudiera saludar, Martina empezó a hablar: -Miguel, no te imaginas lo mucho que echo de menos a papá y me encantaría que me llevaras al hospital para darnos un gran abrazo.

Esa misma tarde, decidida, salí a cazar todos los abrazos perdidos que volaban.&nbsp;Comprendí que eran importantes. Cogí todos los que pude y se los devolví a su dueño. Lo importante es querer a una persona y siempre llevarla en el corazón. Días después volví a verte y me alegré mucho, un abrazo no es tan importante porque lo que me hace feliz no es el abrazo sino tú. Ese día me di cuenta de que quería enseñarle a la gente lo importante que es tener un amigo, porque siempre estará ahí para ayudarte cuando lo necesites. Nunca dejéis que una persona tan importante se vaya de vuestra vida. Aprovéchalo al máximo y nunca dejes de quererla. Adriana Guerrero Cazcarra, Ainara Carrera Sánchez, Alba Lorén Pardo (5º D)

Martina quería hacer una fiesta de pijamas con sus amigas. En la fiesta de pijamas se divirtieron y vieron una película de animación. Al ser ya la hora de dormir las niñas se fueron a la cama. Al día siguiente Martina y sus amigas se fueron a desayunar unas tostadas con mantequilla y un zumo de naranja. Se fueron a la habitación a cambiarse y a coger las mochilas para ir al colegio. Cuando se fueron al autobús estaban algo nerviosas.&nbsp; Al llegar al colegio Martina entró a clase y la clase era normal, no estaba decorada y en el comedor había comida normal. Cuando terminó las clases sus amigas se fueron a sus casas para hacer los deberes y estudiar. Martina también se fue a hacer sus tareas para el examen que tenía. Al día siguiente Martina se fue al colegio pero había unas gallinas así que los niños se fueron con miedo a sus casas. Martina se despertó y vio que todo estaba normal. Al final se dio cuenta de que todo era un sueño. WIJDAN ARAZGUI&nbsp;(5ºB)

Podemos leer el resto de relatos de 4º de primaria en el siguiente enlace: <a href="https://drive.google.com/drive/folders/1BePB34gchzgzI7BUM-cPT7P4miZvwomt">https://drive.google.com/drive/folders/1BePB34gchzgzI7BUM-cPT7P4miZvwomt</a>

LA NIEVE EN CUARTE DE HUERVA ¡Qué frio hace hoy! Estoy en mi casa en Cuarte de Huerva. Es viernes y estoy ordenando un poco la estantería de mi cuarto. Miro la ventana y no me puedo creer lo que veo, está nevando. A las diez y media ha empezado a nevar. Nieva y nieva tanto que los coches no pueden ir por la carretera y solo se ve circular a los que tienen cadenas en las ruedas. Yo era soy feliz porque se me están poniendo todas las casas y calles blancas. Estoy viendo la nieve por los cristales de mi ventana y estoy pensando que mañana bajaré a la calle y me tiraré con mi trineo por una cuesta. En el parque hay mucha nieve y, de repente, ¡pum!, se cae un árbol. Yo flipé, pero todo el mundo se apartó, menos mal. Nuestro coche estaba en la calle y no se veía porque está lleno de nieve. A ver si el lunes cuando vaya al cole aún hay nieve y haremos un muñeco de nieve con mis amigos. Me llevaré al colegio una zanahoria para la nariz, dos botones para los ojos y una piedra para la boca, dos ramas para los brazos y así quedará muy guay.

He estado pensando: ¿Qué haría una de mis heroínas científicas si estuviera en una situación así?&nbsp;Intentaría buscar una solución… ¿Verdad? Aunque yo solo soy una niña y no puedo hacer eso, puedo hacer una cosa. Lo mismo que pueden hacer todos los niños y niñas del mundo: podemos lavarnos las manos, podemos hacer caso (aunque hay veces que cuesta un poco hacerles caso a nuestros padres). Mientras estamos así no hay que seguir sin abrazarnos, hay que buscar otras formas sin tocarnos. ¿Se os ocurre alguna?... Yo me acuerdo de mi último abrazo: utilicé el corazón y no tenía nada de malo, ni de raro, y abrazaba a toda mi familia.&nbsp; Os preguntaréis cómo lo hacíamos sin tocarnos. Os lo diré: me di cuenta que no se necesita tocar para abrazarse, se necesita amor y cariño.&nbsp; Acabo de encontrar mi último abrazo.&nbsp;Estaba en mi corazón. Ixeya Gil Pérez (5º D)

Construiremos un caballo de madera, dijo Ulises. Y entonces todos nosotros, Yo, Lucía, Raúl, Sofía y Ulises fuimos a buscar piezas. Aquel día Álvaro y sus amigos no pudieron buscar piezas, pero el siguiente día después del colegio fueron a por una pierna delantera del caballo, esa pieza estaba a las afueras de la ciudad en una caseta, hay estaba la pierna, pero estaba en una caja donde ponía que tenias que deshacerte de una cosa que te gustase y entonces Ulises se deshizo de un llavero, aunque no le gustaba aquel llavero, creo que era porque la caja no era muy lista, después de eso se fueron a su casa porque se estaba haciendo tarde. A la mañana siguiente Álvaro desayuno leche con cereales, un cruasán y un zumo de naranja. Después se vistió, preparó la mochila, la cogió y se fue al colegio. En la puerta de entrada vio a sus amigos, a todos menos a Ulises que estaba enfermo, fue muy raro porque de normal nunca está enfermo, eso nos dio mucho que pensar porque él se deshizo de algo que no le gustaba.

Coloqué la luna de vuelta en su sitio, y con una gran sonrisa me dijo: “Muchas gracias”. La luna volvió a iluminar el cielo de la noche, pero antes de que yo regresara a casa la luna me hizo un pequeño regalo: Cada estrella que había en el cielo, reflejaba a toda la gente a la que no pude abrazar en mucho tiempo. Ese fue sin duda, el mayor regalo que me habían hecho nunca. Daniela González-Estéfani Pérez (6ºB)

Cada día la mascarilla se me hacía muy pesada y me planteé dejarlo porque pensaba que me moriría por culpa de la mascarilla pero me dije que yo podía hacer cualquier cosa, cuando nos quedamos sin agua ni comida me desespere pero mis abrazos perdidos me enseñaron donde estábamos y quedé alucinado resultaba que estábamos en ¡mi casa! Me enfadé muchísimo pero de repente me di cuenta de que el resultado de ese viaje había sido la sonrisas perdidas y los abrazos perdidos pero gracias al increíble viaje me di cuenta de que ya daremos lo que perdimos este tiempo cuando se pueda y que habrá que ser pacientes pero llegará. SAÚL SURUTUSA (6ºD)

Les conté, que en una revista de jardinería que leí meses atrás, aparecía una niña llamada ÁVALET (como la flor de la nota). En la revista estaba su teléfono, así que pudimos llamarla. Nos dijo que teníamos que ir a su casa y allí que fuimos.&nbsp; Yo me preguntaba dónde estaría la flor, fue entonces cuando ÁVALET empezó a tocar los ladrillos de un muro en la parte trasera de su casa, y de repente, el muro se deslizó hacía los lados y un precioso jardín lleno de flores apareció. ÁVALET cogió unas semillas de una flor morada y alargada, que parecía un clarinete.&nbsp; Las llevamos al hospital y ¡vaya si surgió efecto!, los enfermos se curaban y las mascarillas ya no se necesitaban.&nbsp; ¡Por fin todos nos volvíamos a dar besos y abrazos! Sólo nos quedaba por resolver quien nos habría ayudado con esa nota…pero esto lo dejamos para la siguiente historia de la Pelota Viajera.&nbsp; Autora: Esther Biota Acero 4ºA&nbsp;

Un día en mi habitación cansado de ver tantos muertos y tantos casos pensé que debía aprovechar cada momento de mi vida al máximo.&nbsp; En ese momento recordé todos los abrazos que he dado a lo largo de todos estos años. Di montones de abrazos pero seguían sin ser suficientes para que mi corazón latiera con más fuerza. Poco después hice una videollamada con todos mis seres queridos. Les dije que les quería con todo mi corazón. Allí recordamos todos los momentos felices que habíamos compartido durante tantos años. Llevaba ya tres meses de cuarentena, ya podía salir de casa y visitar a todos mis seres queridos, ya podía recuperar todos los abrazos que había perdido durante tres meses y aunque no fuesen físicos, mi corazón latía con tanta fuerza que casi se me salía del pecho. Hoy 31 de enero del 2021, aquí estoy en el cole tras tanto tiempo sin poder jugar&nbsp;con mis amigos por esto del Covid, pero si pensamos en positivo estamos ganándole la batalla al virus.&nbsp; Finalmente recordé dónde dejé aquel abrazo, lo dejé en mi corazón🤍 . MARTÍN OREA y PABLO QUILEZ (6ºD)

Tuve que dormir en mi coche. Cuando escuche uno pasar se paró delante de mi coche y llamó a la grúa.&nbsp;Me llevó a la casa de mi marido&nbsp;y me dormí del largo trayecto. Pasó un año y faltaban sólo dos años para que volviese mi marido. Fui a ver nuestra casa ¡una ventana estaba rota! Pero mi ventana no estaba rota cuando yo me fui hace un año. Llamé a la policía y se lo conté todo. ¡Me habían entrado a robar! Buscaron huellas pero nada. Todo esto ha pasado por ser tan despistada y torpe. No me podía quedar a dormir ni a vivir porque me podían raptar a mí. Yo no podía estar los dos&nbsp;años en la casa de mi marido. ¿Que podía hacer? Había que buscar otra opción. Un día decidí ir a ver la casa a las ocho de la noche. La limpié un poco porque estaba muy sucia. Se me hizo muy tarde, ya eran las once de la noche, y en Zaragoza hay toque de queda. Entonces no podía irme a la casa de mi marido. Me quedé a dormir. Por la noche me acordé de que tenía cámaras así que por la mañana las llevé a la policía. Llevaron a los que me robaron a la cárcel. Después de dos años le conté a mi marido&nbsp;y que no volvería a pasar. ¡ESTO DE LLEVAR LA MASCARILLA ME ESTA VOLVIENDO LOCA!&nbsp;&nbsp;&nbsp; Ainara Rodrigo Julián&nbsp;(6ºD)

El verano pasó y todas las medidas se fueron suavizando, pero la mascarilla siempre la acompañó, aunque hubiera cuarenta grados a pleno sol. Emma volvió al cole y se reencontró con sus amigas, pero no podía abrazarlas. Todo volvió a empeorar y cada uno en su casa se comió un polvorón y un trocito de turrón. Y a día de hoy sigue con su fiel compañera la mascarilla. Distintos colores, estampados y tamaños. ‘Convivientes’,&nbsp;‘confinados’, ‘cuarentena’, ‘inmune’, ‘asintomáticos’…Son palabras que Emma no sabía ni que existían, pero que ha aprendido en el confinamiento. ¡Ojalá Emma se despierte algún día y todo esto haya sido un mal sueño! Alexandra Varela Cuesta y Jara Román Adán (5º C)

QUERIDO DIARIO Aquella mañana, Martina se levantó de un salto. No en vano era su día favorito del año. El día en el que toda la gente de la ciudad tenía que ir vestido de pollo. Querido diario, era un viernes especial, me desperté y fui rápidamente a desayunar, ahí estaban mis padres, pero no tenían la misma alegría de siempre. De repente me dijeron que me sentase y... ¡ nos habían confinado y no podría ir disfrazada de pollo! Estaba llorando mucho, eso no era lo único que no podría hacer, tampoco podría ver a mi familia, ni a mis amigos, ni... Ese día estuve llorando todo el rato. A la mañana siguiente no había colegio porque era sábado. A mi madre le empezó a doler la cabeza, perdió el gusto y el olfato. Se fue al hospital y le hicieron la PCR. Al día siguiente nos llamó el hospital diciendo que mi madre había dado positivo, yo estaba durmiendo así que no me enteré de cuando se lo dijeron, pero me espertaron cuando colgaron ¡yo me tenía que hacer la PCR! Me negué, pero al final me la hicieron con una condición: me dejaron ir vestida de pollo al hospital. No me dolió nada la PCR.

NUESTROS ABRAZOS PERDIDOS Érase una vez, cuatro amigas muy amigas. Estaban viviendo una pandemia mundial, necesitaban hacer algo porque no podían seguir así, sin abrazos, sin sonrisas, etc. Inventaron una máquina del tiempo para viajar al pasado y avisar a la gente de lo que les esperaba.&nbsp; Cuando la terminaron, prepararon todo para regresar al 30 de noviembre del 2019. Como terminaron la máquina tan rápido hubo algunos problemas, y en vez de llegar el día previsto, llegaron el 30 de diciembre (del mismo año). Por esa razón, tuvieron menos tiempo para avisar. Cuando llegaron se pusieron las pilas, no había tiempo que perder. Primero, fueron a Madrid para avisar al rey y a los políticos, aunque fue un trabajo complicado, lo consiguieron.&nbsp; Les contaron lo que iba a pasar si no hacían nada, “estamos pasando una pandemia mundial, en la que todo el mundo lleva mascarillas y no se puede abrazar”. Estaban hablando con el rey y le recomendaron que cerraran las fronteras. El rey les creyó y les hizo caso. “No dejéis que la gente haga manifestaciones, ni fiestas, y obligar a la gente a llevar mascarillas, de esta manera el virus no se propagará”.

UNA BONITA DESPEDIDA Los últimos días, al igual que todos los anteriores, parecían copias idénticas unos de otros; pero ese día, lo supe desde que me desperté, prometía ser diferente y especial . por que tenía una corazonada bonita pero a la vez un poco dramática. Me llamo Claudia Gómez , tengo 12 años y vivo con mi madre y mi perro Max , no tengo padre porque falleció en el ejército cuando yo tan solo tenía 3 años justo cuando empecé el primer curso en infantil . Mi padre no me pudo ver crecer pero mi madre siempre me cuenta todas las noches muchas historias de cuando pasábamos juntos antes de que él falleciera, también dice que esta muy orgullosa de mi&nbsp;por ser tan buena hija .&nbsp; Mi abuelo tiene cáncer y esta internado en el hospital , yo no espero nada de él , porque hace todo lo posible por sobrevivir y no cansarse lo suficiente , pero tengo miedo, tengo miedo de perderlo para siempre y no poder volverle a abrazar . Por la mañana mi madre me despertó y me hizo el desayuno como prácticamente todas las mañanas , luego me vestí y me aseé para ir al instituto , por que era entre semana un día laboral. Me fui al instituto en autobús , y una vez allí me encontré con mi mejor amiga Celia .

"Abrazos perdidos en el Foro Romano" Ediciones Biblioteca Foro Romano, 2021 http://micoleesunmuseo.blogspot.com/

Tarta, Sanjacobo y El Señor de Negro Cuando pasó por mi lado, supe cuál era mi destino, investigar. Era un Señor misterioso, vestido de negro con los ojos marrón oscuro. Ese mismo día le comenté a mi amigo Jacobo (Al que llamo Sanjacobo)&nbsp;de la existencia de aquel misterioso Señor de Negro. &nbsp;“Tarta, creo que deberíamos abrir el caso del Señor de Negro” me dijo Sanjacobo. &nbsp;” ¡Me llamo Marta no Tarta!” contestó Tarta (La llamamos así pero no se lo digáis). Sanjacobo un poco molesto contesto “¿Y acaso yo no me llamo Jacobo?” “Vale, vale tienes razón, ¡Vamos a seguirle el rastro, faltan 30 segundos para las ocho!” finalizo Tarta. Tan ansiosos estaban que tuvieron que volver a por la mascarilla. Eso les recordó cuando fueron al cole en pijama (Eso sí con la mascarilla). Por fin salieron y a la misma hora de siempre el Señor de Negro pasó por la calle. Le siguieron y giraron a la derecha, a la izquierda, derecha, izquierda, etc... Mil derechas e izquierdas después vieron como el Señor de Negro se metía en un contenedor de basura. “¿Tenemos que entrar ahí?” preguntó Sanjacobo. Tarta un poco dudosa contestó “No hay otra alternativa”.

LAS SONRISAS PERDIDAS Nada más levantarse, ya sabía que aquel día no iba a ser como los demás, Charlie se imaginaba las sonrisas de sus abuelos y sus abrazos perdidos. Fue a saludar a su madre, cuando vio lo triste que estaba le preguntó: ¿Qué te pasa? su madre le contestó: No vamos a poder salir de casa. Charlie se echó a llorar, no podía creer lo que estaba pasando de lo triste que estaba pensó en lo que le había pasado por la mañana, cuando se imaginaba las sonrisas de sus abuelos y&nbsp;sus abrazos perdidos Charlie se dio cuenta que ella soñó lo que le dijo su madre.&nbsp; Charlie creía que podía adivinar el futuro, entonces Charlie subió corriendo a su habitación como creía que podía adivinar el futuro cerró los ojos y vio su cara con una mascarilla, no lo podía creer. Bajó corriendo las escaleras y le contó todo a su madre, su madre no le creía y Charlie se enfadó subió las escaleras de dos en dos, se tumbó en su cama y lloró hasta quedarse dormida. Al rato, subió su madre la vio dormida cogió la silla de escritorio se sentó y le empezó a cantarle una canción, la canción hablaba de las mascarillas y las sonrisas perdidas.

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