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LA TRANQUILIDAD
Mientras miraba nadar a los patos
oía piar a los pájaros.
Me sentía tranquila
mientras notaba la suave brisa.

El viento mueve la arena
en silencio.
La lluvia cayendo
como en un sueño.

Las olas del mar
con su olor natural,
me recuerdan al bosque
con su aroma a alcornoque.


PAULA CATALINA

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EL CAMINO
En un precioso día
yo salí a caminar.
Vi un campo florecido
y me puse a soñar.

allí vi a un conocido
pasando cual estrella fugaz.
salí del campo
y en el pueblo vi un aldeano
encima de un campanario.

Caían las hojas,
caía la lluvia.
Volví a casa muy relajado.
Las horas cortas
pasaron y pasaron.

PABLO FRAILE

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SUEÑOS DE LA PRIMAVERA

Yo amo el calor,
como el viento y el amor.

Yo chapoteo
mientras espero.

Las estrellas brillan
mientras ellos miran.

JUDITH HERRERA

UN BRUJITO CON CORAZÓN
 
Yo iba detrás del brujito.
Cuando más te despistes te pillo.

Hubo una fiesta con la población
y de tanta gente le entró el sarampión.
 
Había mucha gente con amor,
muchas personas con corazón.
Había tantas vacunas
que llegaban hasta la luna.
 
Había una película de terror
y también de mucho horror.
Tuve una gran pesadilla
donde me hicieron la zancadilla.
 
ROBERT MARTÍN

UN BOSQUE PRECIOSO

Estoy en el bosque,
con un olor a flores
y un ligero viento
con aromas nuevos floreciendo.

Me siento bien.
Me estoy riendo.
Y siento que soy único.

Soy el que tiene más paz
y mas tranquilidad
de todo el reino animal.

MARCOS SAN JOSÉ

EL PUEBLO BONITO Y LA CIUDAD FEA

En un gran pueblo hay un cielo morado.
con un porrón de pájaros sobrevolando,
mientras en un estanque las ranas van saltando.

¡Que personas más felices!
Pero los de la ciudad tristes,
porque solo tienen un árbol
que es viejo y alto.

Pero luego apareció un cielo tranquilo
y en el viejo árbol salió un piñón amarillo.
De repente cayó una gran lluvia en el cielo.
Los del pueblo se miraban riendo.

¡Qué felices son los del pueblo!
¡Qué tristes los de la ciudad están siendo!

GAEL PISO GARCÍA

FELICES SALTARINES

Había un humano
que estaba en un charco saltando.
vinieron más personas felices
porque estaban comiendo perdices.

Unos niños hicieron un partido
al ajedrez con sus amigos.
Y créeme, fue muy satisfactoria
aquella soberana victoria.

MARIO GARCÍA