Book Creator

Mi Amigo el Sena

by Iara Schusman

Pages 4 and 5 of 17

Loading...
-Réveillez-vous madame, despiérta señorita. Hoy será un gran día- murmuró Agnes obligandome a despegarme de mi cómoda cama y a abrir los ojos.

Me gusta viajar en auto, y en especial si voy con Belmont. La ama de llaves me dijo que me llevaría a un lugar muy especial, y no puedo esperar a descubrir de qué se trata. 
Sentada en el asiento trasero y con el delfín de algodón en mis brazos, me era imposible despegar mi cara de la ventanilla. Había tanto por descubrir…
-Ya casi llegamos, Michelle. Y disculpa mi ocurrencia al despertarte tan temprano y meterte de cabeza en este vehículo, pero debíamos partir lo antes posible. Espero que puedas comprenderme.
Me limité a soltar una risita a modo de respuesta.
Después de no sé cuántos minutos de trayecto, Agnes, quién iba al volante, detuvo el coche de una manera tan abrupta que casi me chocó contra el asiento delantero.
-Bájate. Llegó la hora de que emprendas una nueva vida tu sola.
Obedecí a la señora y, tras eso, ella se marchó en el auto y me dejó abandonada en una sucia calle que tenía un insoportable aroma que no fui capaz de reconocer.
Esperé, esperé, y esperé aún más.
Pero Agnes no volvió por mí.
Nunca lo hizo.
La oscura noche se tragó al sol, y yo seguía allí, sentada en una vereda repleta de mugre, al lado de un cartel que rezaba ´´Prisión de La Santé´´.
Loading...
Decidí acurrucarme contra un poste de luz que había detrás de mí y abracé a Belmont con todas mis fuerzas. De pronto, un pedazo de papel llegó volando, como por arte de magia, hacía mí. Deposité al peluche en mi regazo y examiné la hoja, que más bien parecía un trozo de periódico.
Este contenía varias noticias, pero lo que de verdad llamó mi atención fue la frase de más arriba: la fecha.
Loading...
6 de diciembre de 1965. Ese día, mi madre había dicho que sería mi cumpleaños de 15 años.
Pero no había fiesta, ni torta, ni regalos.
Lo único que había era una espantosa calle que me hacía tener ganas de vomitar.
Loading...
Decidí acurrucarme contra un poste de luz que había detrás de mí y abracé a Belmont con todas mis fuerzas. De pronto, un pedazo de papel llegó volando, como por arte de magia, hacía mí. Deposité al peluche en mi regazo y examiné la hoja, que más bien parecía un trozo de periódico.
Este contenía varias noticias, pero lo que de verdad llamó mi atención fue la frase de más arriba: la fecha.
Loading...
6 de diciembre de 1965
Loading...
Loading...
6 de diciembre de 1965. Ese día, mi madre había dicho que sería mi cumpleaños de 15 años.
Pero no había fiesta, ni torta, ni regalos.
Lo único que había era una espantosa calle que me hacía tener ganas de vomitar.