Los dingos, el águila y la manzana mágica

Había una vez, hace mucho tiempo, dos dingos que se llamaban Lucia y Emilia. Eran hermanas y estaban durmiendo en una roca grande.

Emilia dijo: - No te quiero despertar, pero mamá y papá me dieron una mascarilla porque hay humo en el bosque y creo que es a causa de un incendio. Entonces Lucía dijo: - SÍ, mamá y papá también me dieron una mascarilla, señalando la máscara en su cara.

-¿Crees que es peligroso? Dijo Emilia, preocupándose.
- No, nuestros papás solo nos dijeron que nos pusiéramos las mascarillas y ya está, - contestó Lucia, bostezando. -Supongo que deberíamos volver con ellos para ver si es peligroso. -Sí, mejor nos despertamos, dijo Emilia.

30 minutos después

Lucia y Emilia se durmieron un poco más pero se despertaron por el olor a humo. Y se asustaron porque había fuego rodeando la roca y no había ningún lugar para ir. Pero en ese momento se abrió un portal de la nada y lo único que podían hacer era saltar a través del portal. Entonces contaron hasta 3 y saltaron. Cuando llegaron al otro lado del portal las pobres estaban mareadas. Cuando se recuperaron vieron que no estaban en el bosque sino que estaban en la ciudad de Sydney.
- ¡Wow donde estamos es muy diferente del bosque!, dijo Emilia. Pero en ese momento apareció una niña. La niña corrió para enseñarles a sus papás que había dos bebés dingos en la vereda. -¡Tan hermosas!, dijo la niña abrazando a Lucia y Emilia. Los dos animales la miraron atentamente y no dijeron nada. La niña pidió a sus papás si podía llevarlas a su casa.

25 minutos después...

25 minutos después...

Emilia y Lucia fueron a la casa de la niña. Les encantó la casa y la familia pero no sabían que iban a comer. Aunque querían carne, la niña les dio una manzana.
-¿Qué es esto?, preguntó Emilia. No sé, pero tengo tanta hambre ¡que lo voy a comer!
Cuando estaban pensando si podían comer manzanas, ellas no sabían que había un águila mirándolas con cara muy sospechosa. Cuando Lucia y Emilia decidieron que querían ir afuera y comer allí, pusieron su manzana en la mesa y el águila lo vio como una oportunidad para volar allí y agarrar su manzana. -Quiero esa manzana para hacer mi magia, dijo el águila.

10 minutos después, el águila llegó a su nido y empezó a hacer su poción para tener poder sobre el mundo con un hueso de canguro, una escama de un bacalao murray, y una manzana que tocó un humano. Pero cuando mezcló los ingredientes con agua caliente, empezó a salir humo de la olla hacia la cara del águila. Cuando salió, empezó a volar con su amigo, se chocó con su ala.

-Ah! ¿Por qué eres tan grande?
-¡Uy perdón! ¡Mi pocion magica no funcionó!
-¿Puedo ir a tu nido? ¡Quiero ser grande como vos!

Entonces, organizaron una fiesta y todas las águilas bebieron la sopa mágica y se hicieron grandes. Mientras, Lucia y Emilia encontraron a sus padres y todos vivieron con la niña y su familia desde entonces.

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