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Las Cigarreras

by María Adela Camacho

Pages 2 and 3 of 37

LAS CIGARRERAS
Cigarreras de Triana, Sevilla
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Lo que sigue a continuación, es un trabajo de documentación realizado por las profesoras Mª Adela Camacho Manarel y Ornelia Monedero Nieto.

En colaboración con el alumnado de PMAR II, Patrimonio Cultural (1º Bachillerato) y Rutas Turísticas (2º de Bachillerato) del IES Las Lagunas de Mijas, durante el curso 2021-2022.
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Esta es una historia de mujeres.

Mujeres que lucharon por sus derechos, por su independencia, por su libertad y por la de sus compañeras, por sus hijas y por sus nietas, por sus hermanas y por todas nosotras.

Mujeres escritoras, periodistas, editoras, tejedoras, costureras, científicas, pensadoras, agitadoras, obreras. Librepensadoras, anticlericales, feministas. 

Mujeres olvidadas.

Mujeres a la vanguardia de una lucha propia y ajena que la historia y los que la escriben siguen empeñados en silenciar con oscuras intenciones. Y uno de esos oficios y de esas mujeres fueron las cigarreras.


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La primera persona que habló del tabaco fue Fray Bartolomé de las Casas. Entonces, el tabaco era considerado una planta medicinal. Según Nicolás Monardes (siglo XVI) curaba hasta 65 enfermedades. Este mismo doctor fue el que aclimató la planta en Europa. 1636 es el año en que se decidió monopolizar (estancar) su producción. La planta de tabaco en España, procedente de América, se distribuía por todo el mundo, desde su recepción en el puerto colonial de la Sevilla del siglo XVII.

En Sevilla se instaló la fábrica de San Pedro estuvo abierta casi 150 años. Era un lugar de molienda del tabaco: tabaco en polvo. En ella llegaron a trabajar casi 1000 personas, se instalaron104 molinos y se usaron 257 caballerías. Sevilla fue la sede de la Real Fábrica de Tabacos.

Los puros empezaron a elaborarse a finales del siglo XVII. Pero antes se contrató a 3 francesas exempleadas de la fábrica de Paris que enseñarían a otras a elaborar rapé.
FÁBRICA DE TABACOS DE SEVILLA (GONZALO BILBAO, 1915
En la Real Fábrica de Sevilla se elaboraba el tabaco en polvo. En la de Cádiz se producían los puros.

La ópera “Carmen” de G. Bizet (1875) se basa en la vida de una de estas cigarreras sevillanas. Se basaba en la novela de «Carmen» de Prosper Mérimée (1845). 
FÁBRICA DE TABACOS DE SEVILLA (GONZALO BILBAO, 1915
Emilia Pardo Bazán recogió en La Tribuna, considerada la primera gran novela social española, la vida de una cigarrera coruñesa, Amparo, una líder obrera, con una gran concienciación política, republicana y federalista, cuyo trabajo consistía en leer a las obreras. Esta escritora se hizo eco de la autogestión de las cigarreras: guisaban, barrían, leían noticias y se entretenían. Rechazaban el matrimonio.

El interés que España, y Andalucía en particular, despertó en los viajeros franceses, se refleja en los grandes autores que la recorren, plasmando luego sus impresiones en sus novelas, reflejo de un movimiento de protagonismo hispano-andaluz en el Romanticismo. También se produjo un descubrimiento del arte español, fruto del saqueo sistemático del tesoro artístico por parte de los invasores napoleónicos.
Uno de los primeros movimientos obreros organizados de Andalucía es el de las cigarreras. Ellas también abrieron el movimiento feminista. En Sevilla llegaron a ser unas 5000 trabajadoras. En el conjunto español fueron casi 23.000. Las primeras cigarreras comenzaron a trabajar en Cádiz en el siglo XIX. La actividad femenina estaba ligada a la elaboración de los puros. Se decía que era necesario delicadeza y habilidad manual. Lo cierto es que era una mano de obra abundante y barata.
Uno de los primeros movimientos obreros organizados de Andalucía es el de las cigarreras. Ellas también abrieron el movimiento feminista. En Sevilla llegaron a ser unas 5000 trabajadoras. En el conjunto español fueron casi 23.000. Las primeras cigarreras comenzaron a trabajar en Cádiz en el siglo XIX. La actividad femenina estaba ligada a la elaboración de los puros. Se decía que era necesario delicadeza y habilidad manual. Lo cierto es que era una mano de obra abundante y barata.
Estas mujeres, que realizaban unas largas jornadas de trabajo, convivían en las salas de manufactura. El movimiento obrero femenino comenzó con la lucha de las cigarreras por sus derechos, los cuales conquistaron a base de huelgas. La fuerza de su lucha conjunta, todas a una, consiguió mejoras en sus condiciones laborales. Una de las más importantes fue la huelga en 1830, en plena represión absolutista de Fernando VII, cuando protestaron debido a que, la mala calidad del tabaco que estaba llegando, provocaba una mayor lentitud en su manufactura, a pesar de lo cual las exigencias en cuanto a la producción seguían siendo las mismas.

Las cigarreras se agrupaban en mesas de 10 o 12 y cada una tenía una tarea diferente. Las pureras cobraban más y trabajaban en otra estancia. Las aprendizas despalillaban y cortaban los cabos de las hojas de tabaco. A la fábrica llevaban su comida y podían contar con cunas. Todas llevaban una flor en el pelo. Los hombres tenían prohibida la entrada (debido a que, por el calor, muchas de ellas se ponían ropas ligeras).
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