MIGUEL DE MOLINA

El coplero Queer
El quejío, sobre el exilio y la homofobia

“Queer” es una palabra que describe una identidad de género y sexual diferente a la heterosexual y cisgénero. Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero pueden llegar a identificarse con la palabra “queer”.

Se utiliza a veces para expresar que la sexualidad y el género pueden ser complicados, cambiar con el tiempo, y no encajar ordenadamente en una identidad o la otra, como ser hombre, mujer, gay o hetero.

La palabra “queer” tiene en su historia una connotación negativa. Sin embargo, hay personas que la utilizan con orgulloso para auto-identificarse.

Su vida
Miguel Frías de Molina, el faraón de la copla, nació en Málaga el 10 de abril de 1908. En sus palabras “en Andalucía reinan la pobreza, el hambre, los terratenientes, gran parte del clero, la ignorancia y la superstición... “Conocido como la “Miguela”, fue hijo de un zapatero que sufría de epilepsia y siempre se encontraba enfermo. Convivió con su abuela, su madre y sus 4 hermanas, encargadas de sacar a la familia para adelante.
Cursó estudios primarios en el Colegio de los Salesianos, del cual fue expulsado cuando golpeó con un tintero en la frente a uno de los sacerdotes que intentó besarle en la boca. A los 13 años, se marcha de casa tras un tiempo en un colegio de monjas. Se unió a una compañía de gitanos “robagallinas” con los que subió a los escenarios de las primeras capitales españolas.

Su vida
Miguel Frías de Molina, el faraón de la copla, nació en Málaga el 10 de abril de 1908. En sus palabras “en Andalucía reinan la pobreza, el hambre, los terratenientes, gran parte del clero, la ignorancia y la superstición... “Conocido como la “Miguela”, fue hijo de un zapatero que sufría de epilepsia y siempre se encontraba enfermo. Convivió con su abuela, su madre y sus 4 hermanas, encargadas de sacar a la familia para adelante.
Cursó estudios primarios en el Colegio de los Salesianos, del cual fue expulsado cuando golpeó con un tintero en la frente a uno de los sacerdotes que intentó besarle en la boca. A los 13 años, se marcha de casa tras un tiempo en un colegio de monjas. Se unió a una compañía de gitanos “robagallinas” con los que subió a los escenarios de las primeras capitales españolas.

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Pasó a vender pescado con los pregones que recordaba de la niñez, cantando y bailando en tablaos y compañías de poca monta.
Consigue trabajo en Algeciras, en el burdel de “Pepa La Limpia” donde descubrió que no gozaba del gusto de las mujeres. Pepa y su marido lo llevan a Granada a un espectáculo de Falla y Lorca. Aquí despertó su gusto por la copla. Viaja a Tetuán, Granada y Sevilla organizando espectáculos para turistas. Miguel de Molina obtuvo mucho éxito en el estreno del “Amor Brujo” de Falla del Liceo de Barcelona como bailaor. Triunfó en Madrid, Barcelona y Valencia.
Fue delatado por Concha Piquer y Salvador Dalí y llegaron los problemas. En Madrid, al poco tiempo de su última negativa, durante una actuación en lo que hoy son los Cines Callao le berrearon desde el gallinero: “Mariquita”. Él, sin inmutarse respondió: “Mariquita no, maricón, que suena a bóveda “.

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Protagonizó una película que nunca se estrenó. Al finalizar la guerra es obligado a trabajar con un empresario para limpiar las culpas de haber animado a las tropas republicanas. Es confinado en Cáceres y luego será conducido a Buñol donde se le prohíbe trabajar. Logra exiliarse a Buenos Aires. A pesar de su éxito, es obligado a abandonar el país. Al volver a España conoce que todas sus desgracias se deben a un alto funcionario. Se marcha a México, pero el gobierno de Negrete (incluido su secretario, el actor Mario Moreno “Cantinflas”) trata de boicotear sus espectáculos. Eva Perón le pide que volviera a Argentina. Allí permaneció todo el resto de su vida, exceptuando 1957 en que estuvo a España. Al negarse al año siguiente a continuar el contrato, es perseguido y torturado. Escribió “Botín de Guerra”

Falleció en Buenos Aires el 4 de marzo de 1993.

La última voluntad de Miguel de Molina era descansar en Argentina, pero el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica solicita que sean repatriados. El motivo principal es el rumor de que de su nicho del panteón de los artistas de La Chacarita (Buenos Aires) va a ser desahuciado. Comprobada la historia sabemos que no corren peligro sus restos.

Su legado se encuentra abandonado en un almacén, desoyendo la otra voluntad del artista: formar parte de un Museo.

Hijo predilecto de Málaga a título póstumo.

https://youtu.be/QP3D9TBwl6A (Muerte de Miguel de Molina.)

Miguel de Molina. Foto: Fundación Miguel de Molina.

El artista
Miguel fue uno de los artistas más polifacéticos de sus época ya que no solo cantaba o bailaba en los escenarios. También realizaba la propia escenografía, los decorados y el vestuario.

Destacó por su puesta en escena y por su vestuario. No escondió su homosexualidad. No calcaba formas femeninas, ni las masculinas, cuando subía al escenario, era él: Miguel de Molina. Contaba con un timbre único y hacía unas coreografías audaces. Su amaneramiento y su desparpajo fueron parte de su éxito y también de su salida de España.

Amigo de los personajes más importantes de la época en el mundo de la cultura: Benavente, Lorca, Rafael de León, Pastora Imperio, La Argentina, Sánchez Mejías..

En Madrid decidió crear su primera blusa de fantasía. No quería vestirse de mujer, pero sí introducía un aire femenino en esas blusas y zapatos atrevidos (podcast: ¡Ay, campaneras!, de Lidia García).

El diseñaba y cosía su vestuario: es colorido, abigarrado y divertido. Sabía que debía hacerse una marca. Se trataba de blusones de mangas amplias. Botines ornamentados. Esto chocaba con la sobriedad de los cantantes del momento. Su imagen elegante y grácil, taconeando coplas con su clavel en la oreja, sus camisas de mangas de farol revolucionaron la escena del arte.
 
Coloridas prendas que no eran ni de mujer ni de varón -o sí y al mismo tiempo-. Comenzó a diseñarlas a principios de los ‘30. Por lo que se puede afirmar que Miguel de Molina fue el precursor del diseño textil queer en los países de habla hispana.
Su copla es única, muy popular. Fue el primer coplero. Todo tenía un papel fundamental: su peinado de caracoles en las sienes, su sombrero echado hacia atrás y cigarrillo entre los dedos, grandes mangas afaroladas y botines “picassianos". Sus espectáculos eran auténticas performances. Arte en el escenario y arte en el diseño de su vestuario. 

https://fundacionmigueldemolina.org/biografia/

Esbelto, elegante, con sus chaquetillas muy ajustadas y floreadas y sus zapatos de tacón le convirtieron en un icono revolucionario para la época. Jamás ocultó su homosexualidad, cantaba coplas en masculino, algo que marcaría su enorme personalidad y que años después le convertiría en un símbolo del movimiento LGTBI. Además, era militante republicano. Durante la Guerra Civil, Miguel, que ya era una estrella en España, se entregó a la labor de animar con sus espectáculos a las tropas republicanas. Algo que después le costaría con la dictadura muy caro.
Miguel de Molina fue el primer hombre en cantar el repertorio de las cupletistas sin imitarlas, es decir, sin vestirse como ellas ni afeminar la voz ni el gesto. Se bastaba y se sobraba, no necesitaba imitar a nadie ni nada. Y se fue ganando el respeto hasta de los hombres más machos (no de todos, claro). Era único, una de las grandes figuras del espectáculo que no admitía comparaciones.
https://youtu.be/usw808EH_uM  (Así detuvieron a Miguel de Molina, testimonio en "El Legado")