También hemos trabajado los problemas del agua en las zonas mediterráneas, actualmente un gran problema en España.
Se han realizado preguntas :
¿Qué va a ocurrir si no hay agua?
¿Cómo estamos actuando par evitar lo que está ocurriendo?
Han realizado un periódico con noticias actuales para poder ver que es algo real, dentro del proceso de búsqueda de información.
file:///C:/Users/angar/OneDrive/Escritorio/periodico_global_7_merged.pdf
A su vez el alumnado ha inventado cuentos hilados dentro de las carpetas de colores para poder contar historias sobre peces que llegan al Mediterráneo. De esta manera han visto los problemas de contaminación, salinización con el objetivo de dardar soluciones.
Se han realizado preguntas :
¿Qué va a ocurrir si no hay agua?
¿Cómo estamos actuando par evitar lo que está ocurriendo?
Han realizado un periódico con noticias actuales para poder ver que es algo real, dentro del proceso de búsqueda de información.
file:///C:/Users/angar/OneDrive/Escritorio/periodico_global_7_merged.pdf
A su vez el alumnado ha inventado cuentos hilados dentro de las carpetas de colores para poder contar historias sobre peces que llegan al Mediterráneo. De esta manera han visto los problemas de contaminación, salinización con el objetivo de dardar soluciones.
Inventamos un cuento sobre un pez y a través de su historia vemos los problemas con los que se encuentra en el Mediterráneo y cómo intenta mejorar la situación.
Hola, me llamo Bernie y soy un mero viajero al que no le gustan las aguas muy frías. Un día hablando con mi amiga la rémora Olegaria, coincidimos en que a ninguno de los dos nos gustaba vivir en las frías aguas del Atlántico.
A Ole, que es como yo le llamo, le habían hablado de un mar llamado Mediterráneo cuyas aguas eran más cálidas, pero la travesía no eradel todo sencilla. Había que nadar muchos kilómetros, bordear la nariz de Portugal y luego pasar por un sitio que se llamaba estrecho de no sé qué, en donde dicen que se hacen tapones de basura.
-¿Tapones de basura? le pregunté.
-Sí, los humanos, esos bichos de dos patas que van por donde no hay agua, arrojan al mar kilos y kilos de desperdicios, algunos flotan, otros se hunden, por eso puedes verlos por todas partes. Una vez, la tortuga Fabiola se disponía a merendarse una medusa de esas que son tan picantes y, cuando se dio cuenta, estaba dentro de ella y al morderla se atragantó, suerte que un buceador la vio a tiempo y le ayudó, le dijo que se había metido dentro de una cosa que se llama bolsa de plástico. ¡Ya ves qué cosas! Y el delfín Fermín, casi sin darse cuenta, se vio atrapado en una especie de planta rara con agujeros de cuadritos, como si fuera un alga gigante, pero también tuvo suerte, pues lo subieron a un barco y los humanos que había en él lo devolvieron al mar. Pasó un mal trago. Pero si llevamos cuidado creo que podemos llegar, prepara tus aletas que partimos sin tardanza. Con un poco de suerte podemos llegar en unas dos semanas.
-¿Dos semanas? le pregunté, espero que valga la pena.
Ole, que había viajado más, pronto encontró una corriente marina que nos llevaba muy rápido, era divertido, casi como lanzarse por un tobogán, pero junto a nosotros y a la misma velocidad, una enorme cantidad de objetos extraños viajaban también. Uno me golpeó en la cabeza, era como… como una burbuja transparente pero dura. Ole me dijo que lo llamaban garrafa de plástico y que un primo suyo estuvo una vez varios días dentro de una de ellas.
A Ole, que es como yo le llamo, le habían hablado de un mar llamado Mediterráneo cuyas aguas eran más cálidas, pero la travesía no eradel todo sencilla. Había que nadar muchos kilómetros, bordear la nariz de Portugal y luego pasar por un sitio que se llamaba estrecho de no sé qué, en donde dicen que se hacen tapones de basura.
-¿Tapones de basura? le pregunté.
-Sí, los humanos, esos bichos de dos patas que van por donde no hay agua, arrojan al mar kilos y kilos de desperdicios, algunos flotan, otros se hunden, por eso puedes verlos por todas partes. Una vez, la tortuga Fabiola se disponía a merendarse una medusa de esas que son tan picantes y, cuando se dio cuenta, estaba dentro de ella y al morderla se atragantó, suerte que un buceador la vio a tiempo y le ayudó, le dijo que se había metido dentro de una cosa que se llama bolsa de plástico. ¡Ya ves qué cosas! Y el delfín Fermín, casi sin darse cuenta, se vio atrapado en una especie de planta rara con agujeros de cuadritos, como si fuera un alga gigante, pero también tuvo suerte, pues lo subieron a un barco y los humanos que había en él lo devolvieron al mar. Pasó un mal trago. Pero si llevamos cuidado creo que podemos llegar, prepara tus aletas que partimos sin tardanza. Con un poco de suerte podemos llegar en unas dos semanas.
-¿Dos semanas? le pregunté, espero que valga la pena.
Ole, que había viajado más, pronto encontró una corriente marina que nos llevaba muy rápido, era divertido, casi como lanzarse por un tobogán, pero junto a nosotros y a la misma velocidad, una enorme cantidad de objetos extraños viajaban también. Uno me golpeó en la cabeza, era como… como una burbuja transparente pero dura. Ole me dijo que lo llamaban garrafa de plástico y que un primo suyo estuvo una vez varios días dentro de una de ellas.
Nadamos sobre simas profundas y bordeamos la costa hasta que nos tropezamos con algo que yo nunca había visto. Era una isla, pero no una isla cualquiera, ¡era una isla que flotaba! y se mecía al compás de las olas.
Sorprendido, le pregunté a Ole, ella tampoco lo había visto antes, pero había oído historias de gigantescas islas hechas con basura de los humanos que flotaban, se lo contó Pete el cangrejo, que era un tipo de fiar, del que se cuenta que había vivido en una de esas islas hasta que un temporal se llevó la isla a otra parte y perdió a su familia. La isla estaba hecha de cosas que no había visto nunca difíciles de describir y que hacían ruido al chocar unas con otras.
Atravesamos la isla flotante por debajo, tuvimos que nadar mucho rato y finalmente empezamos a notar que el agua era distinta.
-¿Lo notas? Me preguntó Ole.
-¿El qué? Le contesté.
-El agua, ya no está tan fría.
-Es verdad, creo que hemos llegado al Mediterráneo. Prepárate que nos esperan unas tranquilas vacaciones. Por aquí no suele pasar Max, el tiburón, eso sí, lleva cuidado de no acercarte a ningún objeto que no nade por si solo o podríamos tener problemas.
Sorprendido, le pregunté a Ole, ella tampoco lo había visto antes, pero había oído historias de gigantescas islas hechas con basura de los humanos que flotaban, se lo contó Pete el cangrejo, que era un tipo de fiar, del que se cuenta que había vivido en una de esas islas hasta que un temporal se llevó la isla a otra parte y perdió a su familia. La isla estaba hecha de cosas que no había visto nunca difíciles de describir y que hacían ruido al chocar unas con otras.
Atravesamos la isla flotante por debajo, tuvimos que nadar mucho rato y finalmente empezamos a notar que el agua era distinta.
-¿Lo notas? Me preguntó Ole.
-¿El qué? Le contesté.
-El agua, ya no está tan fría.
-Es verdad, creo que hemos llegado al Mediterráneo. Prepárate que nos esperan unas tranquilas vacaciones. Por aquí no suele pasar Max, el tiburón, eso sí, lleva cuidado de no acercarte a ningún objeto que no nade por si solo o podríamos tener problemas.
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Lucrezia Conti y Linda Borghini 3BLL (equipo rojo)Había una vez un pez de color naranja que se llamaba Leo.A él le gustaba mucho nadar en su mar azul,hasta que un día durante una de sus excursiones en el fondo del mar, se estrelló contra algo, así que empecé a dar vueltas alrededor de este objeto desconocido para entender lo que era.Mirando a su alrededor, Leo notó que en realidad había muchos objetos similares a los que contaminaban su mar. Vio venir desde lejos un grupo de peces, entre ellos su amigo Poli, que se dirigía hacia él. Esto le explicó que todos esos objetos procedían del mundo de los humanos y que ellos solían arrojar su basura al mar y, por lo tanto, contaminarlo. De hecho, muchos peces, tortugas, caballitos de mar habían resultado heridos por los humanos que no tenían respeto por las especies marinas. Leo buscó una manera de deshacerse de esta basura y pidió ayuda a Poli. Por supuesto, dos peces no pueden combatir la contaminación,esto para recordar a todos los hombres que el medio ambiente y los animales que lo habitan sufren las consecuencias de sus malas acciones.
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Dibujo de Yanang Escuelas de Artesanosequipomorado:
Anna Romeggini, LucreziaTenaccioli,
Georgia Vernon,
Elena Moscetti.
Había una vez un pequeño y brillante pez llamado Pimienta que vivía en las cristalinas aguas del Mediterráneo. Pimienta era un pez muy curioso y siempre estaba explorando el fondo del mar en busca de nuevas aventuras. Un día mientras nadaba por el fondo del mar, Pimienta se dío cuenta que había una gran cantidad de basura flotando en el agua. Se sintió muy triste al ver que su hogar estabs siendo contaminado por la basura que los humanos habían tirado al mar. Pimienta decidió hacer algo al respecto...
Va a llamar a sus amigos para mostrarles los desechos en el fondo del mar. Todos estaban muy preocupados. Juntos a sus amigos decide emprender un viaje a través de otros mares para ver si la situación era la misma. Al llegar al mar Tirreno se encuentran frente a una extensión de plástico con otros animales marinos atrapados en su interior. Después de ayudarlos a liberarse, se trasladan al mar Jónico donde la situación ciertamente no era mejor. Lo mismo también con el Adriático.
Cansados de vivir en medio de esa inmundicia, todos se unen y, con la ayuda de animales más grandes, empujan los desechos a la orilla para que los humanos puedan verlos.
Los humanos, sintiéndose culpables por lo que habían hecho, recogen toda la suciedad y prometen a Pimienta no volver a hacerlo nunca más.
Desde ese día todos los hombres y peses del Mediterráneo vivieron felices y en un ambiente limpio.
Anna Romeggini, LucreziaTenaccioli,
Georgia Vernon,
Elena Moscetti.
Había una vez un pequeño y brillante pez llamado Pimienta que vivía en las cristalinas aguas del Mediterráneo. Pimienta era un pez muy curioso y siempre estaba explorando el fondo del mar en busca de nuevas aventuras. Un día mientras nadaba por el fondo del mar, Pimienta se dío cuenta que había una gran cantidad de basura flotando en el agua. Se sintió muy triste al ver que su hogar estabs siendo contaminado por la basura que los humanos habían tirado al mar. Pimienta decidió hacer algo al respecto...
Va a llamar a sus amigos para mostrarles los desechos en el fondo del mar. Todos estaban muy preocupados. Juntos a sus amigos decide emprender un viaje a través de otros mares para ver si la situación era la misma. Al llegar al mar Tirreno se encuentran frente a una extensión de plástico con otros animales marinos atrapados en su interior. Después de ayudarlos a liberarse, se trasladan al mar Jónico donde la situación ciertamente no era mejor. Lo mismo también con el Adriático.
Cansados de vivir en medio de esa inmundicia, todos se unen y, con la ayuda de animales más grandes, empujan los desechos a la orilla para que los humanos puedan verlos.
Los humanos, sintiéndose culpables por lo que habían hecho, recogen toda la suciedad y prometen a Pimienta no volver a hacerlo nunca más.
Desde ese día todos los hombres y peses del Mediterráneo vivieron felices y en un ambiente limpio.
color amarillo
Hola, soy el pez Valentino y vivo en el Mar Mediterraneo, pero en un lugar muy sucio porque aqui cerca hay una playa donde, en verano, la gente pasa sus vacaciones. A veces, esa gente tira en mi casa objetos de plástico o de materiales que me hacen daño. Me acuerdo que una vez, a mi amiga Tartuguita, le entró una pajilla en la nariz y para quitársela tuve que llamar Urgencias Peces; ha estado muy enferma pero ahora, afortunadamente, está bien. Eso para recordar a todos los umanos que no tienen que contaminar el mar con los disperdicios y la basura.
Silvia Capanni, Anna Renzini, Isme Cela, Gregorio Coppini
Silvia Capanni, Anna Renzini, Isme Cela, Gregorio Coppini
Color verde:
Hace años, un pez llamado Anchovo habitaba las profundidades del mar.
Anchovo era muy feliz, siempre nadaba alrededor de las algas, hablaba con todos sus amigos peces y se escondía en los corales cuando jugaba al escondite. Cuando Anchovo se hizo mayor, le contaba a su hijo Anchovito todas las aventuras que había vivido en el amplio y limpio mar en el que vivía. A Anchovito le encantaban sus historias, se imaginaba a sí mismo jugando con la fina arena y probando todas las algas que veía. Se imaginaba esto porque él no podía hacerlo. Cuando su padre fue creciendo, una lluvia de plásticos y telas artificiales inundó el lugar dónde vivían. Actualmente, Anchovito no puede salir de su casa, ya que si sale tiene el riesgo de quedarse atrapado en esa gran sustancia negra que cae del cielo, comerse algo tóxico o que una gran red le atrape a él y a miles de pececitos más.
Siempre que el pequeño pez trataba de dormir, se imaginaba todos los sitios a los que le gustaría viajar. Una de estas noches realmente deseó hacerlo, mucho más que antes. Odiaba la contaminación. Si los humanos hubieran sido más responsables, actualmente podría vivir una vida normal,
Virginia Molins, Escuelas de Artesanos
Hace años, un pez llamado Anchovo habitaba las profundidades del mar.
Anchovo era muy feliz, siempre nadaba alrededor de las algas, hablaba con todos sus amigos peces y se escondía en los corales cuando jugaba al escondite. Cuando Anchovo se hizo mayor, le contaba a su hijo Anchovito todas las aventuras que había vivido en el amplio y limpio mar en el que vivía. A Anchovito le encantaban sus historias, se imaginaba a sí mismo jugando con la fina arena y probando todas las algas que veía. Se imaginaba esto porque él no podía hacerlo. Cuando su padre fue creciendo, una lluvia de plásticos y telas artificiales inundó el lugar dónde vivían. Actualmente, Anchovito no puede salir de su casa, ya que si sale tiene el riesgo de quedarse atrapado en esa gran sustancia negra que cae del cielo, comerse algo tóxico o que una gran red le atrape a él y a miles de pececitos más.
Siempre que el pequeño pez trataba de dormir, se imaginaba todos los sitios a los que le gustaría viajar. Una de estas noches realmente deseó hacerlo, mucho más que antes. Odiaba la contaminación. Si los humanos hubieran sido más responsables, actualmente podría vivir una vida normal,
Virginia Molins, Escuelas de Artesanos
y su madre estaría viva. Estaba cansado de vivir cada día el mismo día, cada semana la misma semana, cada mes el mismo mes…
Cuando se despertó, notó que el agua se notaba más limpia. Se asomó por la ventana y vió a muchos peces jugando fuera, incluso uno que le resultaba muy familiar… ¡Era su padre!
Anchovito había viajado en el tiempo para advertir a los peces de lo que iba a suceder.
Cuando les dijo a todos lo que iba a pasar, se entristecieron mucho, pero sobre todo se enfadaron. Decidieron mudarse todos a un lugar más alejado, y construir una nueva ciudad segura para el futuro.
Cuando regresó, Anchovo y su madre Anchova le esperaban.
EL PEZ PEPE
Había una vez, un pez llamado Pepe. Vivía en el mar Mediterráneo y le encantaba jugar con sus amigos en las profundidades de este. Le encantaban los barcos, aunque sus padres no le dejaban acercarse a ellos, por si acaso lo que querían era pescar y no navegar. Pepe tenía un hermano, que por desgracia había sido cazado en una de esas pescas masivas que hacen los pescadores tan malos. El estaba triste, pero poco a poco lo iba superando. Pero… un día estaba nadando con sus amigos como cualquier otro día por las profundidades del mar, cuando de repente su padre le dijo:
PEPEEEE!!!!!!! Sube a la superficieee!!! - Pepe se extrañó, pero le hizo caso. Cuando llegó a la superficie le preguntó a su padre:
Papá, ¿qué pasa? - A lo que su padre le contestó - Nos hemos enterado de que un petrolero se ha estrellado, tenemos que irnos.
Pero, Pepe le contestó:
Papá, ¿dónde está mamá? - Su padre le dijo - Hijo, mamá llegará enseguida, tranquilo. - Pero Pepe no le creyó y le dijo - Me voy a buscarla.
Pepe se fue nadando rápidamente, su padre no pudo pararlo, cuando llegó a su casa, se encontró a su madre envuelta en una cosa viscosa, que los humanos llamaban petróleo. Pepe al verla se quedó muy triste y buscó a su padre para escaparse con él. Pero no lo encontró y una tortuga que era amiga suya le dijo que había fallecido intentando encontrarlo. Pepe se puso muy triste y decidió vengarse. Así que con sus aletas cogió una red de pesca, y la enganchó en la turbina que hacía que el barco se moviese, el barco se quedó parado. Pepe se fue y desapareció.
Cuando se despertó, notó que el agua se notaba más limpia. Se asomó por la ventana y vió a muchos peces jugando fuera, incluso uno que le resultaba muy familiar… ¡Era su padre!
Anchovito había viajado en el tiempo para advertir a los peces de lo que iba a suceder.
Cuando les dijo a todos lo que iba a pasar, se entristecieron mucho, pero sobre todo se enfadaron. Decidieron mudarse todos a un lugar más alejado, y construir una nueva ciudad segura para el futuro.
Cuando regresó, Anchovo y su madre Anchova le esperaban.
EL PEZ PEPE
Había una vez, un pez llamado Pepe. Vivía en el mar Mediterráneo y le encantaba jugar con sus amigos en las profundidades de este. Le encantaban los barcos, aunque sus padres no le dejaban acercarse a ellos, por si acaso lo que querían era pescar y no navegar. Pepe tenía un hermano, que por desgracia había sido cazado en una de esas pescas masivas que hacen los pescadores tan malos. El estaba triste, pero poco a poco lo iba superando. Pero… un día estaba nadando con sus amigos como cualquier otro día por las profundidades del mar, cuando de repente su padre le dijo:
PEPEEEE!!!!!!! Sube a la superficieee!!! - Pepe se extrañó, pero le hizo caso. Cuando llegó a la superficie le preguntó a su padre:
Papá, ¿qué pasa? - A lo que su padre le contestó - Nos hemos enterado de que un petrolero se ha estrellado, tenemos que irnos.
Pero, Pepe le contestó:
Papá, ¿dónde está mamá? - Su padre le dijo - Hijo, mamá llegará enseguida, tranquilo. - Pero Pepe no le creyó y le dijo - Me voy a buscarla.
Pepe se fue nadando rápidamente, su padre no pudo pararlo, cuando llegó a su casa, se encontró a su madre envuelta en una cosa viscosa, que los humanos llamaban petróleo. Pepe al verla se quedó muy triste y buscó a su padre para escaparse con él. Pero no lo encontró y una tortuga que era amiga suya le dijo que había fallecido intentando encontrarlo. Pepe se puso muy triste y decidió vengarse. Así que con sus aletas cogió una red de pesca, y la enganchó en la turbina que hacía que el barco se moviese, el barco se quedó parado. Pepe se fue y desapareció.
ODS .Seguimos con el agua
Viendo el problema del agua hemos trabajado el cambio de cultivos de secano a regadío en las zonas mediterráneas que incrementan los problemas que estamos sufriendo.
Aprovechamos para trabajar los alimentos, intentamos con ello que sean conscientes de que lo mejor para el planeta son los productos de proximidad, de temporada y no envueltos en plástico. Para ello hemos ido a un mercado cercano y también con la colaboración de los familiares se han realizado recetas con los productos seleccionados en un menú.
Se ha trabajado la huella de carbono algo muy importante para el planeta.
ODS alimentos para todos, agua de los océanos, agua y sus contaminantes.
https://read.bookcreator.com/1e61t57lRBexMvNoP1POhxiWJTa2/myFQryk2T4CgcOoXF0pMgA
Viendo el problema del agua hemos trabajado el cambio de cultivos de secano a regadío en las zonas mediterráneas que incrementan los problemas que estamos sufriendo.
Aprovechamos para trabajar los alimentos, intentamos con ello que sean conscientes de que lo mejor para el planeta son los productos de proximidad, de temporada y no envueltos en plástico. Para ello hemos ido a un mercado cercano y también con la colaboración de los familiares se han realizado recetas con los productos seleccionados en un menú.
Se ha trabajado la huella de carbono algo muy importante para el planeta.
ODS alimentos para todos, agua de los océanos, agua y sus contaminantes.
https://read.bookcreator.com/1e61t57lRBexMvNoP1POhxiWJTa2/myFQryk2T4CgcOoXF0pMgA